jueves, 24 de agosto de 2023

JAVIER VILLAFAÑE El que tenga limpia las manos



EL SUEÑO

No me quites las ramas de los ojos 
-esas manos de juncos- 
Qué árbol enorme 
es más sobra que árbol 
¿En dónde canta el grillo 
o es que se ha ido el patio? 
¿Por qué rama voy subiendo 
volando 
por el sueño dormido? 
Estas campanas en el agua 
¿Dónde he olvidado mi cuerpo?


LAS COSAS EN SU SITIO 

El que tenga limpia las manos 
ponga el pan en su sitio 
al ahorcado en la horca 
al río en el agua 
al mediodía en la luz 
al Cristo en el madero sin el sábado 
al aire por arriba de las manos 
al árbol en la tierra 
a la herida en el pecho del dolido 
en su isla al hombre 
y al llanto en una lágrima. 


LO MISMO DA 

Lo mismo da morir 
de cúbito dorsal en una esquina 
que de espaldas al cielo o en un lecho 
Igual vendrán las moscas a posarse 
en tu nariz sin aire 
igual verás la otra vereda 
a una luna distante entre otras nubes 
donde termina el mar 
y empieza el agua 
con pescadores quietos y sin peces. 


LOS DICHOSOS 

El que toma sol bajo la tierra 
el que se embriaga con la copa vacía 
el avaro que cuenta las monedas 
el mísero de la pierna de palo 
que corre cuesta arriba 
el que tiene hambre de justicia 
el perseguido 
el náufrago que ve el rostro de Dios 
entre las aguas 
y la mujer dormida en una hoguera. 


FÁBULA DEL POETA 

Trajeron un caballo.
trajeron dos caballos
y sudaron
bajo el látigo.
Trajeron cien caballos
y cien hombres atrás
daban vueltas
a las ruedas del carro.
Mil caballos 
mil hombres 
las ruedas en el barro
y el látigo sudando 
Y vino un hombre 
un hombre solo 
tan igual a los hombres 
con camisa 
un pantalón
y dijo una palabra
que todos entendieron 
como si la hubiera tomado
del aire 
del fuego 
de la tierra
o del agua 
y anduvo el carro
con un solo caballo. 
Después
pidió que le devolvieran
la palabra. 
La habían olvidado. 
Nadie pudo recordar la palabra
y lo dejaron solo
con los pies en el barro.


En Antología personal, Ediciones Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, Buenos Aires, 1993 / Selección y fotos: jmp / 
Javier Villafañe (Buenos Aires, 24 de junio de  1909 – 1 de abril de 1996) / 
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.- 

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miércoles, 16 de agosto de 2023

JULIO CASTELLANOS La mano y la escritura




PROPÓSITO 

Lo que llamamos real 
sólo parece 
ser producto de un roce, una fricción 
que nace y se deshace 
entre la ambigüedad de la mirada 
y la gris ambigüedad de lo mirado. 

Ficciones que quedan adheridas 
al azar de los cuerpos 
atravesados de nubes, 
ausentes de razón, inciertos de sentido. 

Solidez de la materia hecha escritura.


POÉTICA 

Todo lo por ser aparece 
simplemente siendo
la mano que escribe, 
los trazos deseantes en lo escrito. 

Es lo que hay, es lo que existe, 
lo que insiste en existir. El resto 
mera publicidad, representación, 
montaje de gestos añadidos. 

La mano y la escritura, casi mundo 
único y cerrado, orbe 
qué sólo puede hendirse 
si hundido en el sí mismo, 
en su oscuro extravío. 

Todo lo que rodea: inexplicación, 
resaca enmudecida; 
sueñitos ardiéndose en lo otro, 
lo traído por la noche. Incomprensibles.


RINITIS 

Seguramente acertado, 
el diagnóstico decía “rinitis alérgica”. 

Fueron varios días 
de secreciones constantes. 

Luego, ya pasados los síntomas, 
sentí 
que en realidad eran las aguas 
que no había, en su momento, vertido: 
lágrimas calladas que salían 
por donde no debieron: madre 
muerta en una noche de marzo; 
amores que se fueron 
sin una mínima pizca de adiós o despedida.


RELATO DE UN DORMIR 


Dormía, en esos años últimos, 
hecha un ovillo en el que la lana 
no iba envolviéndose hacia afuera: 
era un ovillo inverso 
cuyo final estaba 
en el lugar más hundido y propio, 
en el corazón mismo de esa esfera. 

Era mi madre que dormía.


II 

Dormirse hacia el adentro, encontrar 
trémulos, el origen 
de todo lo cerca y lo lejano. 
Oh perdida mater speciosa


III 

Dormimos para hacer 
tangible el abrigo de las sombras 
donde alguien o uno mismo 
acaso nos espere.


IV 

Debiéramos saber 
que la vida es, simplemente, 
un olvido momentáneo de la muerte. 

Y es el desafío de encontrar alguna vez 
aquel instante, ese destello 
que nos hizo posibles 
y nos colmó con todo lo imposible. 



En Me dijo es la vida, El Espejo Ediciones, Córdoba, Argentina, 2022 / 
Julio Castellanos (Córdoba, 13 de mayo de 1947) / Selección y fotos: jmp / Dedicatoria manuscrita del editor, Antonio Moro, al administrador de Aromito / 
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.- 

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