domingo, 29 de diciembre de 2019

RODOLFO WALSH Poemas





1

Llámame Juan,
sálvame de ser innumerable
como las hojas y los días.
Mi alma está pronta a desgajarse
en fragmentos pegajosos.
Únelos con el hilo de mi nombre,
sálvame de hundirme en la entraña de las cosas,
de ser el escorpión, la espina,
la rosa intacta,
el nudo que sangra en la madera,
el aire, las piedras, los gusanos,
todas las cosas que me llaman.
Pronuncia el rito,
la palabra que convoca,
que designa,
que dice: Este
entre océanos de tiempo,
Este, que no quiere hundirse todavía.
Garantízame,
repíteme,
invéntame,
llámame,
mírame,
perdido, simplemente,
simplemente,
como un niño entre voraces sombras.


2

Acaso es tiempo de mirar a aquel que asoma
en la plural profecía de los dientes:
hombre último, raíz ensimismada
prometida a la injuria de los tiempos.
Eterno, sin embargo –relativamente eterno-,
Más eternos que presunciones de alma.
Disperso, polvo de los siglos, animará otras horas
cuando ya no existan mi nombre y mi recuerdo.
Tranquilo espera el derrumbe de los signos:
la risa, el odio, las canciones,
el miedo, la ira, la palabra.
Su gesto natural de espera es la sonrisa.
Una sonrisa es imagen de la muerte.

1953


A UN BENTEVEO

Ya no somos enemigos,
renacemos diversos,
pero aún no quiero borrar de mi memoria
la flor de sangre innumerable que encendí en tu pecho.
Tú también me has muerto día a día.

Vivo azufre del cielo,
amador de la dulzura de la tierra,
te veo con una uva sangrante en el pico,
bien te veo,
torno a sumergirme en la espesura,
el acuario dónde inmóvil te aguardaba
con la serena perfidia de un niño:
Caías de pronto,
pez y flecha,
(luz verde destilaban las hojas,
quietud dulcísima),
y el rifle palpitaba junto a mi corazón,
la muerte apretada entre mis brazos.

Cautelas milenarias se estiraban en tu cuello,
seguros vaticinios,
y ya era tarde,
y ya era
el diamante de la explosión
y el brusco derrumus,
girasol.

Sólo tú y yo disputábamos el mundo.
No descendí al hornero y la paloma,
desprecié la calandria y la vocinglera urraca.
En claras mañanas
y en tardes de serenísima fluencia
nos hemos acechado prudentes y sabios
y así compartimos los únicos secretos que importan:
tú me hiciste silencioso y duro
a imagen de tu dura muerte.
Mas porque siempre renacías, perentorio
fénix milagroso,
tu pico indagando las viñas,
un higo morado encendiendo tu pupila,
tu grito enalteciendo los más altos eucaliptus,
he jugado en vano a hacerme inmortal
repitiendo los tres cuchilladas de la hermosa burla.

Después empezaste a vencerme
con oscuras complicidades
y distraídas sentencias que inspiras
más peligrosa que rifle del nueve
y matarte empezó a ser un acto impuro
o un mezquino pretexto de siervos.
Sólo entonces merecí tu desprecio:
de noches me aterrabas el sueño
como un brujo antiguo,
tus uñas hirieron mi carne,
tus ojos eran lunas,
tu pico se hundió en mi corazón:
te veo con mi corazón sangrante en el pico,
bien te veo, bien te veo.

Ahora tu voz es tan lejana que parece
fábula de olvido.
Ahora mientes si me nombras
y acaso miento yo al nombrarte
en la irreversible luz y el tiempo que fue otro.
Te he dejado los montes y las tardes.
Te he dejado las cerezas agridulces.
Te he dejado el aire que era mío.

1956



Poemas enviados por Rodolfo Walsh a Enriqueta Muñiz
En Enriqueta Muñiz. Historia de una investigación. Operación masacre de Rodolfo Walsh: una revolución de periodismo (y amor), Planeta, Buenos Aires, primera edición, noviembre de 2019
Rodolfo Walsh (Choele-Choel, hoy Lamarque, Río Negro, 9 de enero de 1927 - desaparecido por la dictadura cívico-militar el 25 de marzo de 1977)

sábado, 28 de diciembre de 2019

LEÓN GIECO Todas las letras de 4° LP 1979



  
A 40 AÑOS DE LA EDICIÓN de 4° LP 1979 DE LEÓN GIECO
TODAS LAS LETRAS


LADO UNO

1 SOLO LE PIDO A DIOS

Sólo le pido a Dios que el dolor no me sea indiferente
que la reseca muerte no me encuentre
vacío y solo sin haber hecho lo suficiente.

Sólo le pido a Dios que lo injusto no me sea indiferente
que no me abofeteen la otra mejilla
después de que una garra me arañó esta suerte.

Sólo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente
es un monstruo grande y pisa fuerte
toda la pobre inocencia de la gente.

Sólo le pido a Dios que el engaño no me sea indiferente
si un traidor puede más que unos cuantos
que esos cuantos no lo olviden fácilmente.

Sólo le pido a Dios que el futuro no me sea indiferente
desahuciado está el que tiene que marchar
a vivir una cultura diferente.

Sólo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente
es un monstruo grande y pisa fuerte
toda la pobre inocencia de la gente.

Dino Saluzzi: Bandoneón
León Gieco: Guitarras y voz


2 EL QUE QUEDA SOLO

El que queda solo en Navidad
en su casa o por la ciudad
ay por quien, ay por quien, por quien
brindará.

El que vive sin importarle
todo lo que sufren los demás
ay por quien, ay por quien, por quien
vivirá.

El que grita solo en un rincón
sin que nadie lo pueda escuchar
ay por quien, ay por quien, por quien
gritará.

El que pierde toda su humildad
por tener la suerte de triunfar
ay por quien, ay por quien, por quien
cantará.

Jorge Cumbo: Quena y Quenacho
Oski Amante: Bombo y Percusión
Willy Campins: Bajos
León Gieco: Charango y voz


3 DICE EL INMIGRANTE

Guarda la risa entre los dientes
marcha del sur para el este
lleva la sombra que sostiene
todo el peso de la gente que más quiere.

Lleva incertidumbre
y la risa postergada
lleva un libro, eso es bastante,
dice el inmigrante.

Lleva la cruz del marginado
lleva otro idioma
lleva a su familia, eso es bastante,
dice el inmigrante.

Lleva en sus ojos toda la mezcla
de la rabia, de la duda y la tristeza
tiene que pagar con el olvido
lágrimas de puerto y de destierro.

Charly García: Piano
Oscar Moro: Batería
María Rosa Yorio: Coros
Oski Amante: Congas
Nito Mestre: Coros
Alfredo Toth: Bajo
León Gieco: Guitarra y voz
Rodolfo Gorosito: Guitarra Eléctrica


4 YA SOY UN CROTO

Escapaba de los ojos de la gente
estaba comiendo solo mi propia risa
hasta que me pregunté
qué me anda pasando si hace un invierno
no recuerdo bien que amigos tenía, pero era otro.

Subí en un tren sin saber hacia dónde iba
sobre las piedras de un vagón dormía la siesta
hasta que me pregunté
qué me anda pasando si hace un invierno
no recuerdo bien en donde dormía, pero era otro.

Escondido en una lágrima el misterio terminó
cuando vi a dos iguales, rotos como yo
entonces dije, ya soy un croto.

Un chico en bicicleta me traía torta
con la timidez de un asno pedía pan
hasta que me pregunté
qué me anda pasando si hace un invierno
no recuerdo bien que cosas comía, pero era otro.

El jefe de la estación miraba en mí su vida
me ofreció un galpón con trigo y bolsas limpias
hasta que me pregunté
qué me anda pasando si hace un invierno
no recuerdo bien en donde vivía, pero era otro.

Escondido en una lágrima el misterio terminó
cuando vi a dos iguales, rotos como yo
entonces dije, ya soy un croto.

Sergio Polizzi: Violín
León Gieco: Guitarra y voz
Nito Mestre: Coros
María Rosa Yorio: Coros
Luis Borda: Guitarra


5 CACHITO, EL CAMPEÓN DE CORRIENTES

Desde Corrientes a Buenos Aires un señor lo vino a buscar
cuando estacionó su auto vino el barrio a saludar
chau Cachito, chau, vas a ser el campeón,
desde aquí te alentaremos por la televisión.

En la noche del debut Corrientes estaba prendido
y un solo grito se oyó cuando el correntino entró
vamos cachito, vamos, debes ser el campeón,
desde aquí te alentaremos por la televisión.

El correntino saltarín mostraba su inocencia
y entre las cuerdas se vio sangrar sus redondas cejas
qué pensará mi madre ay, ay sí, qué pensará
qué pensará mi barrio ay, ay sí, qué pensará.

Qué me estará pasando que no lo puedo parar
éste me está matando de verdad
cómo estará mi madre ay, ay sí, cómo estará
cómo estará mi pueblo ay, ay sí, cómo estará.

Llora Corrientes, llora la derrota de su campeón
el jueves llega cachito en el micro de las dos
y ese señor del auto no aparece por Corrientes
porque dice que es suficiente el dinero que ganó
y ese señor del auto no aparece por Corrientes
porque dice que es suficiente el dinero que ganó.

Dino Saluzzi: Bandoneón
Oski Amante: Guitarra y voz
Willy Campins: Voz
León Gieco: Guitarra y voz


LADO DOS

1 UN POCO DE COMPRENSIÓN

Las dulces promesas sufren el viejo pretexto
de que mañana se darán porque ahora no hay tiempo
todo se posterga dice la vieja historia
el regalo del final pasa todos los días y se va.

Para usted señor yo le ofrezco un poco de comprensión
junto con un cuerpecito sin ropas para un largo invierno.

Fascinantes son las playas y un hotel en las montañas
más prolija es mi pobreza que el lugar donde trabajo
hoy me muero un poco y mañana me muero un poco más
toda mi vida está regalada a unos cuantos en las semanas.

Para usted señor yo le ofrezco un poco de comprensión
junto con un cuerpecito sin ropas para un largo invierno.

Oscar Moro: Batería
Alfredo Toth: Bajo
Charly García: Piano
Nito Mestre: Coros
María Rosa Yorio: Coros
León Gieco: Guitarra y voz
Oski Amante: Congas
Rodolfo Gorosito: Guitarra Eléctrica


2 CONTINENTES DE SILENCIO

Quiero gritar muy fuerte y que entiendan
que mi sangre está muy bien dentro de mi cuerpo
ojos que tienen miedo
y hay continentes en silencio.

Violador que sales y derrumbas
impotencia que a mis pies tropiezas
ojos que tienen miedo
y hay continentes en silencio.

Las tormentas quiebran las cosechas
y también las casas no tan bien hechas
ojos que tienen miedo
y hay continentes en silencio.

Vieja historia sácate la máscara
que todo va a caer sobre la tierra
ojos que tienen miedo
y hay continentes en silencio.

Dino Saluzzi: Bandoneón
María Rosa Yorio: Coros
Nito Mestre: Coros
León Gieco: Guitarra y voz


3 LA HISTORIA ESTA

Alguna vez sentiste en un espacio de tu imaginación
que el grito de los perdedores es sordo y mudo
aunque griten juntos.

Alguna vez sentiste cuando un pueblo
chorrea de su sangre nueva
como se muere lento igual que el corazón de un cuentacuentos.

Déjate atravesar por la realidad y que ella grite en tu cabeza
porque es muy malo dejar pasar por un costado a la historia esta.

Alguna vez sentiste mucha gente
tener quebradas sus fuerzas
o alzar del suelo el poema que guardaba en un rincón
de su inocencia.

Alguna vez sentiste muy de cerca
avanzar a la tragedia
todo lo pisa y lo rompe y en su lomo lleva a una niña buena.

Déjate atravesar por la realidad y que ella grite en tu cabeza
porque es muy malo dejar pasar por un costado a la historia esta.

León Gieco: Guitarra, armónica y voz


4 CANCIÓN DE AMOR PARA FRANCISCA

En una casa del barrio San Pedro
Francisca muestra todo su cuerpo
ponen dinero entre sus senos
toman vino negro y algunas ginebras
viste de verde, viste de rosa
y se desviste muy silenciosa.

Los lunes que no trabaja Francisca
con una canastita con flores y su hijita
van a correr por el monte
los caminos y los campos
ella dice que los besos, los gorriones
y las flores,
los lunes tienen más perfumes.

En una habitación del fondo de la casa
los hombres pasan, los hombres pasan
nadie le ofrece algún trabajo
porque tienen miedo de quedarse sin ella
piel de canela, ojos de pasto
cabellos largos y aliento a trigal.

Los lunes que no trabaja Francisca
con una canastita con flores y su hijita
van a correr por el monte
los caminos y los campos
ella dice que los besos, los gorriones
y las flores
los lunes tienen más perfumes.

León Gieco: Guitarra, armónica y voz


5 TEMA DE LOS MOSQUITOS

El gorrión le quitó la casa al hornero
un ave de rapiña picoteaba un cordero
la lechuza se prendió de los ojitos
de una rana chiquitita y de un sapito
todas las abejas y todas las ovejas
fueron masacradas por la gran araña
los mosquitos picoteaban a un chancho estancado
masticando mariposas de los pantanos.

Ay, qué vida es esta, dijo un cazador
salieron a matarse todos los animales hoy.

Un pavo real perdió todas sus plumas
en una sangrienta encrucijada de pumas
la calandria fue atrapada por la serpiente
los conejos pisoteados por el elefante
la hiena cantaba una triste canción
las hormigas bailoteaban sobre las iguanas
el caimán se comió la pajarito
que le limpiaba los dientes con su piquito.

Ay, qué vida es esta, dijo un cazador
salieron a matarse todos los animales hoy.

León Gieco: Guitarra, armónica y voz


 
Todas las letras y las músicas: León Gieco
La censura, pan de todos esos días: “La historia ésta”, “Canción de amor para Francisca” y “Tema de los mosquitos” fueron grabados en vivo el 28 de julio de 1978 en el Estadio Luna Park de Buenos Aires durante un recital a beneficio de la "Genética Humana"
León Gieco (Raúl Alberto Antonio Gieco) nació el 20 de noviembre de 1951 en una chacra cercana a Cañada Rosquín, provincia de Santa Fe
Músico y poeta popular
Fotos: Jmp





 



jueves, 26 de diciembre de 2019

JUANA BIGNOZZI Los poetas al morir si no se defienden quedan en las manos que siempre despreciaron





siempre añoramos o inventamos la vuelta al hogar
porque siempre veíamos que el lugar de la vida inquieta
platonov platonov qué mal me hiciste
hace muchos años que estoy enfermo
y es por el libro que tú escribiste
usted no tuvo que volver a la ciudad amada
y encontrar otra
donde nadie buscaba aquella inquietud
y el hogar no era como el suyo y el mío
el lugar de combate de los que llegamos tarde
al palacio al acorazado o a la plaza
usted me sostiene pero yo he vuelto a la realidad pavorosa
la que dice
los poetas en los años finales deben sonreír ante las insolencias
los poetas al morir si no se defienden
quedan en las manos que siempre despreciaron


cuando las plantas se secan en las casas
no vale la pena comprar cactus
espinas sobre las espinas
ni cambiar de música
los sonidos que las secan
son los que elegimos para estar juntos


esa funesta jactancia
de que la insistencia es la medida del logro
cuando solo es la medida de la grisura


dónde quedé yo
dónde quedó mi presencia
aquella de las reuniones del 58
y los años que siguieron
como en un cortejo de noches librerías
comité de barrio cine Lorraine
calle Corrientes para siempre mía
glorias de Europa
dónde quedé yo


he visto siempre la belleza derrotada
no quiero ni puedo creer en la belleza perfecta



cuando yo esté muerta un libro va a llevar mi nombre
se llamará obra completa porque nunca más
podré agregar una línea
y ahí estará mi muy primera juventud
las etapas intermedias
poemas sueltos de un momento de ilusión
la última pasión antes de volver a la verdadera
se darán cuenta de que este monumento
estuvo hecho de grietas
que no se vieron
y de cariños que nunca olvidó
crearán un personaje de papel
después de todo
tal vez fui sólo eso
una mujer que sólo tomó en serio su compromiso con unas ideas
un hombre
y las palabras


de joven escribí
sueño con un jardín
el jardín
se ha convertido en floreros con nardos
perros inmensos que no conocía y
me acompañan
puertos y trenes a los que llego tarde
la juventud fue verdad
la vejez representación
aeropuertos y andenes escenarios de mi historia
negada rescatada leída de nuevo a través de mis jóvenes amigos
sueño con amigos
hartos algunos de los ideólogos con los que me crie
ideologías que aún permiten la ira
preguntándome
y ya no puedo contestar
un día también se irán los perros del sueño
y yo quedaré con ellos en una ciudad que no reconocerían
y que me esfuerzo por sentir mía
eternamente sentada
en una lectura de poemas en 1963


pienso todo el día en un albacea
me entusiasmo
con maravillosos chicos renegados de clase alta
que conocen el poder
deberán enfrentarse con secretarios de cultura
con chicas aún libres
¿impedirían que me publicaran en una hoja parroquial?
o terminará enamorada de un pulcro burócrata con aires de cultura
olvidará los vinos y las noches y sólo me queda un hijo del poder
por ahora no traiciona los modales
nunca deja de buscarme un taxi
y se baja para despedirme
me da el brazo si es necesario
un albacea
y para el final puedo elegir no a los lúcidos que me alaban
supuetos populares
no a abogados distinguidos
sino a alguien que haciéndose el distraído
tiene el runrún de un poder
necesito un albacea
queridos amigos me han acorralado
para elegir
a quien maneja la distancia
y cierta indiferencia
no hay que darle la palabra
al tonto sensible
rescatará lo peor
nuestro momento miserable
nuestro momento de duda
hay que darle la palabra
a los que nunca complacen
y a veces ni acompañan
pero nunca traicionan


como toda persona que habla mucho
tengo secretos insondables abismales
míos sobre todo y algunos de otros
nadie puede no tener miserias después de más
de setenta años de vida y más de cuarenta de matrimonio
los míos están sellados a cal y canto y los pocos de los otros están
sellados por mi sentido incorruptible de la amistad
hablo siempre todo el tiempo cuento anécdotas
aun de mi matrimonio que hacen ilusionar a algunas
con que estoy contando la parte íntima la trastienda
cuento anécdotas prestigiosas parecen muy íntimas
pero no se olviden hablo siempre hablo con vino sin vino
respondo a expectativas transgresoras
el aborto la lucha por casarnos
si hubo amantes si hay restos un poco escabrosos de décadas
no se olviden
hablo pero lo mío y lo de los otros que han confiado en mí
está en silencio
no me iré a la tumba con secretos
me iré a la tumba
con mi dignidad la de mis amigos y la mía
no hicieron mal en confiar en mí
no hice mal en confiar en mí misma
palabra y silencio
mucho silencio
estamos a salvo


estoy sentada en mi casa
o caminando a una lectura de poemas
mientras pasa ante mis ojos la historia y me dice
ya no tengo lugar para vos
sólo te queda hablar de mí


no hay dudas de que he pasado cincuenta años
escribiendo una carta
yo creé ese destinatario ante el que
respondo cada día
y su sombra me ha permitido estar siempre acompañada
y a veces hasta agobiada por la gente


pero los derrotados vuelven como dice la leyenda de los guillotinados
pero vuelven para ser derrotados o guillotinados
y mantener viva la vergüenza de los otros
y mantener vivo el recuerdo que los hace bochornosos


el poeta que

a veces tiende silencio sobre verdades inútiles
toda palabra es el eco de cosas dichas hace años
que sólo el poeta escucha
si quiere pedir cuentas
se las pide a él mismo
y bajo otros cielos cierra los ojos para sobrevivir


creo que me quedan fuegos de aquel destino


brindo por vos Juanita Bignozzi
capaz de animar una mesa
de contar historias intelectuales históricas y algún chisme del ambiente
pedir comida preguntar si la ensalada está bien
preguntar vivís lejos a qué hora se tienen que levantar
de escuchar con respeto y generosidad a los jóvenes
y no momificarte cuando te dicen
es Juana Bignozzi
por tu capacidad de gustar y amar las vidrieras las chafalonías los collares
y la noche
la noche que ya sólo ella mantiene todos tienen sueño
un joven me elogió como nunca
no a ella no le diría que hiciera el esfuerzo de venir
pero a juanita si ella sale
Juana Bignozzi
nunca mató a Juanita Bignozzi


no tiemblen cuando escuchen lo que vos a decir
la poesía es la palabra de la muerte
no la niega no le da sonido
habla con ella
los muertos siempre hablan con los vivos
piensen en sus padres los hijos
en sus maridos las viudas
esa palabra eterna atraviesa las bóvedas rencores
paraninfos mortuorios
rehace los recuerdos
la poesía hace eterno lo que no está lo que fue
créanme hace eterna la muerte


siempre moriremos lejos
de una persona de una ciudad
los regresos son ilusiones que engañan

siempre moriremos lejos


me miro en estos muñecos
que son espejos
no puedo besarlos
no puedo besarme a mí misma


necesito un albacea
la lucidez nos ha llevado a no tener hijos
la lucidez de mis padres me llevó
a no tener hermanos
o sea a no tener sobrinos
la ideología de mi marido lo llevó
a no tener familia
y ahora todos los cuadros los objets d’art
los maravillosos libros de nuestros viajes a las mejores
exposiciones de Europa
mi Capodimonte comprado en 1975 al pie del Vesubio 
no sé si queda alguno en Buenos Aires
deben tener un destino
¿la lucidez es el desamparo?
¿la lucidez termina en un testamento para extraños?
pienso todo el día en mi albacea


ahora que soy vieja
y vos un señor mayor
quisiera que sólo recordaras
las fotos de los viajes
aquellos livianos vestidos de flores
que usaba entre los jardines lujosos
y entre las ruinas
ahora que antes de dormirme
sin que lo notes te toco para saber si aún respirás


A ALGUNOS NO HAY QUE CONOCERLOS PARA ODIARLOS

nuestros almuerzos de juventud
han terminado
es escribir las necrológicas unas de otras


he llegado a la edad
en que lloramos al hablar de nuestra juventud
como se llora una ausencia
no con dolor o con tristeza
mucho menos con nostalgia
sino como a lo que nunca se irá


después de décadas quiero morirme
para acompañarte por última vez


cae la tarde sobre tu tumba
cae la tarde sobre esta tumba que fue nuestra casa




 
De los regalos que recibí en nochebuena, por un 2020 mucho mejor
En Novísimos. Poemas inéditos, Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2019
Juana Bignozzi (Buenos Aires, 21 de septiembre de 1937 – 5 de agosto de 2015)