Rock
del desierto
EL REPULGUE ES EL POEMA DEL EMPANADERO
me senté en una mesa en la vereda
pedí cuatro empanadas
dos de vaca salvaje
y dos de roquefort
y un cuarto de tinto.
el flaco que atiende me dice:
'como anda poeta?'
con aire socarrón.
se acercan dos hombres con traje
empleados de banco seguramente
—poeta/ va a tener que ceder la mesa
ellos tienen saco y zapatos.
—compartimos si quieren
el flaco ríe/ ellos sonríen
y entran al local.
en la mesa de al lado
dos mujeres/ madre e hija
la madre me escudriña con la mirada
parece que le desagradan los poetas.
más allá una mesa con siete gitanos
hablan un argentino cerrado y difícil
gritan y ríen a viva voz/
vienen del hospital
están acompañando a su madrina.
'a estos no les interesa
un carajo la vieja
están al pie de la cama
porque si se va (hace un gesto de
muerte)
ahí mismo arreglan la herencia'
dice el muchacho que atiende/ hijo del
dueño.
una paloma confianzuda se acerca
a buscar bordes de empanadas.
por la vereda pasa una muchacha
baja la vista/ apura el paso
se siente cohibida ante el grupo
gritón.
saco la libreta y escribo
'la calle es un hervidero de gestos
humanos'
y muerdo una empanada.
parece una buena frase
para empezar un poema.
LAS VIÑAS
y desde aquí se ve el pueblo
la línea de tamariscos al fondo
las dunas movedizas de la costa
y el prodigioso mar hasta el horizonte
éste es un buen lugar hijo
aquí plantarás tu casa
y engendrarás tus hijos
nada podrá dañarlos
el mundo queda más allá
donde la mirada no llega
y sus manos sucias no te tocarán
luego bajaron el monte juntos
hablando de la tierra de las viñas
de las uvas rojas maduras por el sol.
y siguieron hablando por años
por el camino que llevaba a la casa
en la cima del monte
hasta que el viejo murió.
y aún así siguieron hablando
de los nuevos retoños brillando al sol
junto a los hijos del joven labriego
y los nuevos hijos de los hijos
y los hijos de los hijos de la tierra.
SOMOS HIJOS BASTARDOS DEL VIENTO
este sur es viento
puro viento soplando
desde los quintos infiernos
o desde el séptimo cielo
y te abraza de pies a cabeza/
mensajero del más allá
trae los gritos de los torturados
el olor nauseabundo de los sicarios
para que nos pongamos en guardia/
y otras veces trae
ojos iluminados de asombro
pájaros y dragones gritando libertades
el polen de flores silvestres
germinando en el asfalto caliente
de ésta "ciudad de tristes
corazones"
y el aroma dulce
del cuerpo desnudo de ella.
allí viene ese culiao otra vez
a desordenar estos papeles
para que escriba sin esmero
este poema que se llevará el viento.
LA PALABRA
hace tiempo que no escribo
sobre el cuerpo desnudo de una mujer
como si fuera un remanso de agua dulce
o una luna atrapada en los fondos del
baldío.
será que a esta altura
me copio a mí mismo?.
quiero liberarme de las formas
de los arquetipos del tropos uranus
pero hay un ejército a las puertas de
mi ciudad
ciudad de viento
sitiada por las huestes de la realidad
que me obligan a regresar
al seno materno
a las tensiones familiares.
sueño un sueño que no existe
caballos de guerra bufan en mis ojos
hembras descomunales se desnudan
y floto en un espacio calmo
en un tiempo que no existe.
existirá mañana
este sueño hecho luz de realidad?
la realidad es un hecho inapresable
es un acto de la mirada
el árbol de la ventana
reverdece en septiembre
ese árbol esa ventana son la realidad?
esperar y saborear sus frutos jugosos
en la misma rama donde colgaron a un
hombre
donde un pequeño pájaro rompió la
cáscara de un huevo.
todo sucede a cierta distancia
el vaso que toma mi mano
la mujer que abre sus piernas
el líquido que discurre por mi interior
la leche que derramo en otro cuerpo.
y la palabra?
es real la palabra?
es más real que la cosa que intenta
nombrar?.
la palabra
esa otra distancia
un sueño que busca al otro.
la palabra otro espejo
más espejo que la superficie pulida
que me refleja
que la palabra repetida que me nombra
la palabra que sabe de mí
no me conoce.
la palabra nonata
me vislumbra
busca una forma desconocida
un sueño nuevo
para reflejarme
en un sueño que no existe.
*
Retrato
de los días de lluvia
DISTANTE
hay un momento en que todo se ve
distante,
en realidad es ella la que está lejos,
cerca de
mi cuerpo pero distante, es que ella
representa
ese todo, pienso. la miro hacer cosas,
ahora está
lavando las tazas de café, 'dejame
hacerlo a mí',
le digo. 'no, está bien', me mira y
sonríe. esa sonrisa es diferente,
algo hay en ella que le quita la
plenitud de otras veces.
me quedo pensando...ella, yo, ¿qué es? ¿qué
fue?,
no sé, ¿no lo sé?... lo siento en el
cuerpo,
aunque otros digan que en realidad es
el alma.
maldigo en silencio la situación, y
dudo también de eso,
no sé si maldecir eso que no reconozco,
no sé si maldecir eso que no reconozco,
o esta puta sensibilidad que no me deja
en paz.
LE
PETITE MORT
llovió
todo el día. una gotera en el techo se deslizó por la pared y formó una imagen
de mujer. hace horas que la observo. es ella, tiene sus senos de agua mansa,
sus caderas de fuego.
la lluvia era nuestro secreto amoroso,
primero corríamos por la calle hasta empaparnos, luego regresábamos, nos
desnudábamos y hacíamos rebullir el agua de nuestros cuerpos. después nos
quedábamos viendo por la ventana los pinos lanzando agujas al cielo, hasta que
caía algún cupido moribundo en medio del jardín.
ahora se desprende de la pared y viene
hacia mí brumosa y sonriente y mis ojos llueven como aquellos días de dulce
vendaval.
EL
MIMO
Me
detuve maravillado en medio de la vía, cuando lo vi hacer gestos con las manos
y mover los labios sin emitir sonido alguno.
Desde chico que me gustan los mimos, la
paradoja que representa para un escritor esa ausencia de lenguaje, y aún así me
emociona hasta las lágrimas.
Aunque no lo comprendía, estaba
maravillado con su arte.
Hasta que finalmente comprendí su
exacerbado histrionismo, fatalmente lo comprendí.
EL
FINAL
El
tipo corrió y corrió sin detenerse, atravesó valles y sierras, lagos y mares,
campos y ciudades y siguió corriendo, cruzó espacios desconocidos, asteroides y
planetas, soles rojos y estrellas ilusorias, hasta detenerse en el borde.
Miró
hacia atrás, y extasiado observó el prodigioso infinito, giró la cabeza, por
delante, el pasmoso abismo de la nada absoluta.
Sintió que era el final.
Cerró
el viejo cuaderno, apagó el velador, se levantó de la silla y se fue a dormir.
En
Rock del desierto, Ediciones De La
Grieta, San Martín de los Andes, Neuquén, 2016; en Retrato de los días de lluvia, la cebolla de vidrio / La mano en la
sed, Neuquén, 2017
Aldo
Luis Novelli (Nació en la ciudad de Neuquén, Argentina, en 1957). Poeta, cuentista,
ensayista. Coordina talleres de
poesía y ejerce la crítica literaria
Correo-e:
novellister@gmail.com
Selección
y foto: Jmp