domingo, 11 de marzo de 2012

Rafael Vásquez – Del pasado se vuelve sin testigos




EL PERRO PERDIDO

El perro de mi hija
corre bajo el suburbio de una noche de enero,
cruza campos ajenos, montoncitos de escombros,
calles que nadie encuentra, ni nombra, ni conoce.
Bajo estrellas inútiles y un acoso de ruidos
por donde la pobreza suele sentirse viva,
en medio del festejo del año que inaugura
su reiterado estruendo,
pobre animal sin sombra del color de la noche
va sin rumbo ni techo, prisionero del miedo,
el perro de mi hija.
No puedo ver sus ojos
ni tampoco los de ella
ni adivinar el cauce de su llanto imparable.
Sé que no habrá medida para esta simple pérdida,
frecuente travesura del azar suburbano,
porque de un solo golpe todo el dolor del mundo
bajará desvalido con su muda injusticia
que no podré apartarle
sobre su corazón.


GENEALOGÍA

Mi padre no me hablaba de su padre o su abuelo
y yo no fui el curioso rastreador del silencio.
No supe indagar sombras ni fantasmas
porque bastaba el rito de ignorarnos.
Y estaba el sol.
Era difícil conversar conmigo.
Tal vez por eso las palabras
se fueron despertando en mi escritura.
La muerte lo llevó de madrugada,
sin despedida y sin explicaciones,
no me sirvió siquiera de experiencia.
Volver hacia otro tiempo ya no cabe:
del pasado se vuelve sin testigos.



LA MUDANZA

Había olvidado cómo era.
Digo: vaciar la casa y emprender la aventura
de empezar. ¿Qué se empieza?
Ahora cuando el hijo quiso mudar de barrio
y le ayudamos
a desvestir paredes y recuerdos,
a dibujar adioses y ver cómo deslucen los espacios
que van quedando grandes,
uno guarda sus pasos,
los ruidos de los pisos por donde la madera
gemía como un gato invisible.
Y busca los lugares donde el sol y las plantas
disputaban la luz.
Aunque no fue mi casa
hay siempre algún rincón que se verá en las fotos,
una música vieja,
el choque de las copas para apurar un brindis,
lo que queda del tiempo.
Fechas que están ligadas a aquella geografía
mínima de los cuartos:
tortas de cumpleaños, navidades y ruidos
con que el año cambiaba sin cambiar demasiado.

Hay que empezar entonces
e inventar los recuerdos para la casa nueva.



En: “Explicaciones y retratos”, Ediciones El Mono Armado, 2011.
Rafael Vásquez (Buenos Aires, 1930).
Foto: Jmp, detalle tapa “Explicaciones y retratos”.

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