LA CASA
En esta casa
en que vivo,
la zozobra
me asalta
de perderla.
Ella es mi
madre
de recuerdos,
mi continente
arrebatado
a la miseria.
Nada
importante
ha sucedido
entre sus
muros.
¿Ha de
impedirme Dios
la humilde
gloria
de morir en
ella?
LAS CIENCIAS NATURALES
Junto a las
rocas, la negra sal
radiante.
¡Oídos!
Crujen las
pieles de la Tierra
gastadas por
el sueño
bajo una calma
infernal.
¿Dónde está el
hombre
que renace
en las cenizas
de una gran
poesía,
la mano de oro
que bautiza
y desarrolla
las ciencias
naturales?
Palabras,
Serpientes de
la asfixia.
POEMA RAÍCES
El hombre que
habla
y devora sus
palabras,
teje una fábula
en su Tierra.
Y el aire
invade
los verbos de
su raza.
Así cayó esta
zarpa
en mi
inocencia.
Así creció mi
orgullo
en este mundo.
SOMBRERO DE PERRO
No hemos
tenido suerte,
amigo mío,
aunque haya
quienes digan
que siempre la
tuvimos.
Cuando miramos
hacia atrás
y recordamos
las calles
de ese París
que se ha ido
con nosotros,
no sabemos ya
qué hemos tenido,
no sabemos
siquiera
si hemos
tenido alguna cosa
o si todo ha
sido solamente
nuestro
disfraz de saltimbanqui,
nuestro
sombrero de perro
y nuestras
ganas de vivir.
Algo sabemos
sin embargo
de los
fulgores del mundo:
no nos va bien
la bufanda
de seda
pelirroja
de los
directores de asuntos,
no nos
convienen
los parajes
idílicos,
las mansiones
augustas,
las torpes
limosinas.
No estamos ya
para esa farsa,
viejo perro.
Hemos querido
cantar
y sólo hemos
gritado.
Hemos
enfrentado a Dios
y él ha
escapado
brincando por
los bosques.
Hemos querido
mostrarnos
y nadie nos ha
visto.
Hemos querido
ser grandes
y sólo fuimos
los mismos,
los de
siempre.
Acaso hayamos
tenido,
únicamente,
la delicada
suerte
de no haber
sido nadie
ni nada.
LA ALONDRA
El niño rompe sus juguetes
en busca de la alondra.
La oveja con ruedas,
el caballo de lechero,
el oso negro de la tía Blanca,
el tíovivo con música,
la locomotora alemana
y hasta el fonógrafo infantil
con aquella marcha espantosa
norteamericana.
Lo rompes todo,
le dice su padre.
Todo lo rompes,
le dice su madre.
Busco la alondra,
dice el niño.
Y, claro está, pasa el tiempo.
Y el niño, que ya está crecido,
busca la alondra en los campos,
en las bestias, en los libros,
en las mujeres.
Y todo lo destruye
en busca de la alondra.
Se ha convertido
en un hombre rodeado
de juguetes rotos,
de libros inútiles,
de mujeres destrozadas.
en busca de la alondra.
La oveja con ruedas,
el caballo de lechero,
el oso negro de la tía Blanca,
el tíovivo con música,
la locomotora alemana
y hasta el fonógrafo infantil
con aquella marcha espantosa
norteamericana.
Lo rompes todo,
le dice su padre.
Todo lo rompes,
le dice su madre.
Busco la alondra,
dice el niño.
Y, claro está, pasa el tiempo.
Y el niño, que ya está crecido,
busca la alondra en los campos,
en las bestias, en los libros,
en las mujeres.
Y todo lo destruye
en busca de la alondra.
Se ha convertido
en un hombre rodeado
de juguetes rotos,
de libros inútiles,
de mujeres destrozadas.
Hasta que llega el momento
en que se hace viejo
y camina por las calles,
distraídamente,
buscando siempre la alondra.
Pero una tarde, empuña
su bello Colt 38
y se pega un tiro.
Entonces,
de su cabeza ensangrentada
sale volando la alondra.
Es lástima que no haya
nadie para verlo.
en que se hace viejo
y camina por las calles,
distraídamente,
buscando siempre la alondra.
Pero una tarde, empuña
su bello Colt 38
y se pega un tiro.
Entonces,
de su cabeza ensangrentada
sale volando la alondra.
Es lástima que no haya
nadie para verlo.
DIFICULTADES
Insoportable
buena fe,
es tan difícil decir a una mujer que es fea,
a un viejo amigo que es inútil y cobarde,
es tan difícil decir a un mal poeta
que sus infames versos hieden,
que sus libritos dan grima,
que sus metáforas son abominables
que la listita de sus premios
es desgarradora,
es tan difícil hablar con una lengua pura
de cristal y plata fresca y lúcida saliva,
decir a un hombre notorio que es imbécil,
que si no mide el flujo
de sus tonterías
puede morir como un pez,
es tan difícil soportar al literato orondo
que ha estado dando en Londres
sus conferencias para monos,
es tan difícil y tan duro
ir a lugares, almuerzos,
inauguraciones de aeróstatos,
escuchar la radio, los recitadores
de trámite melífluo, los sermones,
es tan difícil recibir llamadas telefónicas
y libros dedicados,
rehusar invitaciones,
hollar las vanidades
que envenenan el mundo,
es tan difícil flotar, volar, arder
como las naves,
como los pájaros sagrados
y algunos pocos libros de platino,
es tan difícil y tan necesario
abominar del dinero
y del poder
y seguir siendo un hombre.
es tan difícil decir a una mujer que es fea,
a un viejo amigo que es inútil y cobarde,
es tan difícil decir a un mal poeta
que sus infames versos hieden,
que sus libritos dan grima,
que sus metáforas son abominables
que la listita de sus premios
es desgarradora,
es tan difícil hablar con una lengua pura
de cristal y plata fresca y lúcida saliva,
decir a un hombre notorio que es imbécil,
que si no mide el flujo
de sus tonterías
puede morir como un pez,
es tan difícil soportar al literato orondo
que ha estado dando en Londres
sus conferencias para monos,
es tan difícil y tan duro
ir a lugares, almuerzos,
inauguraciones de aeróstatos,
escuchar la radio, los recitadores
de trámite melífluo, los sermones,
es tan difícil recibir llamadas telefónicas
y libros dedicados,
rehusar invitaciones,
hollar las vanidades
que envenenan el mundo,
es tan difícil flotar, volar, arder
como las naves,
como los pájaros sagrados
y algunos pocos libros de platino,
es tan difícil y tan necesario
abominar del dinero
y del poder
y seguir siendo un hombre.
Julio
Llinás (Buenos Aires, 1929).-
Selección
de textos: Jmp. En: “De las aves que vuelan”,
Antología personal, Argonauta, 2008.-
Fotografía
de Jorge Carrol, Santafé de Bogotá, 1984.-
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