sábado, 31 de octubre de 2009

Ezra Loomis Pound – Versos gnómicos y otros poemas de “Argentarium”



VERSOS GNÓMICOS

Cuando el asado humeaba en el horno escupiendo negrura,
me sentí desconcertado y no supe qué hacer,
pero cuando estaba sumergido en la contemplación de los bellos versos de Li Po,
este pensamiento vino sobre mí:
cuando el asado humea, échale agua.


MEDITATIO

Cuando considero cuidadosamente los curiosos hábitos de los perros
Estoy obligado a concluir
Que el hombre es un animal superior.

Cuando considero los curiosos hábitos del hombre
Le confieso, mi amigo, que me sorprendo.


EN UNA ESTACIÓN DEL METRO

La aparición de estos rostros en la multitud,
Pétalos en una rama oscura y húmeda.


EL ENCUENTRO

Durante todo el rato que estuvieron hablando de la nueva moralidad
Los ojos de ella me exploraron.
Y cuando me levanté para irme
Sus dedos tenían la textura
De una servilleta japonesa de papel.


LA CASA DE TÉ

La muchacha de la casa de té no es tan bella como antes,
El agosto la ha consumido.
Ya no sube las escaleras con tantas ansias;
Sí, ella también entrará en la madurez,
Y el halo de juventud que extendía alrededor nuestro cuando traía los bizcochos
Ya no lo extenderá más.
Ella también entrará en la madurez.



En: "Argentarium", Ediciones en Danza, 2009
Versiones de: Jorge Aulicino (Versos gnómicos); Marcelo Covián (Meditatio); (En una estación del metro); Jonio González (El encuentro); Jorge Santiago Perednik (La casa de té).
Ezra Loomis Pound (1885-1972)
Foto: Franz Larese, Erker-Galerie, Easter 1971, Burano, Italy

viernes, 30 de octubre de 2009

RAÚL GUSTAVO AGUIRRE - LA GLORIA

Tocar uno
la belleza
antes
que la toque
la muerte

PRIMER ENCUENTRO DE POESÍA LA PLATA - ROSARIO

ENCUENTRO POESÍA LA PLATA - ROSARIO: Hoy viernes 30 de octubre y mañana sábado 31 de octubre se desarrollará en el Museo Municipal de Arte – MUMART – del Pasaje Dardo Rocha (calle 7 esquina 49, de la ciudad de La Plata) según el siguiente cronograma:

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VIERNES 30/10/2009

20.30 Hs.:
Apertura del Encuentro y bienvenida a la comitiva de poetas rosarinos y locales.

21.00 Hs.:
MESA DE LECTURA:
Eduardo D`ANNA y Andrea OCAMPO (Rosario)
Gustavo CASO ROSENDI y José María PALLAORO (La Plata)


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SÁBADO 31/10/2009

20.00 Hs.:
MESA DE LECTURA:
Raúl ACOSTA y Héctor BERENGUER (Rosario)
Norma ETCHEVERRY y Néstor MUX (La Plata)


INTERMEDIO con un mini-recital de música de cuerdas

21.00 Hs.:
MESA DE LECTURA:
Humberto LOBBOSCO y Sebastián RIESTRA (Rosario)
César CANTONI y Martín RANINQUEO (La Plata)

miércoles, 28 de octubre de 2009

Leopoldo Castilla – Katmandú y otros poemas



KATMANDÚ

Se ha volado Katmandú. Sus pueblos
como cofres
demasiado abstractos para la tierra
y sus hombres,
piedras de otra intemperie.

Ya pasó todo el tiempo.
El sol y la luna
cuelgan sordomudos;
ya no vuelven las calles
y los cuervos aúllan en los árboles
por el mundo raído.

Un mendigo repta:
llega tarde a su desaparición.

Mañana,
desde el cielo cerrado,
tal vez lluevan
montañas.


CONTRALUZ

A contraluz del atardecer
hacia el Himalaya
todo el día se hunde en esa mujer
nimbada por la luz de la nieve.
Doblada por la tiniebla de sus dioses,
sube hacia otra gravedad,

ella,
piedra del rayo,
inhumana el campo de flores amarillas.


HOMBRE CON ATAÚD

Un hombre carga en sus espaldas un ataúd.

Los cuervos chillan en los árboles,
han comido oscuridad
en los nervios de la luz,
gritan para asustar al sol
y se astrosan
en un claror desalojado.

El sol, ese día, se ha llevado un muerto
y se llevará a ese hombre
y los cuervos
y toda la ciudad.

El sol insepulto, hambriento, letal, desconocido.


En: Bambú, Ediciones El Mono Armado, 2004

Leopoldo “Teuco” Castilla nació en Salta en 1947.
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lunes, 26 de octubre de 2009

Raúl Gustavo Aguirre – Bayley



BAYLEY

una gacela enamorada tiembla
en el dintel curvado de una imagen
árbol de piel planeta de estribor sobre una mano
una moneda de hermosura queda
dentro de tantos ojos
que no han abierto todavía el mundo

y los tinteros sueñan con el gesto
que une la sangre a su horizonte
y una distancia trepa
sobre los cuerpos que se unen

anillo de la sal norte de vidrio
las cuerdas del violín giran desnudas
alrededor del cielo

y los caminos donde suele
haber viajeros tibios de esmeralda profunda
sienten venir sus hijos
a cada orilla de su voz

edgar es puro y fuerte como el día
en que hablarán los hombres




En Cuerpo del horizonte, Ediciones Poesía Buenos Aires, 1951
Raúl Gustavo Aguirre (Buenos Aires, 2 de enero de 1927 - 18 de enero de 1983).
Aguirre en Aromito:
“Preguntas” y otros poemas

viernes, 23 de octubre de 2009

Aldo Oliva (1927- 2000) – Frente al balcón y otros poemas



ALCOHOL

Pétalos que huyen en el fuego
es la más pura construcción de la noche.
Su sistema progresa en una dolorosa combustión de silencio.
Es lo que va pasando a través de mi cuerpo,
ardiendo lo que me deja solo,
la mano ávida extendida, desdeñada en la sombra,
vibrando entre máquinas consagradas y motivos solemnes.

Sin embargo, los ojos que prevén la razón
de este exilio,
la ira que pasa y retorna, pasa y retorna
vadeando el castigo y es la más pura
construcción de la noche
estallando en la mano extendida como un conocimiento,
los ojos ávidos de la ira,
su punzante síntesis vadeando el castigo,
urden la irremediable destrucción de la noche,
la absoluta extinción de las tumbas vigentes
de tierra inútil
y conciertan las sangres laterales
en la patria de leche endurecida
y el mero sol y un canto.

Los teléfonos definitivos propagan la leyenda.


CAZA MAYOR

La verdad nunca tuve entera fe en los pájaros.
Quedé niño de honda en tensión testimoniando
festivales y duras conjeturas,
asedios, pedradas e iluminaciones
en el berretín de la tiniebla.

Las palabras trocadas, fuego del juego,
su constelación bajo las constelaciones,
voces altivas que confundí con el amor.

No tuve fe en los pájaros.

Antes que la estrategia azul me desolara
gemí muy hondo esquinando en la furia de mis nervios,
bajé al río a beber
maldije la decencia,
sangré tristes criaturas de alcohol irrestañable,
construí un mundo, era de ceniza, contra el poniente lo aventé.

Cada mañana salgo de la tumba y reinicio este canto.

En: “De Facinatione”, 1997


FRENTE AL BALCÓN

¿El alba es el renacimiento o
la promesa del futuro en limo
de tinieblas eternamente en calma,
redimida?

Meramente, una madrugada clara,
me acerqué al magno vidrio del balcón del ámbito
en que se come; donde, profusamente,
se lee, fraternizando se abren las palabras
y, a veces, se escribe.

De ello, nada en mí estaba ausente,
pero ahora estaba solo con sus
cálidas sombras; atento a los regueros
que el frío matinal pudiera
irrigar los cristales.

Fuera, la alborada sutil parecía
implorar urgencia lumínica,
un apremiante prodigio de certeza;

pero no fue de fuera: breves pasos,
como rasando tierra celeste, gráciles
y postreros, acercaron a mi padre a mi lado:
tenue sonrisa, como esbozada por un pincel
matizado en el cromo de la gracia,
me veló, la velada trama sanguinolenta
de sus ojos.
Sólo dijo: “Esa plantita
(que él había hincado
y nutrido)
está oscura,
pero de un rato va a amanecer”.
Ajeno a las metáforas, sólo quiso decir:
“Esa plantita
(ese Jazmín del País)
está oscura,
pero de un rato va a amanecer”.

Yo confirmé, sin hablar, como
ratificando una profecía angélica,
y vi sus ojos plenos de un rojo de amor
y, tal vez, de plácido perdón.

Luego, cayó levemente en mis brazos,
oscilando entre vida y muerte su cuerpo,
ya consagrado por la asunción del Límite.

Así, sin lamento, sin duelo,
sin rencor, sin gritado dolor,
vi, entre las cribas del follaje
próximo al ventanal, hacia el oeste,
resplandecer el oriente de la aurora.
En mi íntimo espejo me vi:
cerniéndome en la ingénita visión,
viví.


“LES SANGLOTS DE LA LYRE”

a Aldo José Beccari

El sumo dolor
puede ser el momento
excelso
de la celebración de la verdad:
la elevación feérica
de la consumación de un canto.
El zumo de la vida
en un sorbo de altura,
que la historia
(y jamás lo sabrás)
le llamará final
de una vana
congregación de instantes.
Esto: simplemente un muerto,
materia indolora,
una subsumida anécdota de sí,
son ablaciones de férvidos
cuerpos de palabras
que, locamente se amaron
y se extinguieron.


MOVIMIENTO

La desobediencia debida

Tal vez algunos, que se decían
solidarios de la Revolución,
marcaron mi ruta, como
un plural designio de este diagrama
de corpúsculos que mi ser asumió.

Así, ¿nada sabían de sus
asechanzas de poder, que, en el vértigo
demencial de mi itinerario,
era un orden y no una orden de
las fantasías del Poder? A eso obedecí.
La Revolución que, algunos pensamos
fundaría una Patria, fue iluminándose
de la furia (a veces tácita) de
tenebrosas contraposiciones.

¿Cuál, de los polos, entonces,
obedecer?
De ahí que la desobediencia,
una vez discernido el sentido
de la lucha,
esté cerniendo la certeza
de la fuerza troncal del sector,
que en múltiple unicidad,
y aún sin saberlo, impulsan los
pueblos.

De ahí: reverdecer o asumir la muerte.
De ahí, la creación de un poema
que lo escriba y lo diga.
De ahí la historia de un poema
sin historia. De ahí la grandeza
de los que abdicaron de la Grandeza.

En: “Ese General Belgrano y otro poemas”, 1999


SIBARITA
(Bar y Restaurant)

Alguien aquí, en secreto,
sueña con la lluvia
que nos ampare en la tibieza a todos.
Quita, tal vez,
su tierno y dulce afán
que solloza en la risa y en la música.
Luis, que quizá alcanzará
un lunes de piedad, un agujero silencioso
en el estruendo de la semana
ahíta, espantosa, pegajosa, incestuosa.
Ricardo,
cuyo silencio
cae o sube o vibra
o es la piedra lanzada
que ocupa las roturas del agua
que tal vez cante.
O Alberto, cuya sangre caerá,
a corto o largo plazo,
gota de cognac en el café,
para probar contra lo que siendo
lo natural __quizás__
daña.
Y yo __y la que vive
en mí__ y todos
en los que existo,
como quien dice,
me zafo sin fin al infinito;
donde alcoholizo y festejo
la piedra y la miel
que nos ahoga
en el giro total
de la borrasca.


En: “Poemas Discontinuos”.
Aldo Oliva, Rosario 1927-2000.

Aldo Oliva - “Un chamuyo misterioso me acorrala el corazón”



¿Los poetas nacen o se hacen?
No sé de ninguno que no haya nacido, pero sí sé
de algunos que nunca morirán.

A. Monterroso


Por Concepción Bertone


Ese verso (Un chamuyo misterioso me acorrala el corazón) del tango de Podestá y Rossi que Gardel estrenó en Montevideo y grabó en París en 1931, que cantaba Rivero y tocaba Piazzolla, es el título de un poema de Aldo Oliva. El disco de pasta gira hasta que se raya en la repetición de ese verso “como aferrao al rencor” de la estría, de la marca que limita un tiempo sin virtualidad, lejano, ajeno a este presente sin ellos. De pronto se fueron yendo uno detrás de otro, con prisa, sin pausa, como apurando el trago amargo de sus ausencias. Quedó la poesía, el eco de sus voces, y el hueco de la nobleza de sus almas, de sus personas colocadas ante sus obras y ante sí mismos. Quedó ese abismo que ellos dejaron, ese vacío inmenso de ética, de vida que avala una estética, de amorosa entrega humana. Quedó esa llama, esa fuente de luz que deseo acercarles, especialmente porque Beatriz Vallejos, Aldo Oliva y Glauce Baldovín, pertenecen a una generación excelsa de la poesía argentina y que por haber nacido y vivido en otras provincias más o menos alejadas de Buenos Aires, no han recibido en vida el reconocimiento que merecían, como tantos otros poetas argentinos. Suele suceder. Pero la poesía es esa vía del medio, esa senda que se encuentra y que se atraviesa sólo por la belleza del camino. Ese camino que lleva hacia el encuentro con una destinación que es el poema. Su música. Destino cimero, si los hay. Nos vemos al final o en el claro del bosque, y si se da, lo volvemos a recorrer juntos envueltos en el perfume de Aromito. Con Rivero o con Gardel, también con Piazzolla, la Negra Sosa, La Cruz del Sur, la Osa, Arturo, el Centauro. A veces el cielo parece quedar más cerca que la tierra. Más cierto. Más pleno.


Aldo Francisco Oliva nació en la ciudad de Rosario el 27 de enero de 1927. A los 18 años, recién recibido de Maestro Normal, consigue un traslado en su trabajo en el correo y se dirige a Buenos Aires, a estudiar Filosofía y letras. Pero el título lo obtiene mucho tiempo después, casi a los 50 años, y en la Universidad Nacional de Rosario, su ciudad natal, donde dictó cátedra hasta el año 2000, año de su fallecimiento (un 22 de octubre). En los `60, ya separado de la escritora argentina Noemí Ulla, dispersa la agrupación política en que militaba después del golpe de Estado de 1966, y comienza a coordinar grupos de estudio sobre la obra de Marx y de Hegel. En 1982 viajó a España de donde regresó muy rápidamente después de probar suerte. En 1986, la Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad de Rosario publica finalmente su primer libro “César en Dyrrachium”, que lo convierte en uno de los grandes poetas argentinos de los años 50, junto con Edgar Bayley, Francisco Madariaga, Hugo Gola y otros, quienes junto con Juan José Saer, fueron sus amigos entrañables.

Bibliografía:
“César en Dyrrachium” (Poesía. Premio Municipal de Poesía “Manuel Musto”), 1986; “De facinatione” (Poesía. Universidad Iberoamericana de México), 1997; “Ese general Belgrano y otros poemas” (Poesía. Editorial Bajo la luna nueva, Buenos Aires), 1999; “Una batalla” (Poesía. Editorial Aldebarán, Rosario), 2000; “Aldo Oliva. Poesía Completa” (Municipalidad de Rosario, Secretaría de Cultura y Educación), 2003; “El fusilamiento de Joaquín Penina” (Investigación del asesinato de Joaquín Penina), Barcelona, 2007.

Aclaración:
Los poemas incluidos es la última sección de “Poesía Completa” de Aldo Oliva como “Poemas discontinuos” fueron editados en el libro “Una Batalla…” en una sección con poemas fechados entre 1978 y 1996, pero luego de su aparición se ajustaron las fechas de algunos y se pudo ver claramente que se trata de un pequeño conjunto de textos desagregados de las ediciones que Oliva revisó. Por ejemplo, el poema “Sibarita (bar y restaurant)”, fechado en “Una Batalla…” en 1978, según un amigo del poeta -Luis Ortolani, que se reconoce en el verso “Luis, que quizás alcanzara / un lunes de piedad”- es de 1972.

Esta aclaración está en el comienzo de “Poemas discontinuos” de su “Poesía completa”.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Pablo Odhe – Poemas XVI, XXII, XXIV, XXVII, XXVIII, XXX y XXXII de “Panteo”



XVI

se pierde
en el ánimo profundo de la hoguera
se confunde
con el espíritu caudaloso
de la corriente del fuego
es la insistencia de los templos en ruinas
con sus murales desgastados por la animosidad
del tiempo
es el silencio hendido del eco
de las catedrales
está en cada cosa que recordamos
y a duras penas tenemos valor
para nombrarla


XXII

es el perfume
que desprende el vestido de una mujer altiva
y recién casada
es el perfume que despide
la sombra
de los alcanforeros


XXIV

con Ella
los hombres procuran robarle
su causa al tiempo
evocaré sin fortuna el pasado de mi bandera
esto me lo recuerda
una vieja canción que retengo en el nombre
es como la poesía
que-de-una-lucha-voraz-contra-la-muerte-obtiene-su-garganta
y duerme el gran mamífero
capturado
por el miedo de su presa
al amparo de la Ajena Precipitación


XXVII

el lento transcurso del tiempo
hará
que sucumban las sombras
bajo tierra

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XXVIII

porque
más allá de la tierra
los días vendrán
y nada de lo dicho tendrá regreso
ya que lo dicho llega
como una canción vieja
que a veces nos recuerda al mar


XXX

digo
de las delgadas alas
-como finos hilos de plata-
que sostienen
de la cintura
al gran mamífero que busca sangre


XXXII

hay mariposas
ocultas bajo la frase escondida de la tierra
hay escorpiones
en la faz neutra de la tierra
hay escorpiones
hambrientos
sobre los pies descalzos de la tierra
hay una palabra
que repta sobre el signo devastado de la tierra
su más vergonzosa manifestación
Panteo


En: Panteo, de Pablo Odhe, Libros de la talita dorada / Colección los detectives salvajes, 2009.

Pablo Odhe nació en La Plata en 1970. Tiene dos libros de poemas publicados: “Atlante” y "Panteo"; y varios aún inéditos.

Libros de la talita dorada / Colección Los detectives salvajes y Grupo La Grieta invitan a la presentación de “Panteo” de Pablo Ohde. La cita es el día 22 de Octubre, a las 20hs., en el Galpón de encomiendas y equipajes de La Grieta, calle 18 y 71, de la ciudad de La Plata.
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lunes, 19 de octubre de 2009

Juan Gelman – Dos poemas de “de atrásalante en su porfía”



VENGAN

William Blake, Hôlderlin, Celan, René
Char, ¿a dónde
se han ido, compañeros? Todo
lo paga amor, la dicha y la
desdicha de la palabra, sus
favores que inquietan
y giran en la tarde más triste.
Qué duro es el cielo nuevo
de una verdad que te mira a la cara,
una piedra que el tiempo arroja, un río
que no se oyó, un monte
que no se vio con ella arriba.
No hay que ayudar al corazón desnudo.
Que coma solo el pan de no saberse.
Que beba
su vino hecho de lágrimas.
Que destile
su interrupción.


¿CÓMO ES?

¿Se escriben palabras para encontrar el poema?
¿Se escriben poemas para alcanzar la palabra?
El poema decide que la palabra decida, ella
la fugitiva.
Hay que atraerla con música y
corazón amoroso.
Las mujeres de su mujer
se ríen de las cosas que nombran,
tan otro pudo ser su derroche.
A veces tienen una chispa negra
de luna caída o furias
que no se ven.



En de atrásalante en su porfía, Ciudad de México 2007/2008, Seix Barral, 2009.
Juan Gelman, Buenos Aires, 1930.
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sábado, 17 de octubre de 2009

Paul McCartney y Las patas en la fuente


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CUANDO TENGA SESENTA Y CUATRO AÑOS

Cuando sea más viejo y empiece a perder el pelo
dentro de muchos años
¿me seguirás mandando una postal por San Valentín
felicitaciones de cumpleaños, botella de vino?

Si hubiera estado afuera hasta las tres menos cuarto
¿cerrarías la puerta con llave?
¿seguirás necesitándome, seguirás alimentándome
cuando tenga sesenta y cuatro años?

También serás vieja,
y si dices la palabra
podría quedarme contigo.

Sería hábil, cambiando los fusibles
cuando se cortara la luz.
Puedes tejerme un suéter junto al fuego,
y el domingo por la mañana, dar una vuelta.

Cuidando el jardín, arrancando las malas hierbas,
¿quién podría pedir más?
¿Seguirás necesitándome, seguirás alimentándome
cuando tenga sesenta y cuatro años?

Todos los veranos podemos alquilar una casita
en la Isla de Wight, si no es demasiado cara.
Podemos reducir gastos y ahorrar.
Los nietos en tus rodillas:
Vera, Chuck y Dave.

Envíame una postal, mándame unas líneas
expresando tu punto de vista,
dime exactamente lo que quieres decir
sinceramente, mientras me consumo.

Dame tu respuesta, rellena un formulario,
mía para siempre.
¿Seguirás necesitándome, seguirás alimentándome
cuando tenga sesenta y cuatro años?

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A los compañeros.
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viernes, 16 de octubre de 2009

René Char – ¡Viva!



¡VIVA!

En mi país º las tiernas pruebas de la primavera y los pájaros mal vestidos son preferidos a los fines lejanos.

La verdad espera la aurora al lado de una bujía. El vidrio de la ventana está empañado. ¡Qué le importa al ensimismado!

El juego de ajedrez, precursor de la aflicción, es despreciado en mi país.

En mi país no se hacen preguntas a un hombre conmovido.

En él no hay sombras malignas sobre los barcos que se hunde.

Buenos días apenas es desconocido en mi país.

No se toma prestado sino aquello que se pueda devolver con exceso.

Hay hojas, muchas hojas en los árboles de mi país. Las ramas son libres de no tener frutos.

No se cree en la buena fe del vencedor.

En mi país se dan las gracias.



º Ese país que es un deseo del espíritu, un contrasepulcro.


En: René Char. Antología. Selección y versión de Raúl Gustavo Aguirre precedida por un estudio de René Menard, Ediciones del Mediodía, Buenos Aires, 1968.
René Char (L'Isle-sur-Sorgue, Vaucluse, 14 de junio de 1907; París - 19 de febrero de 1988).
René Char, photographie de Pierre-André Benoit.

jueves, 15 de octubre de 2009

Joaquín Giannuzzi – Ni ángel ni rebelde




NI ÁNGEL NI REBELDE

No arriesgó nada
no practicó la irreverencia
no mordió el sexo del paraíso
no padeció la pesadilla del vivir
no aulló por falta de demonios en el vientre
no enturbió el agua de ninguna academia
no gozó la locura de la realidad
no destruyó su propia fisiología
no reveló lo insensato de la sensatez
no orinó ni escupió ni eyaculó fuera de foco
no hizo de la palabra la enemiga total
no metió ningún dedo en la llaga
de ninguna cosa hizo destino
no tuvo miedo de sí mismo
no metió mundo ni absoluto en sus venas
no arrulló entre sus brazos una bomba ni siquiera pacífica
no tuvo pensamiento ni ademanes ni colores militantes
no se encamó con el monstruo de sí mismo
no hizo del vacío una utopía
no amó ni para nacer ni para morir
no telefoneó al otro mundo, no arrojó
bocanadas de sangre sobre el orden y el lenguaje.
Fue correcto adecuado municipal y obvio
o sea una buena persona en el peor sentido de la palabra.



En Un arte callado, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2008.
Joaquín Giannuzzi nació en Buenos Aires el 29 de julio de 1924. Murió el 26 de enero de 2004, en Campo Quijano, Provincia de Salta.
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miércoles, 14 de octubre de 2009

Eugenio Montale – Xenia I, 1 y 13; Xenia II, 5



XENIA I, 1

Querido minúsculo insecto
que llamaban mosca no sé por qué,
esta noche casi en la oscuridad,
mientras leía el Deuteroisaías,
reapareciste a mi lado,
pero no tenías anteojos,
no podías verme
ni podía yo sin ese resplandor
reconocerte en la niebla.

XENIA I, 1: Caro piccolo insetto / che chiamavano mosca non so perché, / stasera quasi al buio / mentre leggevo il Deuteraisaia / sei ricomparsa accanto a me, / ma non avevi occhiali, / non potevi vedermi / né potevo io senza quel luccichio / rinoscere te nella foschia.


XENIA I, 13

Tu hermano murió joven; vos eras
la nena despeinada que me mira
“en pose” desde el retrato oval.
Escribió músicas inéditas, inauditas,
hoy sepultas en un baúl o tiradas
a la basura. Quizás las reinventa
algún inconsciente, si es verdad que lo escrito escrito está.
Lo quería sin haberlo conocido.
A excepción tuya, nadie lo recordaba.
No averigüe más: ya es inútil.
Ahora soy el único
para quien él existió. Pero es posible,
lo sabés, amar una sombra, siendo sombras nosotros mismos.

XENIA I, 13: Tuo fratello morì giovane; tu eri / la bimba scarruffata che mi guarda / “in posa” nell’ovale di un ritratto. / Scrisse musiche inedite, inaudite, / oggi sepolte in un baule o andate / al màcero. Forse le riinventa / qualcuno inconsapevole, se ciò ch; è scritto è scritto. / L’amavo senza averlo conosciuto. / Fuori di te nessuno lo ricordava. / Non ho fatto ricerche: ora è inutile. / Dopo di te sono rimasto il solo / per cui egli è esistito. / Ma è possibile, / lo sai, amare un’ombra, ombre noi stessi.


XENIA II, 5

Bajé, dándote el brazo, por lo menos un millón de escaleras
y ahora que no estás hay un vacío en cada escalón.
Así y todo fue breve nuestro largo viaje.
El mío dura todavía. Ya no necesito
hacer combinaciones, reservas,
someterme a las trampas, a las humillaciones de quien cree
que la realidad es eso que se ve.

Bajé millones de escaleras dándote el brazo
no porque creyese que cuatro ojos pueden ver más.
Con vos las bajé porque sabía que de las nuestras
las únicas pupilas reales, pese a que estaban tan obnubiladas,
eran las tuyas.

XENIA II, 5: Ho sceso, dandoti il braccio, almeno un milione di scale / e ora che non ci sei è il / vuoto a ogni gradino. / Anche così è stato breve il nontro lungo viaggio. / Il mio dura tuttora, né più mi occorrono / le coincidenze, le prenotazioni, / le trappole, gli scorni di chi crede / che la realtà sia quella che si vede. // Ho sceso milioni di scale dandoti il braccio / non già perché con quattr’occhi forse si vede di più. / Con te le ho scese perché sapevo che di noi due / le sole vere pupille, sebbene tanto offuscate, / erano le tue.


En: Xenia, Eugenio Montale. Nota y traducción: Ricardo H. Herrera. Melusina Editorial, 2000.
Xenia, conjunto de 28 poemas escritos por E.M. entre 1964 y 1967 tras la muerte de su mujer.
Eugenio Montale (Génova, 12 de octubre de 1896 – Milán, 12 de septiembre de 1981). Poeta. Premio Nobel de Literatura 1975.
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lunes, 12 de octubre de 2009

El deseo de traducir poesía


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EL DESEO DE TRADUCIR POESÍA

Por Carmen Vasco – Traductora Literaria


El espíritu con el que es posible acercarse a la traducción de poesía tiene que ver con la aproximación a la lectura de poesía.

A mucha gente le gusta leer poesía y sólo algunos la traducen. El traductor ama el sentido y el sonido de las palabras y además cuenta con ciertas habilidades y técnicas.

Me atrevería a trazar una relación entre quienes dicen no saber leer poesía, o no disfrutarla, y quienes sostienen que la traducción de poesía no es posible.

Este tema ha sido ampliamente abordado. Hoy lo comentaré a partir de mi experiencia personal y como traductora y docente.

Más de una vez me encontré con alumnos, conocidos o amigos que declaraban no disfrutar de la poesía, o no entenderla. Y me pregunté: “¿por qué?” Algunos de ellos se conmovían con el arte, con la creación. Y si la creación conmueve, posiblemente sea en más de una de sus expresiones. Tal vez sucediera que estas personas no habrían tomado contacto con la poesía dentro del marco de la emoción, sino por el forzoso estudio en la escuela secundaria de la métrica y la rima, o la lectura de poemas que no tocaban su aquí y ahora, transformándose así un poema en algo críptico y obligatorio.

En mis clases de inglés, descubrí que no he tenido ningún alumno de ninguna profesión que no disfrutara de al menos algunos poemas.

Y si “comprender es traducir”, según palabras de George Steiner que leí en el libro “Sobre la Traducción”, de Paul Ricoeur, si comprender es traducir, el mero lector y el traductor están cercanamente emparentados. No hay forma de que un poema guste si no se lo comprende, y sólo se lo puede comprender a partir de lo sensible, no exclusivamente del estudio de reglas.

Paralelamente, hay profesionales del idioma, poetas y teóricos que sostienen que no se puede traducir poesía por la inexistencia de equivalencias entre una lengua y la otra. Pero traducir poesía, otra vez, no se trata de reglas y equivalencias. La búsqueda de la comprensión profunda del poema es el primer paso y esencial para su traducción.

Creo que lo imposible de la traducción poética radica en aferrarse a una equivalencia inexistente que deja de lado lo que sí es realmente posible, que es comprender el sentido, el tono del poema, la reflexión que en él expresa el autor, su circunstancia de vida, su época.

No se logra traducir poesía si uno quiere traspasar un bizcochuelo, digamos, de un molde oval a uno circular, sin perder nada de la rica torta. Es necesario sacrificar algo y hacer un bizcochuelo nuevo con otros ingredientes.

Pareciera que lo que hay que lograr es transformar, rehacer, sin dejar de lado el veraz propósito de preservar el sentido, y decirlo de otro modo. Como cuando en nuestro propio idioma hace falta explicar algo, y se busca el otro modo de decirlo. Ni aun así una palabra equivale a otra.

Por eso creo esencial sumergirse sensorialmente en un poema para traducirlo, así como para sólo disfrutar su lectura. De esa unión con el poema surge el deseo de traducirlo, que es a su vez el deseo de comprenderlo mejor. O debería serlo. Comprender el poema y a su autor.

Digo deseo porque creo que de eso se trata. En la misma dirección que la sola lectura de poesía llega a emocionar, a enamorar. Es cuando surge el deseo traducir, porque se nos hacen carne la emoción y el sentido.

Paul Ricouer habla amorosamente de la traducción. Nos dice que es alojar al otro, alojarlo en nuestro idioma. Tiene que ver con desear lo otro, con acercar al extranjero al lugar propio, aceptando las diferencias, y, creo yo, inclusive interesándose en sumo por las diferencias, que se podrían ver como el misterio difícil de develar, que tanto nos resulta inasible como nos atrae, nos mueve hacia el intento de comprender. Las diferencias son la savia de la comunicación con aquél que no es como uno, o uno mismo.

Entonces comenzamos nuestra labor. Necesitamos varios elementos además de haber estudiado traducción. Se puede no haber estudiado académicamente. Hacen falta el deseo, la duda, la consulta.

Empezamos panorámicamente, mal o bien, hacemos el primer borrador de los primeros versos para ver de qué se trata, por cuál surco iremos intentando palabras y melodías. No sólo hay que decidir sobre las palabras sino que tienen que sonar con fluidez al menos, y tener musicalidad, en el mejor de los casos.

Necesitamos tiempo. Dejar en barbecho, en remojo, dejar asentar. Para volver luego y ver con otra mirada lo que antes parecía poco acertado o definitivo. Esa mirada nueva que proviene del alejamiento y del tiempo nos permite modificar o confirmar palabras, versiones. No se puede traducir poesía contra reloj.

Tenemos que dudar, consultar diccionarios, con colegas, escuchar el habla cotidiana. Así, un día encontramos, pescamos al vuelo lo que hacía tanto que buscábamos, y si no buscábamos nada, oímos una bella palabra que habíamos olvidado y nos cambia el poema entero.

Lo que nos impulsa a esta búsqueda es desear comprender el poema a fondo. Tal vez traducir sea la mejor forma de comprender, la lectura más honda en cuanto a interpretar. Entonces, con las herramientas disponibles, se logra escribir el poema en otro idioma.

En este punto citaré algunas palabras de Jorge Bustamante García, tomadas del III Seminario Internacional de Traductores de León Tolstoi y otros Escritores Rusos, año 2008:

“Si a uno le gusta leer y escribir, entonces traducir podría convertirse en un placer. Esta idea hedonista tanto de la lectura como de la traducción, puede llegar a ser muy fructífera. Cuando mediante la lectura uno convive con un escritor que le gusta, con el tiempo lo va conociendo mejor. Esta es la razón por la que en la traducción de un poema primero habría que convivir con él, sin prisa escuchar sus reverberaciones, sus sonidos ocultos, experimentarlo incluso en las emociones que despierta, intentar percibir el “tono”, que es lo que define en últimas el verdadero espíritu del poema, lo que lo mantiene en pie.”

El hecho de que el sentido del poema se completa con lo que cada lector percibe en él no significa que el poema dice cosas diferentes en diversas direcciones. A las personas cada palabra les toca una historia de vida diferente, un sentir propio. Pero pienso que el poema dice lo que dice.

Por ejemplo, tomemos el Soneto 130 de William Shakespeare. En este soneto, Shakespeare declara que su amada no es alguien del otro mundo, y que él la ama sabiendo eso. También se percibe una crítica a cierto tipo de poesía. Hay lectores que interpretan que no la ama, hay quienes creen que la desestima, pero el poema declara amor.

No creo que esto se deba perder de vista porque el poeta escribió lo que escribió y no otra cosa. Me refiero al vocabulario que eligió, los tiempos verbales, la rítmica, lo que con todo eso expresa. El traductor, entonces, con extremo respeto por el original, decide qué prefiere sacrificar en aras de serle fiel al sentido. Existe una ética que lo guía. Se puede no traicionar, no conformarse con el famoso dicho “traduttore traditore”.

Para terminar, cito a Gesualdo Bufalino, escritor italiano del siglo pasado, quien afirmó lo siguiente acerca de la condición del que traduce. Sus palabras podrán ser polémicas, más no indiferentes:
“El traductor es evidentemente el único auténtico lector de un texto. Por cierto más que cualquier crítico, quizás más que el propio autor. Porque de un texto el crítico es solamente el cortejante ocasional, el autor, el padre y el marido, mientras que el traductor es el amante.”

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Carmen Vasco nació en Buenos Aires en 1965, en una familia de poetas. Es traductora de poesía de autores ingleses y norteamericanos.
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Foto: Paul Ricoeur (Francia, 1913-2005).
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sábado, 10 de octubre de 2009

SALUD A LA COFRADÍA


La función de la prensa es servir al interés público y no convertirse en una empresa económica para solamente dar ganancias.

Canción para vagabundos
compuesta por Juancito Caminador

Salud a la cofradía
trotacalle y trotamundo.
Todo nos falta en el mundo,
todo menos la alegría.

Y viva la santa unión
de Sin ropas y Sin tierras.
Todo nos falta en la tierra.
Todo menos la ilusión.

Corto sueño y larga andanza
en constante despedida.
Todo nos falta en la vida.
Todo menos la esperanza.

Amigos de las botellas
pero poco del trabajo.
Todo nos falta aquí abajo.
Todo, menos las estrellas.

Inofensiva locura,
sin razón de vagabundo.
Todo nos falta en el mundo.
Todo, menos sepultura.

Prosigamos, si dios quiere,
nuestro camino sin dios,
que siempre se dice adiós,
y una sola vez se muere.


Ilustración: Daniel Santoro, El claro del bosque, Óleo 160 x 140 cm., 2006
Raúl González Tuñón, Buenos Aires, 29 de marzo de 1905 - 14 de agosto de 1974.

Raúl González Tuñón (poema, 1941) – Alejandro Del Prado (música). Interprete: Saloma (del verbo "salomar" que significa cantar trabajando), LP, 1977. Formación: Cristina Ghione: Voz y Flauta traversa. Alejandro del Prado: Voz, guitarra, piano, sintetizadores, percusión y batería. Hugo Romero: Voz y Guitarras. Jorge Santiago: Bajo y sintetizador.


No encuentro la hermosa versión de Saloma. Vale la del inmenso Alejandro solista.

jueves, 8 de octubre de 2009

Rodolfo Alonso – La poesía miente y otros poemas



DE ARRIBA

En lo alto
de la noche
digo:
el día
sonreirá.


LA POESÍA MIENTE

Llueve en Vietnam.
La poesía miente
porque no puede
darlo todo o nada.

Llueve en Vietnam.
La poesía miente
porque no puede
darlo todo.

Llueve en Vietnam.
La poesía miente
porque no puede.

Llueve en Vietnam.
La poesía miente.


MUERTO AL CRUZAR EL RÍO

Tu poesía
ya me gustaba
de antes

(En serio)

Y no me gusta menos
ahora

Heraldo

Héraud


EL HUEVO DE LA DESGRACIA

Yo necesito de los otros
yo necesito de los otros


COMO UN HOMBRE

Como una caña rota,
como un pequeño
tallo, ¿fue más fuerte
tu apego a la vida
que tanto desengaño?


INFERNO, 2

¿Se puede perdonar
a los que no dijeron
la palabra de aliento
de amor o de ternura
en el momento justo
en el que era vitalmente
necesario?


VALLEJO, CÉSAR

Padre y hermano trágico, cantor
desde la tierra
y el hueso y la piedad,
entero, hecho pedazos,
¿quién
si no iba a iniciarnos?


PAZ EN LA PAZ

Alrededor
del Palacio Quemado
nada arde

Salvo la gente
dignísima que cuenta
sus muertos sus gestas su primera
victoria


EXVOTO

No se debe
cortar
madera viva
sin dolor


Poemas fechados: De arriba (23-9-67); La poesía miente (c. 1968); Muerto al cruzar el río (10-6-74); El huevo de la desgracia (10-75); Como un hombre (29-9-76); Inferno, 2 (10-10-76); Vallejo, César (28-7-78); Paz en La Paz (18-11-79); Exvoto (15-2-80).
En: “Alrededores”, Centro Editor de América Latina, 1983.
Foto: Marcos Morales
Rodolfo Alonso nació en Buenos Aires un 4 de octubre de 1934 (¡Feliz cumpleaños, querido maestro!). Poeta, traductor, ensayista, editor. Premio Nacional de Poesía, 1997.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Eduardo D’anna – Tres poemas


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CUMPLEAÑOS EN UN BAR

Toda esta gente que no conozco,
que me rodea con su presencia,
con su conversación; ignora
que hoy cumplo años. Es por eso
que vine. Al bar, quiero decir,
no al mundo. Vine
por eso, ¿qué mayor
celebración, que pasar este día
sin adiciones especiales al hecho
simple, fantástico, casi obsceno
de haber vivido cincuenta y tres años?

Porque en este lugar no me conocen,
pero saben quién soy. No han tasado
mi vida, pero la han sentido
palpitar. Yo soy inmenso
para ellos, sin límite.
Soy la ciudad. Soy nadie.

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FERIA AMERICANA

Busco en el Centro una calle olvidada,
con galerías donde ya no entra nadie,
y allá voy a venderme y a comprarme
en medio de los locales vacíos.

Transfigurado, mitad basura
y mitad útil, veo a los vivos
muertos, y a los muertos
veo esperando el ómnibus.

Y a los ómnibus, detenidos
los veo, esperando el regreso
de choferes que un otoño se fueron
y los dejaron ahí, entre las hojas.

No hay tal cosa llamada vida.
No hay tal cosa llamada muerte.
Hay injusticias, vientos, aromas,
gente que trata de ser
feliz, que se releva
dentro de un remolino
de instantes. Que se sabe
un instante. Después,

ya es otro precio.

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DE VERDAD

Es un vivero, pero el hombre
lo llama bosque cuando va,
salta el alambrado y se mete.
Él no puede ir a un verdadero
bosque, así que camina
entre los eliotis, olfateando,
sintiendo el ruido de la pinocha
bajo sus pies. Pero tiene
que olvidar la regularidad
de las filas, las líneas rectas
que le recuerdan al dueño
mientras se bebe la filtrada luz
y procura escuchar un pájaro.

Y de repente, en medio
de esa farsa, cortando
el camino, ve un árbol.
Distinto. Un árbol
que ha crecido de verdad.

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Estos poemas, seleccionados por Gustavo Caso Rosendi, pertenecen a “Historia moral”, Editorial Ciudad Gótica, 2004.
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Eduardo D´anna nació en Rosario en 1948. Ha estado actuando en la cultura de su ciudad desde 1965. Ha publicado una docena de libros de poesía, una novela, artículos de crítica literaria y una historia de la literatura rosarina que ya está por la tercera edición.
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lunes, 5 de octubre de 2009

Eugenio Mandrini – No todo es desierto en el desierto



NO TODO ES DESIERTO EN EL DESIERTO


En los tiempos en que gobernaban los poetas se castigaba duramente a quienes no lo eran, como el caso de ese que fue abandonado en el desierto donde, sin embargo, no murió de sol, ni de frío, ni de sed de hambre, ni de hambre de sed, ni de no saber nadar cuando el viento hacia oleajes de las dunas, ni de inmensidad, ni de ausencia de oasis o lluvia o manta en la noche de fiebre. Y ni siquiera murió de muerte.

Se hizo espejismo.

Sus camaradas de fulgor coinciden en reconocer que nunca hubo en el desierto un poeta como él en el viejo arte de crear visiones de la nada.





En. “El límite de la palabra. Antología del microrrelato argentino contemporáneo”, 
Menoscuarto Ediciones, 2007

Eugenio Mandrini nació en Buenos Aires en 1936. Poeta y narrador. En 2008 ganó el premio de poesía “Olga Orozco”, organizado por la Universidad Nacional de San Martín (UNSaM) a través de su revista Nómada y la Cátedra Abierta de Poesía Latinoamericana, que contó como jurado a: Francisco Gamoneda, Juan Gelman, Gonzalo Rojas –los tres premio Cervantes– y Jorge Boccanera.

domingo, 4 de octubre de 2009

Jorge Fondebrider – Extracción de la piedra de la locura y un mes después


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EXTRACCIÓN DE LA PIEDRA DE LA LOCURA

Ahora son las cinco de la tarde.
Un hombre regresa del trabajo.
En la casa, una mujer lo espera.
Probablemente se encuentran en un beso,
se cubran uno al otro,
probablemente digan
salgamos que es verano.
Aquí son las doce de las cinco de la tarde.
Preparo la comida,
me cuido del invierno.

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UN MES DESPUÉS

Un hombre está sentado en vísperas de ella.
Hay una aurora, que con sus dedos rojos trepa
la tapia de la noche.
El hombre busca una mirada,
deseo, algo caliente para decirse nada
fumando un cigarrillo en horas por delante.

Persiste el corazón como las piedras.


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En: “Imperio de la luna”, Libros de Tierra Firme, 1987
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Jorge Fondebrider nació en Buenos Aires en 1956. Poeta, ensayista, traductor y periodista cultural.
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Foto: Colectividades Argentinas.
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