Un
poema de amor es un poema
de
amor. Lo intenté ayer
como
si el tiempo perdurara
en
tu risa real. Vida,
en el
sonido de tu mañana,
y
un niño juega en el suelo.
El
niño lee, no comprende.
Tu
universo, un cosquilleo que asombra.
Un
poema de amor es
el
poema. Los árboles
en
ese ayer y en este hoy,
el
mundo entre naranjas
del
destino. Salí al mundo.
El
mundo hostil y maravilla del hacer.
No
podía dibujar,
sí,
leer el mundo y nacer
la
belleza de lo hostil,
las
flores vendrán.
Vida,
mi vida en el Atenas
la
melodía y la palabra, golpes,
golpes,
tu electricidad golpeando en mí.
En
unos días la luz se apagará y todo amanece,
otra
vez, el amanecer de los días,
¿estás?,
¿tu espera está?
La
belleza, belleza de vos,
anillo,
la belleza del poema nacido
de
un dios pasajero, luz de estrella seca.
Salí,
otra vida ahora, el perfume de tu luz.
La
música vibra en los padres del ayer.
¿Y
comprenden la furia?, ¿y dejan haciendo?
La
poesía extraña de lo nuevo es siempre.
La
calle interior.
La
locura de la sanidad
Vamos.
Frutas en su jugo de sol,
dulces
y amargas; y los libros empiezan a ser
en
tu música la solidez, el líquido del despertar.
Música
en la noche, ahora sí, de mi luz.
De
mí, luz. Diamante de belleza,
guitarra
del sonar sin sonar.
El
amor es un poema escrito
con
tus palabras.
El
viento agita
y
las ramas quedan sin pájaros,
pájaros
de las ramas en tensión.
El
avión sobre los pájaros,
estela
del color vos quieras,
un
avión nunca sobrepasa pájaros.
Los
fantasmas del escenario
se
disfrazan. Pintan sus ojos, sus dedos,
maquillan
la tapa del nunca reprimir podrán.
No
son días de cielo abierto,
abre
el agua, sala la monotonía.
Maúlla
la grieta y la frontera
es
un espacio del lejano estar.
Miras,
ese día, el encuentro,
tus
ojos en los míos.
Y
rebotaba en las paredes,
una
inyección sin sentido.
Y
rebotaba en las paredes.
Quise
explicar la belleza
de
esa noche; sí, en nuestro jardín
pocos,
algunos, miraban el suelo.
Sin
necesidad, estábamos
en
el jardín, con nuestras palabras
y
tuyas, sol de las estaciones.
¿Ves?,
la sombra en la pared
dibuja
ideogramas con lágrimas
de
un paraíso donde el frío
canta
como un océano
en
la superficie y en la profundidad.
¿Recuerdas?,
la historia es un jazmín
negro
de sol y orilla, guitarra.
Envuelves
perros de la lluvia.
Punza
el corazón y la paz.
Llueve
con el cielo y la paz.
Hace
nido en el cielo. Respiro
un
presente de álamos plateados.
¿Vamos?,
nueces y duraznos,
duro
y frágil, canción de noche
otra
vez; sombra y danza, nena,
el
pasar es una flecha de asombro.
La
sombra en el cielo de lo opuesto
como
un jardín que traspasa la pared
y
crece la hierba fresca del mundo
en
el más acá del aire bueno.
Espíritu
llegás, ven, aquí, río
donde
tus cenizas bailarán; rayo
de
un poema de oriente llega;
tu mañana
llega, zetas de dedos,
agua
viboreando en el allá.
Hoy,
atrás, cantaré por primera vez.
La
canción llega, tu amor
llega
al mar, ahora es el mar,
solo
el mar y más allá del mar
acaso
vuelvas, sí, en nuestros días.
Canción
de vos, cañas del silbar.
Párpados
del cerrar y el abrir
como
un umbral de voces de vos
en
el llegar a la piel nuestra.
Albergue
de las ganas de reír.
Ah,
pega tu fuerza y no es dolor,
es
asombro del volar en el por acá
de escaleras
del lenguaje, la búsqueda.
En
la playa tu libro alimenta, la arena
se
lleva el mar, y así, el sol.
Un
poema de amor es un poema
de
amor. El amor es un poema escrito
con tus palabras.