LA PALABRA
Amar la palabra,
adentrarse en ella
buscar su origen
su único o mil
significados.
Su refulgencia.
Convertirla en la
herramienta de un oficio;
en la columna
vertebran de la vida
–nardo espejo cráter
travesía
pantera candado
llave cántaro navío
cifra cóndor otoño
abismo.
Es entonces la magia
la propia sangre tras innumerables velos
un escudo la hoz la
cruz la máscara.
Jaula.
Cárcel.
Muro.
Laberinto.
Aquel viejo amor,
aquel oficio
se transforma en
juego en traición en trampa.
Sólo quedan dos
caminos:
el veneno o
retornar.
Al comienzo de la
espiral.
A la palabra exacta.
En: “Promesa postergada / Huésped en
el laberinto”, Argos, 2009.
Glauce Baldovin (Río Cuarto, Córdoba,
1928-1995).
Foto: GB s/r
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