miércoles, 31 de marzo de 2010

Leopoldo Marechal – El porvenir


EL PORVENIR

“Creo que actualmente hay dos Argentinas: una en defunción, cuyo cadáver usufructúan cuervos de toda índole que lo rodean, cuervos nacionales e internacionales; y una Argentina como en navidad y crecimiento, que lucha por su destino, y que padecemos orgullosamente los que la amamos como a una hija. El porvenir de esa criatura depende de nosotros y muy particularmente de las nuevas generaciones.”


Leopoldo Marechal. Buenos Aires, 11 de junio de 1900 - 26 de junio de 1970.

Foto: Leopoldo Marechal

Leopoldo Marechal – Descubrimiento de la Patria



DESCUBRIMIENTO DE LA PATRIA

1

Dije yo en la ciudad de la Yegua Tordilla:
“La Patria es un dolor que aún no tiene bautismo”.
Los apisonadores de adoquines
me clavaron sus ojos de ultramar;
y luego devoraron su pan y su cebolla
y en seguida volvieron al ritmo del pisón.

2

¿Con qué derecho definía yo la Patria,
bajo un cielo en pañales
y un sol que todavía no ha entrado en la leyenda?
Los apisonadores de adoquines
escupieron la palma de sus manos:
en sus ojos de allende se borraba una costa
y en sus pies forasteros ya moría una danza.
“Ellos vienen del mar y no escuchan”, me dije.
“Llegan como el otoño: repletos de semilla,
vestidos de hoja muerta.”
Yo venía del sur en caballos e idilios:
“La Patria es un dolor que aun no sabe su nombre”.

3

Una lanza española y un cordaje francés
riman este poema de mi sangre:
yo también soy un hijo del otoño,
que llegó del oriente sobre la tez del agua.
¿Qué harían en el Sur y en su empresa de toros
un cordaje perdido y una lanza en destierro?
Con la virtud erecta de la lanza
yo aprendí a gobernar los rebaños furiosos;
con el desvelo puro del cordaje
yo descubrí la Patria y su inocencia.

4

La Patria era una niña de voz y pies desnudos.
Yo la vi talonear los caballos frisones
en tiempo de labranza;
o dirigir los carros graciosos del estío,
con las piernas al sol y el idioma en el aire.
(Los hombres de mi estirpe no la vieron:
sus ojos de aritmética buscaban
el tamaño y el peso de la fruta.)

5

La Patria era un retozo de niñez
en el Sur aventado, en la llanura
tamborileante de ganaderías.
Yo la vi junto al fuego de las yerras:
¡estampaba su risa en los novillos!
O junto al universo de los esquiladores,
cosechando el vellón en las ovejas
y la copla en las dulces guitarras de setiembre.
(No la vieron los hombres de mi clan:
sus ojos verticales se perdían
en las cotizaciones del Mercado de Lanas.)

6

Yo vi la Patria en el amanecer
que abrían los reseros con la llave
mugiente de las tropas.
La vi en el mediodía tostado como un pan,
entre los domadores que soltaban y ataban
el nudo de la furia en sus potrillos.
La vi junto a los pozos del agua o del amor,
¡niña, y trazando el orbe de sus juegos!
Y la vi en el regazo de las noches australes,
dormida y con los pechos no brotados aún.

7

Por eso desbordé yo mi copa de tierra
y un cachorro del viento pareció mi lenguaje.
Por eso no he logrado todavía
sacarme de los hombros este collar de frutas,
ni poner en olvido aquel piafante
cinturón de caballos
ni esta delicia en armas que recogí en Maipú.

8

Guardosos de semilla,
vestidos de hoja muerta,
los hombres de mi clan ignoraron la Patria.
Con el temblor sin sueño del cordaje
la descubrí yo solo allá en Maipú.
Y de pronto, en el mismo corazón de mi júbilo,
sentí yo la piedad que se alarmaba
y el miedo que nacía.
“La Patria es un temor que ha despertado”,
me dije yo en el Sur y en su empresa de toros.
“Niña y pintando el orbe de su infancia,
en su mano derecha reposa la del ángel
y en su izquierda la mano tentadora del viento.”
El temor de la Patria y su niñez
me atravesó encostado (la cicatriz me dura).

9

Tal fue la enunciación, el derecho y la pena
que traje a la Ciudad de la Yegua Tordilla.
Y así les hablé yo a los inventores
de la ciudad plantada junto al Río,
y a sus ensimismados arquitectos,
o a sus frutales hombres de negocio:
“La Patria es un dolor en el umbral,
un pimpollo terrible y un miedo que nos busca.
No dormirán los ojos que la miren,
no dormirán ya ell sueño de los bueyes.”
(Los apisonadores de adoquines
masticaban su pan y su cebolla.)

10

Y así les hablé yo a los albañiles:
“La Patria es un peligro que florece.
Niña y tentada por su hermoso viento,
necesario es vestirla con metales de guerra
y calzarla de acero para el baile
del laurel y la muerte”.
(Los albañiles, desde sus andamios
hacían descender cautelosas plomadas.)

11

Y dije todavía en la Ciudad,
bajo el caliente sol de los herreros:
“No solo hay que forjar el riñón de la Patria,
sus costillas de barro, su frente de hormigón:
es de urgencia poblar su costado de Arriba,
soplarle en la nariz el ciclón de los dioses.
La Patria debe ser una provincia
de la tierra y del cielo.”

12

Me clavaron sus ojos en ausencia
los amontonadores de ladrillos.
Los abismados hombres de negocio
medían en pulgadas la madera del norte.
Nadie oyó mis palabras, y era justo:
yo venía del Sur en caballos y églogas.

13

Y descubrí en mi alma: “Todavía no es tiempo:
no es el año ni el siglo ni la edad.
La niñez de la Patria jugará todavía
más allá de tu muerte y la de todos
los herreros que truenan junto al río.”

14

La Patria no ha de ser para nosotros
una madre de pechos reventones;
ni tampoco una hermana paralela en el tiempo
de la flor y la fruta;
ni siquiera una novia que nos pide la sangre
de un clavel o una herida.

15

Yo la vi talonear los caballos australes,
niña y pintando el orbe de sus juegos.
La Patria no ha de ser para nosotros
nada más que una hija y un miedo inevitable,
y un dolor que se lleva en el costado
sin palabra ni grito.

16

Por eso, nunca más hablaré de la
Patria.



De Heptamerón II (La Patriótica), 1960. En “Poemas de Marechal”, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1966.

Leopoldo Marechal. Buenos Aires, 11 de junio de 1900 - 26 de junio de 1970.

Fotos: Leopoldo Marechal

martes, 30 de marzo de 2010

Roque Dalton – Por qué escribimos


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POR QUÉ ESCRIBIMOS

Uno hace versos y ama
la extraña risa de los niños,
el subsuelo del hombre
que en las ciudades ácidas disfraza su leyenda,
la instauración de la alegría
que profetiza el humo de las fábricas.

Uno tiene en las manos un pequeño país,
horribles fechas,
muertos como cuchillos exigentes,
obispos venenosos,
inmensos jóvenes de pie
sin más edad que la esperanza,
rebeldes panaderas con más poder que un lirio,
sastres como la vida,
páginas, novias,
esporádico pan, hijos enfermos,
abogados traidores
nietos de la sentencia y lo que fueron,
bodas desperdiciadas de impotente varón,
madre, pupilas, puentes,
rotas fotografías y programas.
Uno se va a morir,
mañana,
un año,
un mes sin pétalos dormidos;
disperso va a quedar bajo la tierra
y vendrán nuevos hombres
pidiendo panoramas.
Preguntarán qué fuimos,
quiénes con llamas puras les antecedieron,
a quiénes maldecir con el recuerdo.
Bien.
Eso hacemos:
custodiamos para ellos el tiempo que nos toca.


Roque Dalton García (San Salvador, El Salvador, 14 de mayo de 1935 - 10 de mayo de 1975)
-
Gracias a Mercedes Centena que nos acercó este poema del maravilloso Dalton.
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Foto: Roque Dalton
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lunes, 29 de marzo de 2010

Sudamérica



SUDAMÉRICA

Algo se está gestando,
Lo siento al respirar,
Es como una voz nueva
Que en mí comienza a hablar.

De pronto en el planeta
Va quedando un lugar,
Donde los hombres podrán
Seguir creciendo en paz.

Con su selva y su pampa
Y su cordillera,
El nuevo continente
Pronto va a despertar.

Quizás los nuevos Incas,
Quizás la nueva luz,
La hora prometida
Pronto va a comenzar.

Sudamérica...

Algo se está gestando,
Lo siento al respirar,
Es como un viento nuevo
Que nos reunirá.

Sin personalidades,
Sin armas, ni color,
Es como un sentimiento,
Es como un nuevo Sol.


Letra y Música: Gustavo Santaolalla .
En LP “Sudamérica o el regreso a la Aurora”, 1972.


Arco Iris: Gustavo Santaolalla (guitarra y voz), Ara Tokatlian (vientos y voz), Guillermo Bordarampé (bajo), Horacio Gianello (batería y percusión), y Danais Winnycka (Dana) (guía espiritual).

domingo, 28 de marzo de 2010

Francisco Madariaga – El verdadero país



EL VERDADERO PAÍS

¿Es otra la alegría?
Por las veredas ardientes de pronto me estremezco de mi armonía en este instante.
¿Qué atentado lúgubre arroja al equilibrio de su claro destino?
¿Qué mecánica de orden inclemente y perfecto sonido,
qué irrupción metálica de golpe nos devuelve a la sombra de las canallas herencias de sol negro?
Tiembla el asilo de la vida.
Virtuoso bebedor del agua del diamante, tiéndete a bramar contra el enorme globo rojo de la idea:
Ese tambor de sangre es tu país.


En “El pequeño patíbulo”, Letra y Línea, 1954

Francisco Madariaga (Buenos Aires, 1927-2000)

Foto: Tapa libro, Jmp
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sábado, 27 de marzo de 2010

Mario Trejo – Para partir, para llegar



PARA PARTIR, PARA LLEGAR

También aquí se quiso huir
dejarlo todo atrás
reanudar el silencio
desbaratar una copiosa primavera
pasar por alto algo más todavía

Pero muchos han pasado por este poema
con muertes y orgasmos
amores y guerras
soledad y dictadores

El tiempo es una paciencia
largamente presentida
y elástica

Ya no hay tiempo que perder
en mitos y melancolías

Ya no es tiempo de perder


En “El uso de la palabra. Antología personal”, Ediciones Colihue, 2004.
Mario Trejo, ¿La Plata?, 1926.
Foto: “Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia en Plaza de Mayo”, Jmp

miércoles, 24 de marzo de 2010

Julián Axat – Todos los años




TODOS LOS AÑOS…


todos los años
ese día
a la misma hora
sueño
viajo al pasado
una hora exacta antes de que caigan
me veo a mi mismo de siete meses
en los brazos de mamá
desesperado
les cuento de su destino
hay que irse rápido les digo
quedan pocos minutos
no vacilan
no se inmutan
llegamos a discusiones acaloradas
no hay caso pienso
se quedan
antes de volver me entregan al
niño
cuidálo
y vuelvo con él en brazos
sin rescatarlos
ni siquiera de los sueños



Julián Axat, poeta y abogado, nació en La Plata el 3 de agosto de 1976.

Fotos: Ana Inés Della Croce y Rodolfo Jorge Axat, los padres de Julián, militantes populares secuestrados el 12 de abril de 1977 en La Plata. Están desaparecidos.

martes, 23 de marzo de 2010

24 de marzo

Francisco Urondo – ¿Soy el Poeta de la Revolución?



¿SOY EL POETA DE LA REVOLUCIÓN?

¿Soy el Poeta de la Revolución
acaso, como dice
por ahí –bromeando–
un compañero de cárcel? No. El poeta
de la Revolución es el Pueblo; pero el
pueblo concreto, de persona a
persona; el Viejo Ponce que
ayer cumplió años y casi
le revienta el corazón de alegría
cuando le cantaron La Marchita
Revolucionaria del Pueblo. La cantaron
como si fuera el Happy Birthday, y se fumó
un habano legítimo, regalado
por Fidel al Chicho, y por éste a
un amigo, y del amigo a mí y de mí al Viejo
Ponce, por la Gracia Divina. Ponce,
el viejo gladiador peronista,
es el Poeta de la Revolución.



En: “Obra poética”. Cuidado de la edición y prólogo de Susana Cella, Adriana Hidalgo Editora, 2006 (incluido en “Cuentos de batalla”, 1973-1976)
Francisco “Paco” Urondo nació el 10 de enero de 1930 en Santa Fe. Murió en Mendoza, combatiendo a la dictadura cívico-militar, el 17 de junio de 1976.
Foto: Paco jugando en la orilla del río. En “Francisco Urondo. La palabra en acción. Biografía de un poeta y militante”, Pablo Montanaro, Homo Sapiens, 2003.

lunes, 22 de marzo de 2010

Francisco Urondo – Garza mora y El tiempo sigue



GARZA MORA

una nube blanca
roza los vidrios
y pasa

una bandurria, enamorada
esgrimiendo
sus plumas grandes
de mujer

un bañado intenso
y largo
reflejando el rostro
que quisieras
mirar

y los pasos
en las aguas espesas
hundiéndose
en los charcos
y en la aprensión

vida linda y fuerte
ésta
vida grande
difícil de vivir


EL TIEMPO SIGUE

la tarde se va
y los colores
y el agua
y ese aire
entre nosotros
ese soplo
que nos rodeaba

cómo vivir
sin ese sol
con este desaliento

qué penoso hablar
tocar un árbol

qué veremos después
más hermoso y más lento



En: “Poemas”, Colección La Honda Casa De Las Américas, Cuba, 1984 (incluido en “Lugares”, 1956-1957)
Francisco “Paco” Urondo nació el 10 de enero de 1930 en Santa Fe. Murió en Mendoza, combatiendo a la dictadura militar, el 17 de junio de 1976.
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domingo, 21 de marzo de 2010

Dardo Dorronzoro – Los buenos tiempos



LOS BUENOS TIEMPOS

Antes, en los buenos tiempos,
salíamos mi perro y yo y algunos amigos,
a esperar las cinco de la mañana, a esperar el sol,
a esperar las nubes rosas con jirafas,
a esperar un canto de gallo, un pedazo de viento,
y nos poníamos cada uno un gorrión sobre la cabeza
para que la gente fuera más feliz camino al trabajo,
para que los vendedores y compradores de almas se arrojaran al río
todos juntos, o todos oscuros,
y los chicos merodeadores de mendrugos y las muchachas
nos saludaran sonriendo,
y el mundo fuera así menos estúpido,
con menos bebedores de sangre en cada chimenea.


TODAS LAS MAÑANAS

No me cortarán el viento de los ojos,
yo te digo;
no me cambiarán de azul la torre de los pinos,
ni manejarán palomas con las nubes de mis dedos.
Yo soy todas las mañanas de los hombres, te digo,
todos los inviernos, todos los eneros,
yo soy una sangre perdida en la calle más antigua,
una espuma de llanto y una tos en los jergones;
yo soy para siempre en mi último camino.


MIENTRAS ME MATAN

Comenzaron a matarme de a uno hace muchos siglos,
después de a setenta, después de a quinientos,
hay que ver cómo me matan ahora de a miles en cada esquina,
en cada feriado,
cómo fabrican sueldos y galones con los huesos que me quedan,
cómo fabrican calabozos para poner algún rincón de mis pantalones,
y cómo se turnan entre gordo y gordo para
ver de qué ojo muero primero,
pero resulta
que cada vez soy más uno de los otros,
uno de los que nacen y renacen y vuelven a nacer entre los fuegos,
que cada vez tengo más luz, más pájaros, más flores en la puntería,
que cada vez
me soporto más elegantemente entre los fierros y los veranos,
y hay veces que me pregunto —me digo para mí— si ellos
no harían mejor en cambiar de uñas y de cuentas,
de andar de peldaño en peldaño hacia abajo de las luces,
o en comprarse una sangre nueva, una sangre más limpia
para usar en feriados y domingos.



En Viernes 25, Editorial Letras, México, 1989

Dardo Sebastián Dorronzoro, poeta, escritor y herrero, nació en San Andrés de Giles (provincia de Buenos Aires) el 14 de julio de 1913. Fue secuestrado en Luján el 25 de junio de 1976. Desde entonces, está desaparecido.
Foto: Jmp, contratapa libro, Dardo Sebastián Dorronzoro

sábado, 20 de marzo de 2010

Tilo Wenner – Variaciones sobre un mismo tema con notas discordantes



VARIACIONES SOBRE UN MISMO TEMA CON NOTAS DISCORDANTES
(Fragmento)

Me gusta entrar con el puñal en el sueño,
ahora es un sueño con cuerpo humano dormido:
entrar con mis hienas
y asesinarte los rumores del día siguiente.
¡Es tan dulce recoger el aire
cuando la espuma se ha ido!
El mundo en que estoy es una bolita olorosa de saúco
pendulando en la vieja cáscara de un barco
cuyos apetitosos frutos nunca maduran.

Los poetas han perdido un tiempo irreparable
comparando la vida a un río
y también al revés
y es cierto que son la misma cosa
y ambos otra,
todo podría arreglarse con un golpe
de cuchillo o navaja bien afilados.
¡La eternidad es un tacho de basuras,
todo cae en ella,
siempre vaciándose y volviendo a llenarse
cansadora tarea esta repetición insaciable!


De “Cantos a mi amiga loca”, 1957. En “La poesía del cincuenta”. 
Selección, prólogo y notas de Daniel Freidemberg, Centro Editor de América latina, 1981.
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Tilo Wenner nació en General Galarza, Entre Ríos, en 1931. Publicó los siguientes libros de poemas: “La pasión rota” (1957), “Cantos a mi amiga loca” (1957), “Kenia” (1958), “Magnético” (1959), “Faz de cordi” (1959), “El pie del vacío” (1960), “Pájaro inteligible” (1960), “Uhr” (1960), “Transmutación” (1961), “El libro de vidrio” (1963), “La libertad, la amistad, el amor” (1964), “Algunas máquinas imperfectas” (1969) y “Límite real” (1972). Fue secuestrado el 26 de marzo de 1976 por un comando dirigido por el comisario Luis Patti. Sus restos fueron inhumados a principio del mes de noviembre de 2009, luego de ser identificados por un equipo de antropología forense.

Foto: Tilo Wenner
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viernes, 19 de marzo de 2010

Raúl Gustavo Aguirre – Asteroides (4)


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OLAS, 3 (1962-1969)


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Un vínculo más con la vida, un vínculo menos con aquello que la encierra y la cubre con una alfombra en esta casa impecable y desierta donde discuten los amos de un país que les paga y los ignora.

*
Ninguna ventaja sino el cielo.

*
Camino con mis contrarios, a rostro descubierto.

*
El poeta prefiere la selva de la confusión al largo muro de la simplicidad asesina. En su cabeza cruje la noche constelada, pero su corazón es lúcido. (Su corazón razona, su cabeza es sensible: para el poeta la realidad es un rumor.)

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En: “Asteroides (1952-1975)”, Botella al Mar, 1999
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Raúl Gustavo Aguirre (Buenos Aires, 2 de enero de 1927 - 18 de enero de 1983)
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miércoles, 17 de marzo de 2010

Miguel Russo – Papeles del amor y Cuando Cynthia abandonó la casa


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PAPELES DEL AMOR

llevábamos
32 semanas de casados
cuando aquella noche en la cama
ella me dijo que veía a otro tipo

estuvo cerca de media hora
– sin contar las disculpas –
tratando el tema
y sinceramente
se parecía demasiado
a una clase preparada
de las que solía ofrecer
en la secundaria
hasta quedarse callada

pensé la solución a ese problema
hasta sentir al perro
ladrarle al primer trabajador
que pasaba delante de nuestra puerta

entonces tomé el último sorbo de vino
apagué el noveno cigarrillo
me di vuelta
y dormí
el sueño de los justos

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CUANDO CYNTHIA ABANDONÓ LA CASA

a rodrigo fresán

el día que cynthia abandonó la casa
pensó: bueno/en realidad
sólo es otra manera de cubrir el silencio
y no volver a llamar a cada cosa NUESTRA

guardó todas sus historias de amor en una caja
y los zapatos nuevos de hace apenas cinco años
en una bolsa de nylon transparente

hace bastante tiempo que creí volverme loca
dijo en voz muy baja mientras reía sin ganas
y se adueñaba de objetos ridículos
como un lapicero
un pedazo de vidrio verde y sin forma
una lata vacía de cerveza alemana
un libro ajado de la yourcenar

debe tener algunos viejos amigos en la agenda
aquellos de los buenos tiempos
aquellos que nunca preguntan
y doblaba el vestido azul a rayas

el día que cynthia abandonó la casa
tiró a la basura un papel amarillento con una firma
sin tener idea de a quién pertenecía
sólo se dejó llevar a la cocina
abrió la puerta de debajo de la mesada
y embocó sin agacharse el bollo de papel
entre los restos de la cena y un cartón de leche

se marchó a las once y media de la mañana
en un rastrojero de fletes al instante
pintado de naranja
justo antes que llame del trabajo su marido
y después de romper con un martillo
(golpe certero/preciso/único)
las cinco macetas con plantas
dejando desparramada la tierra por todo el balcón

De “Ninguna noche en Storyville”

En: “Naranjos de fascinante música. Poesía contemporánea de amor en La Plata”, Libros de la talita dorada, 2003.

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Miguel Russo, escritor y periodista, nació en Buenos Aires en 1956. Vive en City Bell. Publicó dos libros de poemas: “7 y 3” (1989) y “Ninguna noche en Storyville” (1991). Es autor, además, de las novelas “Perder la historia” y “Babel”, y del libro de cuentos “Un lugar como cualquier otro”.
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En la imagen, fotografía de Rachel Weisz, obra de James White. Museo Thyssen-Bornemisza.
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martes, 16 de marzo de 2010

Marcos Silber – Historias y Hormigas


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HISTORIAS

A la misma hora en que Nancy (Navaja Loca)
se colgaba del tirante en el retrete del prostíbulo
(Tanguito) Goyo se bajaba del camión
como quien se baja de la vida
y se metía una de 38 largo contra el fondo de la boca.
Nadie lo hubiera presagiado.
A la misma hora en que (Mechita) Hernández
se tajaba las venas
después de ponerle fuego a los cuatro chicos
y a los cartones de la casilla
el (loco) Jorgito se acostaba al paso del tren
porque perdió la apuesta y “la palabra es la palabra”.
Nadie lo hubiera presagiado.
A la misma hora en que Rita (La Araña)
se pulverizaba las tripas con un brebaje de adiós
el viejo Carmelo mandaba detenerse a su sombrío corazón.
Nadie lo hubiera presagiado, menos aún
que tanta catástrofe, tanto maleficio
acudiera a la misma hora
de un benévolo día de otoño tan espléndido de luz.

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LA HORMIGA

Al borde del baldosón (la frontera de su llanura)
a un paso del abismo se detiene.
Duda, aunque no más de lo debido;
viene del infierno del suceso de la gente.
No vacila más y entra al vacío
después de poner hacia atrás
una última –humana– mirada de compasión.


En: “Primera persona”, Ediciones del Mono Armado, 2004
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Marcos Silber nació en Buenos Aires en 1934
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Foto: “Ceniza” Jmp
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domingo, 14 de marzo de 2010

Alfredo Veiravé – El sapo



EL SAPO

Toda la poesía está “henchida de dobles sentidos”
que resultan imposibles traducir:
Li Po en el otoño del 724 D.C. escribe un poema de 14
versos sobre un eclipse lunar, causado, según la tradición china
por un batracio que vive en la luna y que de cuando en cuando
devora un trozo del astro.
El Emperador y la Emperatriz en el poema son el Sol y la Luna.
En el poema de Li Po, la luna representa a la Emperatriz y el
Sapo a una favorita del Emperador; en el poema
el árbol que no da frutos denuncia la esterilidad de la Emperatriz
y el sapo
las noches de amor de la cortesana, la parte
que se comen mutuamente los amantes.
Toda la poesía está henchida de dobles sentidos,
por eso se sigue utilizando al sapo en las pruebas de embarazo.





En “Historia natural”, Editorial Sudamericana, 1980.
Alfredo Veiravé nació en Gualeguay, Entre Ríos, en 1928; y murió en Resistencia, Chaco, en 1991.
Foto: Jmp

sábado, 13 de marzo de 2010

Néstor Tellechea – Por semejanza y Detalle



POR SEMEJANZA

acá

temprano

casi
como ausente

sin más preguntas
porque
por ahora
cualquier duda
no puede ser otra cosa que
un lugar sin espacio

certeza
estallando
en su mudez

movimientos
continuos

todo
un
otro
mismo
mundo
o
yo…

imaginado como
un hilo de palabras que se tensa
entre lo visto
y lo que no dejo de sentir…

la luz
es
una
piel
revolución
de su poesía…


DETALLE

veinticinco años
que no estoy frente a él…
que no lo presencio
entonces esa especie de
región pesada
el mar
vuelve
solamente desde mí
como si lo llamara
usando un poquito de otro yo
de mí
como una voluntad de él
como incidente

y después se desvanece
se va

y me obliga
a reunirme
de nuevo
otra vez
por ejemplo
ahora
con éste...

mi gran ruido
de hombre común…


Néstor Tellechea nació en Quilmes en 1962. Estos poemas pertenecen al libro "Cosas", inédito.
Foto: Jmp

jueves, 11 de marzo de 2010

Miguel Ángel Bustos – Fragmentos de “Visión de los hijos del mal” (3)



FRAGMENTOS

27
Una vez, al mirar por una ventana entré en un sueño. Las cosas, los seres y la luz ante mis ojos tomaron la maravillosa forma del sueño. Se cubrieron de una niebla dorada y triste. Sobre todo y todos había un gran silencio. He quedado preso sumergido, alucinado por esta luz y este viento que vienen de un abismo desconocido. ¿Querrá alguien cubrir con una boca desesperada, con unos ojos vacíos el portal que da a la vigilia? ¿Querría, quien sabe quién, si yo se lo pido tiernamente, degollar el día?

28
Rosas de futuras primaveras, atención que me llevo el sol.

29
Silencio. Te están oyendo los muertos.

30
¿Dónde he visto coagularse la plata? En la noche de Obsidiana.

31
Santa Basílica del Demonio, lleva aromas al ras sobre los niños. Invierte sus Paraísos Perdidos. Que vuelvan a la vieja leyenda mortal.

32
Abro la puerta y desde el fondo esmaltado de nieve y oxígeno brotan los sueños desmelenados.

33
Ella, y ausente la siento. Vos, que has elegido la noche para hundir tu cuerpo en el agua oscura. Asumes, mi amor, la sombra terrible de la inmaculada luna.

34
Fuera de estos signos lejos, toco una boca que inventa los signos. Esos ojos en carne viva del recuerdo.

35
Voy a tomar tu cuerpo para lavarlo de las pieles, la milenaria epidermis que te llevan al misterio. Cuando te sienta pura, del color del agua que tiembla en los sueños, besaré tu sexo para que el pez de oro sea el grito que cierra tus labios.

36
Tiene blancas columnas y puertas enormes negras allá, donde he dejado arrodillado el llanto.
Hablo del País del Sueño que levanta su mar y su rama en la que leve trama de mi frente dormida.

37
Tu campo lo siento.
Tienes carne de cobalto, boca de fuego, tu memoria una selva de cristales.
Yo soy tu mar.
Yo soy tu ahogado que clama en el abismo del tiempo.

38
Escucha amanece. Escucha me muero.

39
¿Qué busca la muerte? Mi memoria.

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En: “Visión de los hijos del mal (1965-1967)”, Editorial Sudamericana, 1967.
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Miguel Ángel Bustos nació en Buenos Aires el 31 de agosto de 1932. Poeta, secuestrado y desaparecido por la dictadura militar el 30 de mayo de 1976.
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Foto tapa: Jmp
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miércoles, 10 de marzo de 2010

Julián Axat – Gui Rosey


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GUI ROSEY
(Fragmento)

Pienso en Gui Rosey
y evoco a los nuestros que también se los tragó la tierra
o la tierra que les tiraron encima/
sin saber si habían muerto
a los contratados para encontrar su tumba
pienso en Bolaño que también buscó a Gui Rosey
y nosotros lo copiamos para buscar las tumbas de los nuestros
Marsella siempre la misma
inmigra o emigra la hormiga argonauta que lleve su nombre
el dato preciso para dar con cadáver/cuerpo bellosinio
cometa atrapado para siempre/en las fauces de una ostra
traficantes de diamantes encienden flores
Rimbaud también desaparece en Marsella/con la garganta seca/podrida
el murallón de su rostro/el poeta surrealista de 1941
el poeta de 2008 que lo busca
puerta asimétrica abriendo dimensiones opuestas
cuántos vinieron tras el misterio
cuántos se perdieron/y nada…
sólo un nombre en los anales de la poesía
ni una pista en la ciudad que lo lleve
al sitio del derrumbe/de la perdida
el puerto estalla de noche sin viento
hace más de 50 años el mismo ojo rasante
el que se escapa de tanta tristeza
Marsella es menos real ahora que antes
se pregunta la pleamar que se lo haya tragado
la nube o habitación vacía que consume flores
amigos/monstruos/cielo de palabras rastros
observa los mismos astros que él observó en el puerto
aspirar en éxtasis el sepia del agua
cuál es la gota que pudo rozarlo/te prohíbo salir le dijo
puedo verlos partir al amanecer
a babor armaban cadáveres exquisitos
para importar al norte estribor
de eso vivirían por unos años
el barco y ellos en el horizonte
festejaban la resistencia inconclusa
aquello/que debería ser hecho por todos


hoy estuve todo el día
dando vueltas sobre lo mismo
qué distancia separa
la violencia política
de la violencia poética

me fui encontrando
gente
con la misma obsesión que yo
sea por desgracia o aventuras
tiraban sus ojos a rodar por el suelo
y embadurnados de costra
los querían lavar
para intentar ver todo de nuevo
encendían el fósforo
e iban mirando como se apagaba sólo
hasta quemarse las yemas
para luego dejarlo al olvido


y entonces salíamos a recorrer el mundo
en búsqueda de lo mismo
un fuego
una lepra
ya no la revolución
cómo llamar a esta secta
de versos torturados
reescritores de rastra afilada
juntando la rémington
sobre la mesa de disección
un paraguas y la piel del tabicado

¿se puede picanear un poema?
conjeturo que sí
conozco a varios poetas torturadores
tan letrados que son
tan autoridad
y pesados- de la vieja guardia
los poetas torturadores te meten corriente
en las pelotas y las tetillas del verso que justo
tenías en la punta de la lengua
y violan tus pasiones hasta sacarte lo mejor
(ni épica te queda)
par-a-ta-xis
y sale eso que no podías decir porque te dolía
porque vos la poesía la hacías con risa/alegría
pero ellos todavía creen en el suplicio creativo
y dale con la maquinita inspiradora que chupa y chupa


pienso en las últimas palabras
de los poetas humildes/ miserables/ menores
desterrados/deambulantes/caídos o vivos/desaparecidos
conspiran una voz que desconozco
están hablando de nosotros
bien bajito
hablan de nosotros
ojos blancos ácidos
los ojos luces
los ojos sucios que/reptan
por el piso de la noche
aire ya sin mallas


entonces sonrío
nos reímos todos
el arpegio
la comisura
y ellos pensando
que la revuelta puede ser algo simple
o acaso caber en nuestra sonrisa
ellos
en nuestra sonrisa
¡qué joda!
qué nostálgico el chico…


no hay punto de madurez
en el que las civilizaciones envejecidas
las extremas generaciones
militaricen los rayos
los vacíen de luz
hagan del verso una piedra


o acaso los poetas
no fosilizan sus versos
cuando ya no tienen nada que decir
...

Gui Rosey nació en Paris el 27 de agosto de 1896. Colaboró con los Surrealistas desde 1932. Fue visto por última vez en Marsella en 1941, entre los surrealistas refugiados que esperaban partir de Francia. Desde entonces no se tuvo más noticias de él.” Aldo Pellegrini. Antología de la Poesía Surrealista.
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En: “Ylumynarya”, Libros de la talita dorada / Colección los detectives salvajes, 2008
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Julián Axat nació en La Plata en 1976. Publicó en poesía: “Los albañiles” (La Plata, 1994), “Peso Formidable” (Zama, 2003), “Servarios” (Zama, 2005), “Médium” (Paradiso, 2005), e “Ylumynarya”. Vive en City Bell.
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martes, 9 de marzo de 2010

Roxana Páez – Lo iluminado débilmente en “Fogata de ramitas y huesos”


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LO ILUMINADO DÉBILMENTE

Mínimas partículas sólidas que se mezclan con gas
y suben al cielo,
de un objeto que llega
a temperatura muy alta
o se quema,
como el humo de una vela, de un volcán
o de la chimenea de un barco:
espeso, opaco, ligero, a veces azulado.

O las volutas del humo acre de un cuerpo,
como símbolo de una infinitud
en humaredas estatales.
El smog en la historia de otra ecología.

Pero el hombre no es hijo de aquel vapor fúnebre
que sale de un agujero.

Nubes que hacen toser, llorar y morir.
Más humo negro que nube.

Por una predilección evanescente,
el humo pasa por el agua perfumada
de un narguile,
como esta palabra.
Ésta que voy a escribir sobre la orilla
de la intimidad
que sahúma
como una rosa
el papel blanco y la pantalla blanca.

Una fogata en la calle acompañó el ruido de los metales.

Una riqueza que aparece y se va
al cabo de la mañana
en el cielo de La Plata.

Ya estamos pisando la tierra perfumada.

La gente marcha por la calle 7
y su desesperanza puede
hacerla avanzar
en la forma indecisa de un incendio.

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En: “Fogata de ramitas y huesos”. Este libro de Roxana Páez , poeta y ensayista platense residente en Francia, acaba de recibir el Premio Internacional de Poesía “Juan Laurentino Ortiz” 2009, otorgado por la “Biblioteca Alternativa Tilo Wenner” y la Asociación Civil Metamorfosis, con el apoyo del Área Articular y la Casa de la Cultura de Entre Ríos.
Otro poeta de La Plata, Eduardo Rezzano, recibió la “2º Mención de Honor”, por su libro “Gato Barcino”.
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Más poemas de Roxana Páez en POESÍA LA PLATA
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Foto: Archivo de la talita dorada
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Daniel Battilana – Dos poemas



TOMO MATE...

Tomo mate, me presunto.
El mate ahoga la nitidez del sueldo,
la nítida monogamia del recuerdo.
El mate deja ver malos a los nítidos, la yerba
hace temer a la vida el merecerla.

Tomar mate nos pone tibios
y nos alumbra en la repetición.

Las correcciones hacen lo mismo,
ofician con deslumbramientos.

El mate, cuyo poema es el nunca,
humaniza la verdad de la noche.
Yo reparo (toda mi vida es un reparo)
haciendo un hueco y aparece tu espuma.

El mate me enhiesta
me viga en el agua del tuyo.

2010


VINILO

En el borde de los discos
se acumula cierta costra
considerada el principio de todo.

Hay una memoria en este daño
adulterada por los dedos.

Con menos de dos gramos
el diamante hiende a tropiezos el surco
y no derriba la cascarita.

Hace un rato Bobby Jacket y Jack Teagarden
se peleaban en esta escama del vinilo.

Con mi viejo mareábamos a 33
uno de Hernán Oliva, papá
me preguntaba si creía en
la muerte después de la vida;
no quise decirle que a su edad
los discos giran con la de Cristo y
a la mía, todo escudo negro
que fermenta rayaduras
se parece a la eternidad.

Yo dejé de ser eterno
al nacer mis hijos,
fui entonces el principio de todo.

2008


Daniel Alberto Battilana nació en Buenos Aires en 1962. 
Es músico, poeta, narrador y ensayista.

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lunes, 8 de marzo de 2010

Mario Trejo – A un peronista



A UN PERONISTA

Este hombre conocía todos los amaneceres del mundo.
La cara recién afeitada rumbo al trabajo
el paso miserable y caviloso
del borracho que volvía.

En esos límites había visto
el brillo fugaz e inatacable
del cuchillo que se hunde en la ingle.
Había visto correr la sangre lúcida y espesa
chupada por la ropa.
Conoció la bravura y el miedo
la debilidad que te aprieta el estómago
y el odio en los ojos abiertos y ciegos.

Este hombre creyó porque lo necesitaba.
Creyó creer porque el país se lo reclamaba.
Este hombre fue convocado por banderas y bombos
y también fue a gritar sin que lo llamaran
atravesando un diluvio.
Respiraba la ilusión de su libertad
y ante sus ganas todos los espacios se hacían cívicos.
Resistió en plazas y aeropuertos y le tocó ver y sufrir
una matanza colectiva en un día que él soñó feliz.
Volvió a atravesar el barro y la lluvia
soportó días y noches sin dormir
siempre bajo la lluvia para decirle adiós a Evita y al Viejo.

Este hombre tiene derecho a estar equivocado.
Este hombre tiene todos los deberes de quien se ha equivocado.



En: “El uso de la palabra. Antología personal”, Ediciones Colihue, 2004
Mario Trejo, ¿La Plata?, 1926
Ilustración: Daniel Santoro “Lucha de clases 1”. Carbón sobre papel 150 x 140 cm, 2008

domingo, 7 de marzo de 2010

Leonard Cohen – Abrí las ventanas y otros poemas de “La energía de los esclavos”


BIENVENIDA A ESTAS LÍNEAS


Bienvenida a estas líneas.
Hay una guerra en marcha,
pero trataré de que te encuentres a gusto.
No sigas mi conversación,
es sólo nerviosismo.
No hice el amor contigo
cuando éramos estudiantes del Este.
Desde luego que la casa está cambiada,
el pueblo será ocupado dentro de poco.
He retirado todo aquello
que pudiera servir al enemigo.
Estamos solos
hasta que cambien los tiempos
y todos aquellos que han sido traicionados
regresen, como peregrinos, a este momento,
en que nos negamos a darnos por vencidos
y a llamar poesía a la oscuridad.



Abrí las ventanas,
la luz bañó este poema.
iluminó en nombre de una persona
torturada en una terraza
que da a una calle muy conocida.
Juré por la luz del sol
vengar sus pies rotos.



Abrí las ventanas,
la luz bañó estas líneas
(que están incompletas).
Iluminó dos palabras
que tendré que borrar:
el nombre de una persona
torturada en una terraza
que da a una calle muy conocida.
Juré por la luz del sol
seguir su consejo:
suprimir de mis versos toda evidencia,
olvidarme de sus pies perforados.



Me gustaría leer
uno de los poemas
que me arrastraron a la poesía.
No recuerdo ni una sola línea,
ni siquiera sé donde buscar.

Lo mismo
me ha pasado con el dinero,
las mujeres y las charlas a última hora de la tarde.

Dónde están los poemas
que me alejaron
de todo lo que amaba

para llegar a donde estoy
desnudo con la idea de encontrarte.



Nunca supe
hasta que te diste media vuelta para irte
que tenías el más perfecto de los culos.
Perdóname
por no haberme enamorado
de tu cara ni de tu conversación.



En “La energía de los esclavos”, traducción de Antonio Resines (no bilingüe). 
Visor. Alberto Corazón, editor, Madrid, 1974

Leonard Cohen nació en Montreal, Canadá, en 1934.

Foto: Leonard Cohen
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sábado, 6 de marzo de 2010

Leonard Cohen – Marruecos y otros poemas de “La energía de los esclavos”



YO SÉ QUE NO HAY CIELO NI INFIERNO


Yo sé que no hay
cielo ni infierno.
Sé que estamos en 1967.
Pero estás durmiendo, has dormido
con algunos de mis amigos.
No es simplemente algo que querría saber,
es lo único que quiero saber
no me interesa el misterio de Dios,
ni quiero saber nada sobre mi mismo,
ni si yo soy el de verdad.
La única sabiduría que quiero poseer
es saber si
estoy solo o no en tu amor.



Hago esta canción para ti,
Señor del Mundo,
que lo tienes todo,
menos esta canción.



Se sentó al piano
la más bella pianista del mundo,
vestida con una bata de fotógrafo.
Yo estaba hojeando las páginas amarillas
de mi viejo corazón de esclavo
en busca de algo mejor que la gratitud.
Cuando sobre la parte mucosa ella colocó
el más pequeño y majestuoso barco de vela
que jamás haya devuelto el mar.
Diciendo: A veces estoy contigo,
a veces tengo que ir donde
el hombre es un extraño a su dolor.


MARRUECOS

Invité a cenar a un hombre.
No quiso mirarme a los ojos.
Comió en paz.



Encerraron a un hombre
que quería dirigir el mundo.
Los muy idiotas encerraron
al que no era.


ESCRITO AL OÍR QUE ALLEN GINSBERG BESÓ A IRVING LAYTON EN UNA LECTURA DE POESÍA EN TORONTO

No es por asustarte, Irving,
pero me he enterado
a través de un amigo,
del difunto poeta irlandés,
que poco después
de haber recibido
la bendición de
Allen Ginsberg,
Patrick Cavanagh murió.



En “La energía de los esclavos”, traducción de Antonio Resines (no bilingüe). Visor. Alberto Corazón, editor, Madrid, 1974
Leonard Cohen nació en Montreal, Canadá, en 1934.
Foto: Leonard Cohen.

1970

Alberto Luis Ponzo – Algunos poemas inéditos de “Alba”


“Todo está / en nosotros / hoy / en nuestro todo”
Alba Correa Escandell


“No damos a la vida / nada que olvide / su nacer”
A.L.P. (1989)


EL PAISAJE…

El paisaje
entra por la puerta del cielo
apoderándose de árboles
en una costa apaciguada

ramas y flores
hablan con el aire

arranco palabras
de su propia identidad

LÍMITES GRISES…

Límites grises
donde se quiebran los deseos

nombres adosados
a una puerta
que abrimos al hablar
buscando la salida

nos movemos
en el único sitio
que da vida y descubre
lo inexistente

SE HACE EL SILENCIO…

Se hace el silencio
en un día sin llaves
ni puertas
en el pensamiento

bajas cortinas en palabras
canillas mudas
caídos labios en meditaciones

distancias que reposan
desprendidas del anochecer

la mañana al llegar
es un brazo hacia todos

en un día
que renueva el idioma
de la naturaleza

EL PLANO DE LA CASA…

El plano de la casa
señala líneas y espacios
que cubrieron las piedras
y los fósiles

hay rincones plenos
de alimentos y ropas
deseosos de encontrarnos

un campo pacífico
alarga la memoria

FLORECE LA LEJANÍA…

Florece la lejanía
sobre siglos de arena

entra por las ventanas
con árboles y pájaros

la casa
completa el universo

De “El Alba” y otros poemas inéditos, Castelar, Buenos Aires, 2010

Te envío estos últimos (que espero no sean "los últimos") poemas que escribí, amigo entrañable. Un montón de abrazos por tanto tiempo de silencio. ALBERTO, Castelar, 5 de marzo
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Alberto Luis Ponzo, Buenos Aires, 1916. Poeta y editor.
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Foto: Jmp
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viernes, 5 de marzo de 2010

Julio Llinás – Dos poemas de “De las aves que vuelan”



CADA MAÑANA

Cada mañana
camino
quince cuadras
hasta el Café
de la Gloria
en el que nadie
me aguarda.

Y quince cuadras
de vuelta,
hasta mi vieja
casa
de San telmo.

El gallo canta
a mediodía
alrededor
del novecientos
de la calle Piedras.

¡Mi Dios!,
me digo,
igual que cuando
había
un planeta con vida
en mi cabeza
y la fragancia
de la hierba
recién segada
se apoderaba
de mis sueños,
como esos
bálsamos de Oriente
que hacen bailar
a las musas
entre árboles
de carne.
Acaso nada
importe más
que la belleza
que mana
de una pluma,
pienso.

Mi amiga
Guillermina,
que conoce
el arte
de no pensar
en nada,
afirma
que el pasado
no existe.

Yo opino
en cambio
que sólo existe
el pasado.

Nos
llevaríamos
mejor
de no ser
por eso.

De “La kermesse celeste”, 2001


NAVE

Entro en mi cama
como en una nave
sin capitán
ni marineros.

Mi error es grande
y se comprende:
en cuanto empiezo
a navegar
avanza la tormenta.

La nave cobra vida
y me castiga
con golpes
de recuerdos
y falsos caballeros
de rostro
abominable.

El verdadero peligro
es despertar
entre ellos
y hallarlos
verdaderos.

De “Sonrisa de gato”, 2002


En “De las aves que vuelan”. Antología personal (1950-2007), 
con prólogo de Rodolfo Alonso. Editorial Argonauta, 2008.

Julio Llinás nació en Buenos Aires en 1929. Poeta y narrador.

Foto: Jmp
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miércoles, 3 de marzo de 2010

Paulina Vinderman – Cinco poemas inéditos de “Bote Negro”



AHORA, TARDE EN LA TARDE, MARZO SONARÁ…

Ahora, tarde en la tarde, marzo sonará en la
palabra púrpura, al borde de la métrica,
inclinada en su terraplén.
Escribo dentro de un grabado mientras la palmera
izquierda (la pequeña) espera su salud perdida
y el encanto del cielo sobre sus nuevas hojas:
un mosquitero de encaje.

Mi mente está calma como un lago
escuchando la voz del hombre que anoche
en mi sueño me preguntaba por las constelaciones.

¿Era ésa la voz del lenguaje?
¿Por qué rompí mi poema del tiburón?

Si viene la lluvia será un exilio, un intervalo
en el teatro de mi pobre, pálida memoria.
Montañas azules, pueblos silenciosos, cardos al sol,
palomos que arrullan las siestas y un humo (¿la voz?)
en la carretera.


INVENTO EL JARDÍN QUE NO TUVE…

Invento el jardín que no tuve y me fotografío
bajo un toldo de cielo.
Cuando menos lo espere, la palabra jardín
me abandonará, y volveré a mis pueblos con
calles de tierra y corazón dorado.

Me dedico a barrer sombras alargadas como cangrejos raros,
sombras de siglos en ciudades inquisidoras, dulcemente
hostiles a mi curiosidad y a mis robos.
¿Robar para el poema, no para la corona, tendrá perdón?

Hasta que la luna salga en mi búsqueda
le quito Groenlandia a los daneses y escribo
en esta página una carta al viejo Erik el Rojo.
En borrador, sobre mi río y mis piedras, mi canción
y mi Sur. Y las tribus diezmadas, y una oscura
mancha de petróleo sobre la palabra justicia.


EL HOMBRE DE MAÍZ…

El hombre de maíz diría que el espíritu de
la palmera enferma se adueñó de mí.
Y que debo dedicarle la nube del próximo poema
en que aparezca la palabra nube.

Le pregunto por la tristeza.

Dice que debo acomodarme al viento de la vida.

Y que le cante en rima a mi raíz.

Porque a la suya —la de la palmera— le cantará
la tierra, la cobijará como me cobija el día que se va,
página a página, cobalto sobre blanco, como el recuerdo
de esa foto mojada por la lluvia que cerró el incendio.


EL PASADO ES UN PAÍS EXTRANJERO…

El pasado es un país extranjero, donde no sé nombrar
mi desajuste con el mundo ni los árboles frondosos
de las riberas de los ríos secretos (secretos-ríos),
que corren hacia la eternidad llamada mar.

No, no hablaré del porvenir: es un cuarto oscuro
donde sólo puedo votar por la muerte. Sus afiches
son bellos, pero irritantes de tan verosímiles.

“¿Y el presente?”

Ah, María, el presente es una piedra azul, opaca, libre,
cubierta de polvo, que me recuerda al poema
balbuceado anoche en mi libreta, que deshilaché después,
sin fiebre y sin compasión.


PUEDO OÍR LOS PERROS A LA DISTANCIA…

Puedo oír los perros a la distancia, antes de dormir.
Y ellos me consuelan, consuelan a mi corazón cojo
y me hablan de lo único que tiene valor.

Testimonios austeros de la vida, un sacudir de
ramas en los días obedientes.
Como el sonido de una flauta en la noche débil,
como un humo herido por la ausencia de luz.

Viajaré por la página de la noche sin mentir,
viajaré otra vez por mi río barroso que se cree mar.

Y mañana, en mi taza de niebla en la cocina,
como todos los días oscurecidos por la lentitud,
veré la simetría.


Estos textos forman parte de “Bote Negro”, libro de poemas a punto de ser editado.

Paulina Vinderman nació en Buenos Aires en 1944. Poeta, traductora y coordinadora de talleres literarios.

Ilustración: Erik el Rojo de "Groenlandia", de Arngrímur Jónsson.