viernes, 10 de octubre de 2014

Miguel Gaya, Como el hombre aquel que leía en un libro ciego del Parque Lezama



Recuerda, Lennon…

Recuerda, Lennon, la conversación que arrojabas
desde la baranda que da al río
Decías que las canciones ocupan el espacio entero
mientras duran
Y después el silencio crece en el lugar
“De ese silencio nacen” Decías
“Son como tiros certeros al corazón”
Sacudías la cabeza para que el sueño terminara
Detrás tuyo un avión plateado
llegaba al aeropuerto
Tenías las manos sobre la guitarra. Los ojos miopes
“Estoy herido” Dijiste


El impasible cazador…

El impasible cazador que lee tus huellas
los inocentes rastros que abandonas
en el camino
sabrá donde esperarte
el exacto lugar hacia el que tus pies
te llevan sin saberlo


Sueño con el vuelo de perdices torpes…

Sueño con el vuelo de perdices torpes
Desde el pajonal
alguien oculto con certera calma
las derriba

El eco de los disparos las asusta
Las arroja volando hacia la mira


Como el hombre aquel…

Como el hombre aquel que leía
en un libro ciego del Parque Lezama
y a sus espaldas
completamente lejos de su conocimiento
esta historia se levantaba
hasta mucho más allá de las barrancas
que el río tocó una vez
he buscado fuera
y no
en el suave sonido de tu respiración
cuerpo de amor donde
no existe la duda


Vertiginoso es el paso del tiempo…

Vertiginoso es el paso del tiempo
Y crueles las marcas que dejará en tu cuerpo
Pero yo lo amo
Porque subido en él me acerco
Entre aullidos de tiempo te acompaño
Y fortalezco

Sólo esperar deshace


El ojo que miró tu cuerpo…

El ojo que miró tu cuerpo no guardó
otra cosa que materia fluyendo y ahora
la memoria del ojo no es cuerpo
sino dientes que muerden el aire
Lastimado
Verte otra vez no repite más cuerpo
que éste escapándose


Erendira la hermosa

Pájaro sin más vuelo que
el dolor
en el canto


El ciruelo

No comerás
mejor fruta
que la infancia


Acto de fe

Sospecha del ojo
porque

no hay otra cosa


Ars amandi

Como manzana
que jugosa cede
al amoroso diente

que la mata


Edificios oscuros…

Edificios oscuros Edificios oscuros
Enciéndase el combativo resplandor
del fuego
El motivo de la canción es
celebrar que exista
luces y tinieblas en la palabra
que digo



Selección de textos: Jmp. En: “Levanta contra el viento la cabeza oscura”, Ediciones de la Claraboya, 1983.-
Miguel Gaya (Ayacucho, Provincia de Buenos Aires, 1953).-

Foto: Los poetas Miguel Gaya y Jonio González en Sitges, Barcelona, 2008. Tomada de FB.-

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