NAVIDAD DE CHUANG TZU
“Cuando Chuang Tzu soñó que era
una mariposa
en Chuang Tzu se trocó la
mariposa misma...”
(de “El soñador soñado”, Li Po)
El sol
estalla en la casa.
Vertical
lirismo azul
acrisolado
por el fuego
de una
ventana
conmemorando
el
jubiloso diciembre
que
tuvo que haber sido.
Anoche
se
tornaron ásperas
las
estampas,
y
mientras el mundo festejaba
su
alcoholizado misterio,
alguien,
menos
alcoholizado que despierto
lloraba
la armonía de aquel cielo
frente
a una mariposa.
Y tuvo
que haber sido como tal
para
que esta mañana
-antes
de que el sol estallara en la casa-
lo vieran
sobrevolando canciones
y
abrazando a una flor.
MODERNIDAD
De una
cuba extraña nace un niño.
Bajo
otro sol se tecnifica un crimen.
Entre
ambos puntos
tiempo
y volumen tienden a complacerse
y
Heráclito sonríe ante las formas
que el
devenir asiste.
Nuevas
manos culpables distribuyen su afán.
HUELLAS DE CAZADOR
Tosca
mitad del mundo,
ciudad
despierta, fantasía,
rumor,
regreso de los hombres,
ilusión
donde se llagan las miradas,
pared,
pared contra pared,
desvelo
sobornado,
selva
preciosa, latitud en pie,
tierra
que se resigna a no morir
aunque
ceda la sangre,
fronda
encendida por configurar
el
drama inconsistente de la muerte.
LA LUZ DE LOS PÁJAROS
El
barrio extiende una quietud solar.
Una
hora sin metales que rivalicen con los pájaros,
una
hora sin figuraciones que admitir,
cuando
el error ocupa un lugar vago y transitorio
en la
fábula intacta del deseo:
no hay
pasos, no hay hambre posible
que se
ofrezcan para soñar un rumbo.
Porfiado,
el pensamiento escribe humillación
y da
otra vuelta en lo que vive.
¿Con
qué audacia podría uno reclamar
un
excedente de presencia?
Escucho.
Sólo
vive la luz de los pájaros
y se
descuelga ahora sigilosa de aspiración y bienvenida.
EL LOCO Y LA HAMACA
Uno
hace como que no mira al loco,
el
loco, por instantes, simula mirar.
Sobre
ese acuerdo imaginario,
hamaca
y loco trazan un balanceo victorioso,
enorme,
contra el vacío de la tarde.
(Si
bien había ojos, ojos
que
rondaban la emoción de vivir,
también
la imagen que los dispersaba
rehusaba
diluirse en movimientos.)
Es
entonces cuando el loco ríe
casi
al ritmo de su cosmogonía solitaria.
Y
resopla en el viento su belleza,
sus
harapos contra el vacío de la tarde.
EL HUMO
El
humo no es perspectiva
ante
la lluvia.
Su
opuesta dilución
le
exige leves y rápidos olvidos en el aire.
Y este
sueño indirecto de las casas
a
través del vidrio
parece
desplegar una aventura
más
tortuosa que tus ganas de ver.
¿Toulouse
hubiera dialogado así
con la
mañana?
EL GRAFFITI
Chorreante,
rústica
insolencia de amores.
Plebeya
es la pared
del
callejón que atraviesa la noche.
(Los
muchachos publican
su
feroz discusión con la muerte.)
LOS MOTIVOS DEL
GORDO
Después
de hablar de dietas,
de
ensaladas vidriosas e inclementes,
de
menudos sesudamente fileteados,
dijo
el Dietólogo a sus gordos:
-“No
lo olviden, hagan el amor, y mucho”.
Claro,
faltaba aquel antiguo postre,
mi
fantasía de un Catulo grueso y ruin,
incapaz
de contar
cuántos
fueron los besos
que
quemó en tu boca, Lesbia,
obsesionado
en calorías.
AUTOMOVILISTA
Aquel
señor apura su automóvil.
Liso,
brillante,
su
copiloto es un skyte de pibe;
atrás,
plegado, lleva un sillón de ruedas.
-Jefe:
¿se sabe centro metafórico del viaje?
No.
Un chirrido infernal y un raro esquive
le
otorgan lejanía.
Allí
va nuestro Edipo mejorado,
dejándonos
el aguijón de inventar cárceles,
perros,
testigos, su cuna y su tumba.
VARIACIÓN SOBRE
EL TIEMPO
Ningún
paraíso podría resistir
el
paso del tiempo.
Ninguna
música.
No
sólo los bichos cansan,
también
los milagros.
Esta
sencilla variación de mi vida
que
supone alcanzar algo legible
en
las líneas trazadas sobre un colectivo en marcha,
me
cansará muy pronto, obvio.
Pero
ha subido un símil
de
“La paseante” de Charles Baudelaire
-la
de piernas marmóreas-,
y
yo lo escribo aquí porque ella es tal como la imaginé
cuando
leía ese poema.
El
Poeta fue capaz de amarla
como
yo a lo blanco o a la delicadeza de un rostro,
o
a esa distancia lírica que media
entre
un perfume y su derroche.
Ella
lo sabe, no parece cansarla esta mirada.
Y
yo también lo sé.
De
un modo parecido –escribo- se construyó la eternidad.
En Selección
de poemas (1982 – 2002). Fotos: “Láminas”, jmp
José Emilio Tallarico (Buenos Aires, 7
de mayo de 1950 - 24 de octubre de 2019)