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Capítulo 2, poema XXXI
No señor. En mis antepasados no hay diabéticos, hipertensos,
cardíacos ¿Cómo explicarle? De cada diez antepasados míos,
uno moría en las revoluciones, otro en las cámaras de gas
y cuatro o cinco de melancolía.
Ya sé que no se heredan tales males. La mandrágora deja
ese letargo de naranjas agrias. Luego talco, y a mover los genes fresquecitos.
Pero cuando llegan oleajes de dolor oleajes de dolor oleajes
se descubre un vago parecido: ¡Mire qué bonita!
Mete el brazo en el horno como lo hacía su tatarabuela.
*-
Siempre me parece
Estar tocando el fin de la llanura.
Esa raya no es el disimulo
De una zona ciega
Que no sé
Si siempre
Si me toca ahora hasta las heces
O el injusto búho de las pampas
Pone a prueba el alma.
Si la dejo
Ancha y ensopada
Se derrama
No sostengo nada
Y se me va
Descalza
Al pozo
Hundida en los terrones
Valentía
Para ser
La raza de los bueyes
Ser de raza buey
Te quema el yugo
Y en los hechos
Toda la ansiedad
Es un arado
Sobre el universo.
Hasta que pare de llover
La pampa huele a pájaro
Quemado.
Cómo deponer
Las armas en el campo
Cómo hacer
Un techo en la planicie
Y una hiedra
Que al dolor no cargue
Y cómo amar
Al prójimo
Si no camina
Nadie bajo el sol.
BELIEVE IT OR NOT
Hoy lo llevo de la mano por primera vez.
Un anciano pequeño con los ojos azules
Para qué
Frunce el seño.
Yo le muestro el recinto de los colmos
La habitación de los efectos ópticos
Un cuadro japonés
Según se mire
Es una flor o barco o señorita.
Todo lo olvidará
Pero mi mano conduciendo su asombro
Por primera vez
Volcando tanta maravilla
En el escollo de su saco roto.
No para cosechar
Apenas
Para fijar sus médanos un año, un tiempo más.
Oír como golpea el alborozo en esa cavidad
Believeit.
EN TANTO QUE DE ROSA Y AZUCENA
Las primeras arrugas van borrando
De mi rostro el candor:
Ya no me creo eterna.
Ahora la pequeña Lulú lava los platos
Y Periquita entrega el corazón.
Te vas, edad ligera, fuiste grave.
No puedo recordarte vaporosa
Danzando entre claveles.
No puedo recordarte despeinada
En la grupa
De una motocicleta.
Acaso la adultez
Se ajuste más al lento
Material de mi cuerpo.
Tampoco me apetece una elegancia digna
Ni fermenta en mi piel
La prometida miel
De una gran obra.
Sin embargo construyo un monumento
Más eterno que el bronce.
Tengo un hijo
Cuando crece rechinan
Los resortes del mundo.
**-
POEMA 1
Si tu voz
Me apela por mi nombre
Todos los sonidos
Se levantan.
Hay que ver
Lo bien que suena
Así
El nombre de nacer
No duele
Tanto.
Vamos Adán:
Hay que ponerle nombre a las abejas
A los arroyos grises
Y a los copos de nieve.
A la encina que se llame así:
“Encina, encina”
Y al maíz doblado por el viento,
Una palabra grave: “Movimiento”
Y cuando nos
Cansemos
De llamar a las cosas
Por su nombre
Y en el séptimo día
Reposemos
Todo se llame igual
A su inocencia
…
POEMA 7
Una lengua extranjera
No es
Un alfabeto
Morse
De las grullas
Ni tampoco
Un nido de cigüeñas
Es un nido
Para quien
Cruzó los dedos
En la cruz.
Una golondrina sola
Puede cobijarse
En un dedal
Pero no
Dar cauce
A su deseo.
Inútilmente
La canción de cuna
Se resiste
Al golpe
De un bongó
Una lengua hablame
Pero con la
Música hasta el cuello.
No el aturdimiento
Sobre la canción del asesino
En la ruta a Shangai.
Como Góngora en la fuente hablame
Pura sinestesia
Zoo de cristal.
Una lengua extranjera
Tiene siempre
Su elefante de vidrio
Su jirafa a pintas
Y una grulla
De opalina
Para ver pasar y preguntarse
Si eso
En realidad
No se llama
Cigüeña.
…
De una sala vacía
A otra sala
Un hilo tembloroso
Pende.
Ser leal a un
Hilo de palabras
Frágiles
Procurado por nadie.
Esa instalación no tiene
Dueño.
Si no la escucha el labrador de puentes
Si no la escucha
Y no es leal
Y no recoge
Con el borde mismo de su encía
Un leve acento
De alguien que bebió
Palabras sucias.
Ser leal al genio
Del oído
Y no trastabillar
Cuando cae de bruces
Y se rompe
Su magnificencia.
Aún así servirle de instrumento
Que en el arpa de tu cuerpo
El genio de oído
Escriba un “leitmotiv”
Y que la claridad
No se arrepienta de arrimarse a vos
Como no se arrepiente la mañana
De rosados dedos
De yuxtaponerse
Al odio
De la noche.
***-
II
un día fui mujer de un leñador y me partió a pedazos
¿qué esperabas?
¿ardillas correteando por la nuca?
ahora se escabulle
la jauría de ciervos
que había coloreado en una lámina para darte
ayer como regalo
en cuclillas
sobre un jergón de paja
no voy a dar a luz
voy a dar a penumbra un hijo amoratado
quería que el bebé tuviese
un hongo rojo con motitas blancas
para que lo abrigaran del rocío
¬¬
III
realidad es el nombre más tenue de la resignación
vi al ternero
saltar sobre alambrados
en busca de una leche materna más morena
vi un papel abollado en las hendijas de un muro milenario un exvoto
como toda mirada suplicante lanza un papel y mira
hacia arriba
hacia el suelo
buscando el entresijo
donde la realidad
se pulverice hay arrugas en la realidad es posible
deslizar una carta
en sus arrugas
la carta puede ser un papel blanco o tres papeles blancos
recordar la insistencia
- de Novela familiar, Ediciones Último Reino, 1990 /
*- de Laguna, Bajo la luna, 1999 /
**- de El mal menor, Bajo la luna, 2008 /
***- de El talante de las flores, Hilos, 2014 /
Mónica Sifrim (Buenos Aires, 1958) / Fotos; jmp /
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.-