sábado, 30 de diciembre de 2023

JOAQUÍN GIANNUZZI No más poemas después de eso

La casa verde, City Bell, 30 del 12 del 23

Lecturas en el Taller



VISIÓN FINAL 

Un pensamiento ante la ventana abierta 
crece con firmeza 
confirmado por el televisor a sus espaldas. 
Tambalean las cosas en la calle, 
los automóviles vacilan, se degradan 
árboles y personas, las imágenes 
se precipitan hacia un final enceguecido. 
El voluptuoso sentimiento 
de participar de un crimen general, 
una certeza irrespirable. 


CIERTAS INSTRUCCIONES

Al levantarse de la cama 
meta sólo un dedo del pie en la madrugada 
probando su temperatura. 
Si la siente más o menos sanguínea que su cabeza 
lo mejor es tumbarse nuevamente: 
como si después de tomarle el pulso 
hubiera comprobado 
que hoy el mundo es demasiado 
que no coincide, que no encaja en nada, 
que no está para gente como usted.


LA BALA 

La mala noticia puede aullar 
en el teléfono sonando en medio de la noche.
Pero si el llamado estaba equivocado 
volvemos a la cama 
como si una bala que nos estaba destinada 
hubiera silbado a corta distancia 
de nuestra soñolienta cabeza.
De todos modos, la época 
reserva sus oportunidades. La misma bala 
dará en el centro de otra cabeza insomne 
en una oscuridad donde el teléfono 
no hace otra cosa que callar.


LA DESAPARICIÓN 

Con un par de convicciones
y algunas blasfemias
violaron la cerradura a tiros.
Animales de caza nocturna
lo sacaron de la cama. La presa
no alcanzó a despedir su rostro
ni poner a salvo su nervio principal.
En la vejación, el mundo
perdía su nombre y sospechó
no más poemas después de eso.
En nombre de un orden
que despuebla la vida, lo condujeron
en un coche cerrado como un ataúd
hurtando la vergüenza al exterior.
Entonces atravesaron
la vasta oscuridad sin jueces
de una ciudad en la que desapareció
y en cuyos jardines había amado
con un cuerpo visible tendido al sol.





En Obra Poética, Emecé Editores, Buenos Aires, Argentina, 2000 / De Apuestas en lo oscuro, 2000 / 
Joaquín Giannuzzi (Buenos Aires, 29 de julio de 1924 - Campo Quijano, Salta, 26 de enero de 2004) / Fotos: jmp / 
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.- 

martes, 19 de diciembre de 2023

MARTÍN KOHAN Mi padre me dijo

City Bell 19 del 12 de 2023



VIII 

     Recuerdo que mi padre dijo: “Los milicos son gente de reglas claras”. La primera de esas reglas establecía: “El superior siempre tiene razón, y más aún cuando no la tiene”. Recuerdo que me dijo que entendiera bien eso, porque si entendía eso, entendía todo. 


XII 

     Mi padre era un hombre muy dado a contar anécdotas. Muchas de esas anécdotas, como suele ocurrir, provenían de sus ya lejanos quince meses de servicio militar, y apenas se supo con certeza que el número que me había tocado en suerte era el cuatrocientos noventa y siete, todas ellas volvieron a ser contadas, una por una, como por primera vez.
     Había una que refería una formación matinal en el patio del cuartel. Unos treinta soldados en ropa de fajina y en posición de firmes. Y un teniente coronel, cuyo nombre mi padre se esforzó inútilmente por traer a su memoria, pasando revista. En un momento determinado, el teniente coronel pregunta a toda voz: “¡Soldados! ¿Quién de ustedes sabe escribir bien a máquina?”. Y agrega: “El que sabe escribir bien a máquina, que dé un paso al frente”. Por un instante, nadie dice nada. Hay que ver qué significa exactamente escribir “bien” para el teniente coronel. Por fin, casi en el extremo de la fila, un pelirrojo pecoso que no mide más que un metro y medio da un paso adelante y exclama: “¡Yo, mi teniente coronel!”. El teniente coronel se le acerca y a los gritos lo interroga: “¿Usted, soldado, sabe escribir bien a máquina?”. El soldado exclama: “¡Sí, mi teniente coronel!”. “Bueno”, le dice el teniente coronel, “agarre ese balde y ese cepillo que ve allá, y en una hora me limpia bien las letrinas del regimiento”. 
     Mi padre sacaba una moraleja de esta historia: en el servicio militar, conviene no saber nunca nada. Me aconsejó que aprendiera esa lección elemental. “No hay que actuar como los judíos”, me dijo, “que siempre quieren hacer ver que saben todo”. 


XV 

     Mi padre me contó que había un militar que tenía este lema: “Al pedo, pero temprano”. Me dijo que esa consigna ilustraba bastante bien el modo de razonar de los militares. Después insistió mucho en que no fuera a mencionar esta anécdota a nadie en la conscripción, ni siquiera a los compañeros. “Vos calladito”, me dijo, y me guiñó un ojo. 


XX 

     Mi padre me dijo que los militares tenían, a su manera, algún sentido del humor. Una broma muy frecuente en el servicio militar consistía en lo siguiente: se formaba a la tropa y se la arengaba acerca de los males que traía la masturbación en exceso. Luego venía la advertencia: “Al que se hace mucho la paja, le salen pelos en la palma de la mano”. 
     Nunca faltaba quien, en ese momento, no podía resistir la tentación de verificar el estado de la palma de su mano. A ése le tocaban todas las pullas y las carcajadas, a veces por el resto del año. 
     Mi padre me encomió no incurrir en ese instante en el atisbo de mis palmas, mantener la vista al frente y las manos pegadas al cuerpo en posición de firme; así podría yo también, en lo sucesivo, participar de la diversión. 


City Bell 19 del 12 de 2023

En Dos veces junio, Random House Mondadori S.A., edición digital: noviembre de 2011 / 
Martín Kohan (Buenos Aires, 24 de enero de 1967) / Fotos: jmp / 
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.-

viernes, 15 de diciembre de 2023

FLORENCIA LOBO En este momento

“Sin tirar la toalla, City Bell, 15 de diciembre de 2023”, jmp




En este momento, el corazón de un oso pardo
late apenas ocho veces por minuto.
Una pizca de energía que gaste de más 
y no podría salir vivo de este invierno. 
Pero así, en la extrema quietud 
sostiene la existencia.
En unos meses se lo verá como si nada
atrapando salmones en el río.
El oso hiberna porque sabe que no puede 
hacerle frente al invierno
(hay humildad e inteligencia en ese acto).
Si pudiéramos trazar límites con tanta destreza
cuando algo se vuelve intransitable:
suspender el deseo, maniobrar el corazón 
como un perfecto artefacto 
de medición de lo que importa.
El oso un día decide despertar
y sale ávido del vientre de la roca
(y el hambre lo primero que come 
es la cabeza del miedo).
Así, como quien vuelve de un sueño,
barrer la nieve caída en las palabras
y decir: ahora, mundo 
sabrás que existo.


(Un poema inédito escrito hace tiempo, que de repente se me presentó muy actual. Hace días que paso de la alegría de estar de vuelta a la angustia de este presente horrible en el que nos metimos. De vuelta entre bosques, me cuesta no pensar en la idea de aprender a hibernar, pero por cuatro años seguidos, más o menos) / 

Florencia Lobo (San Miguel de Tucumán, 1984) / Desde pequeña vive en Ushuaia, Tierra del Fuego /  Poeta, editora y correctora / Foto: jmp “Sin tirar la toalla, City Bell, 15 de diciembre de 2023” / 
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.-

miércoles, 13 de diciembre de 2023

ALEDO LUIS MELONI Donde alguien la está esperando

Patio Casa Roja / Taller La Plata



SOLEDAD 

Solo; sí, me he quedado solo en medio 
de innumerable gente. 

La soledad habita en uno 
siempre a cubierto de cualquier mirada ajena, 
como si ella estuviera en un secreto exilio. 

Ella y yo, ahora; y nadie más. 

Igual que dos extraños que se encuentran de pronto 
y quedan, desde entonces, unidos para siempre.


CANTO 

La palabra 
echa a volar 
en el canto; 
es 
como si el canto le diera 
las alas 
que necesita 
para ser pájaro; 
para llegar 
y quedarse 
allí 
donde alguien 
la está esperando.


DESPOJO 

En un juego sin desquite, 
en un juego a pura pérdida, 
la vida le va cediendo 
a la muerte su riqueza: 
en cada instante que fluye, 
en cada ficha que apuesta; 
y cuando se acaba el juego 
porque sin fichas se queda, 
en el último despojo 
la vida pierde su esencia: 
deja de ser vida y pasa 
a ser muerte también ella.


EN EL SUEÑO 

Asumo cada noche 
           como si fuera la última. 
Al amparo del sueño 
           deposito el olvido. 
Y en el olvido escondo 
          todo lo que me angustia. 
Sólo en el sueño, 
           sólo en él es mío lo imposible. 
Porque todo es posible 
          en la absurda metáfora del sueño: 
recobrar, por ejemplo, 
          lo que uno más añora; 
desandar un camino 
          que no tiene retorno; 
retener el instante 
          que se va. 
Con pena, entonces, 
          cada mañana 
restituyo al sueño 
          lo que es del sueño: 
su piadoso engaño.


En Poesía elegida, Instituto de Cultura de la Provincia del Chaco, segunda edición 2020 / 
Aledo Luis Meloni, poeta y docente, nació en Bolívar, provincia de Buenos Aires, el 1 de agosto de 1912 - Desde 1937 vivió en la provincia de Chaco - Murió en Resistencia el 11 de enero de 2016 / Fotos: jmp, archivo de La talita Dorada / Selección de textos: jmp / 
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.- 

sábado, 2 de diciembre de 2023

MARIO JORGE DE LELLIS Los hombres del Pan Duro





CANTO A LOS HOMBRES DEL PAN DURO 

Nacen, se reproducen, después mueren. 
De cobre son y el cobre los golpea. 
Llevan de cobre el corazón y la camisa. 
Llevan de cobre las mujeres recias. 
Llevan de cobre el ojo y los abuelos. 
De cobre son y suenan.

Nacen, se reproducen, después, mueren. 
Y es de cobre el vapor del caldo escaso, 
de cobre el duro tálamo, la higuera, 
el defendible hinojo, 
la charla sobre el pan, el hasta cuándo, 
las mesas de hule roto, la impaciencia 
por ver caras alegres, frutillas, casas propias, 
amigos bajo el sol, bajo la siesta. 

Nacen, se reproducen, después, mueren. 
Fueron cadetes de la industria, 
albañiles de andamios, 
fabricantes de cosas inútiles modernas, 
paladines del aire y del martillo, 
fregadores de pisos, humo de chimeneas. 

Nacen, se reproducen, después mueren. 
¿Quién obtuvo sus sangres? 
   ¿Quién destinó sus vértebras? 
¿Quién los puso de gallos en la aurora 
caminando y gritando, pateando y acatando, 
hirviéndoles la sangre compañera? 

Yo los he visto hastiados hasta decir no quiero, 
los he visto matando en frigoríficos, 
   matando en primaveras 
en que todo nacía sin motivo aparente 
   como nacen las flores; 
los he visto con bolsas, 
   moverse, trabajando, cuando era 
la hora de comer, 
   la hora egregia del amor y del descanso; 
los he visto trepados a las torres, 
   trepados a las viejas 
torres, dándoles cal, charlando con los ángeles, 
mirando un punto de la tierra, 
un solo punto vivo 
al cual pertenecían 
y por el cual hilaban sus días, sus esencias. 

Los he visto volviendo a sus hogares 
con la honradez al hombro, mirándose las piernas, 
detallándose niños y costumbres, 
   algunas cosas que suceden, 
pisándose las huellas, 
hollándose los marzos, los octubres, 
los panes sin almuerzo, las amargas cosechas 
del frío, las amargas recolecciones para otros 
y las amargas siembras 
del cobre que resuena en el alma 
como un gran acordeón tocando a fiesta. 

Yo sé que nacen, sí. 
   Yo sé: se reproducen. Yo sé: se mueren. 
Sé que suenan a cobre, sé que suenan 
a rasgadoras fiebres, a pan hermoso y triste. 
Tienen hijos de cobre, muy sonoros; 
   tienen mujeres recias, 
cigarrillos baratos en los dedos, 
hondas causas vitales manchando sus ojeras. 

Están aquí y allá. 
Suenan, resuenan. 

Son de una gama gris. 
Andan y trepan.

Naturalmente cobres, naturalmente solos, 
tienen el sol cerrado sobre la mano abierta. 

Y un día caen trizados por el tiempo, 
con unos ojos amplios hacia el norte 
y un pan duro indicando sus presencias. 

Son esos hombres duros como el cobre. 
Suenan, resuenan.


En Cantos humanos, Ediciones El Escarabajo de Oro, 1966 /  
Mario Jorge de Lellis (Almagro, Buenos Aires, 14 de mayo de 1922 - 14 de noviembre de 1966) / Fotos: jmp / 
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.- 

miércoles, 29 de noviembre de 2023

DINO CAMPANA Pum




EL CANTO DE LA TINIEBLA 

Luz del crepúsculo se atenúa:
Inquietos espíritus ¡sea dulce las tiniebla
Para el corazón que ya no ama!
Manantiales, manantiales hemos de escuchar,
Manantiales, manantiales que saben
Manantiales que saben que los espíritus están
Que los espíritus están escuchando… 
Escucha: la luz del crepúsculo atenúa
Y para los inquietos espíritus es dulce la tiniebla: 
Escucha: te ha vencido la Suerte:
Pero para los corazones ligeros otra vida está a las puertas:
No hay dulzura que pueda igualar la Muerte
Más más más 
Oyes  que todavía te acuna:
Oyes la dulce muchacha
Que dice al oído: Más más 
Y aquí se alza y desaparece
El viento: aquí vuelve del mar
¡Y aquí sentimos jadear 
El corazón que más nos amó!
Miramos: ya el paisaje
De los árboles y las aguas es nocturno
El río se va taciturno… 
¡Pum! ¡mamá, ese hombre allá arriba!



     En Cantos órficos y otros cantos / Campana, Saba, Ungaretti, Montale, Quasimodo / Versiones de Rodolfo Alonso / Centro Editor de América Latina, 1982 / Fotos: jmp /  
     Dino Campana (Marradi, Romaña, Italia, 20 de agosto de 1885 – Manicomio de Castel Pucci, internado desde 1918, San Martín La Palma, cerca de Florencia, 1 de marzo de 1932) / 
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.- 

martes, 21 de noviembre de 2023

ES TAN FÁCIL PASAR DE LA LUZ A LA OSCURIDAD





BAUTISMO 

     Es tan fácil pasar de la luz a la oscuridad. El poema (lo podés leer más abajo) es de Henry Treece (1911-1966). La versión de Juan Carlos Villavicencio. El poema lo canta Joan Báez (1941), está en su disco “Baptism” (Bautismo, Un viaje a través de nuestro tiempo, 1968). Entre otras pequeñas maravillas de los cántaros, canta y dice poemas y textos de Whitman, Prevert, García Lorca, James Joyce, Rimbaud, John Donne… Ningún hombre es una isla. Lo escuché ayer mientras esperaba. De tropezar, caerse, levantarse otra vez, estamos hechos de equivocaciones. Es tan fácil pasar de la luz a la oscuridad, cuando en realidad no somos ni lo uno ni lo otro.


¡NO DEBES ENTRAR DE NOCHE AL BOSQUE!

“El bosque está lleno de fulgurantes ojos,
El bosque está lleno de pies arrastrándose,
El bosque está lleno de diminutos alaridos:
¡No debes entrar de noche al bosque!”

Encontré a un hombre con ojos de vidrio,
Y un dedo tan enroscado como gusano retorciéndose,
Y el pelo todo rojo con podridas hojas,
Y un palo que silbó como una serpiente de verano.

“El bosque está lleno de fulgurantes ojos,
El bosque está lleno de pies arrastrándose,
El bosque está lleno de diminutos alaridos:
¡No debes entrar de noche al bosque!”

Él me cantó una canción usando palabras al revés,
Y dibujó un dragón en el aire para mí.
Vi sus dientes a través del dorso de su cabeza,
Y de su pelo ojos de una rata pestañeando.

“El bosque está lleno de fulgurantes ojos,
El bosque está lleno de pies arrastrándose,
El bosque está lleno de diminutos alaridos:
¡No debes entrar de noche al bosque!”

Él me hizo un centavo de una piedra,
Y me mostró cómo atrapar una alondra
Con una paja y una nuez y una palabra susurrada
Y una pizca de jengibre envuelto en una hoja.

“El bosque está lleno de fulgurantes ojos,
El bosque está lleno de pies arrastrándose,
El bosque está lleno de diminutos alaridos:
¡No debes entrar de noche al bosque!”

Él me preguntó mi nombre, y dónde vivo yo;
Le dije un nombre de mi Libro de Cuentos;
Él me pidió venir con él al bosque
Y bailar con los Reyes que viven bajo las colinas.

“El bosque está lleno de fulgurantes ojos,
El bosque está lleno de pies arrastrándose,
El bosque está lleno de diminutos alaridos:
¡No debes entrar de noche al bosque!”

Pero yo vi que sus ojos tornaban en fuego;
Y vi crecer las uñas en su retorcida mano;
Dije todos mis rezos precipitadamente,
Y me encontré a salvo en la tierra de mi padre.

“El bosque está lleno de fulgurantes ojos,
El bosque está lleno de pies arrastrándose,
El bosque está lleno de diminutos alaridos:
¡No debes entrar de noche al bosque!”


jueves, 2 de noviembre de 2023

ANTONIO GAMONEDA Eres azul en tus pezones






Un bosque se abre en la memoria y el olor a resina es útil al corazón. Vi las esferas del sudor y los insectos en la dulzura; 

luego, el crepúsculo en sus ojos; 

después, el cardo hirviendo ante el centeno y la fatiga de los pájaros perseguidos por la luz. 


.
Amé todas las pérdidas. 

Aún retumba el ruiseñor en el jardín invisible. 


.
Ha venido tu lengua; está en mi boca 
como una fruta en la melancolía. 

Ten piedad en mi boca: liba, lame, 
amor mío, la sombra. 


.
En la humedad me amas 

y eres azul en tus pezones. Hablas 

suavemente en mis labios y regresas 

a tu prisión en la melancolía. 



En Lengua y Herida, Ediciones Colihue, Buenos Aires, Argentina, 2004 / 
Antonio Gamoneda (Lobón, Oviedo, España, 30 de mayo de 1931) / Fotos y selección: jmp / 
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.- 

sábado, 14 de octubre de 2023

LOUISE GLÜCK Mentiría si digo que no tengo miedo




PRIMER RECUERDO 

Hace mucho me hirieron. Viví 
para vengarme 
de mi padre, no 
por lo que fue 
sino por lo que era yo: 
desde el principio de los tiempos, 
en la infancia, pensé 
que el dolor significaba 
que no era amada. 
Significaba que yo amaba.


EL ESPEJO 

Mirándote en el espejo me pregunto 
qué será ser tan bello 
y por qué no te amas 
sino te cortas, afeitándote 
como un ciego. Creo que me dejas mirar 
para poder ir contra ti mismo 
con más violencia 
necesitas mostrarme cómo te arrancas la carne 
con desprecio y sin vacilación 
hasta verte en la forma correcta, 
como un hombre que sangra, no 
como el reflejo que deseo.


CONFESIÓN 

Mentiría si digo que no tengo miedo. 
Le temo a la enfermedad, a la humillación. 
Como todo el mundo tengo mis sueños. 
Pero he aprendido a esconderlos, 
a cuidarme a mí misma 
de la plenitud: cualquier felicidad 
atrae a las Furias del Destino. 
Son hermanas, salvajes. 
No poseen ningún tipo de emoción, 
sólo envidia



En Casa Palabras, revista cultural de la CCE (Casa de la Cultura Ecuatoriana), número 48, diciembre de 2020: / (Versiones de Andrés Catalán, Eduardo Chirinos) / 
“Louise Glück es una de las voces capitales de la poesía estadounidense. Se graduó en 1961 en la Hewlett High School neoyorquina, y luego asistió al Sarah Lawrence College y a la Universidad de Columbia. Es profesora adjunta del Departamento de Inglés en la Universidad de Yale y vive en Cambridge (Massachusetts). En el curso de varias décadas ha publicado numerosos libros de poesía, entre los cuales destacan The Wild Iris, que le mereció el Premio Pulitzer, Averno, merecedor del Premio L. L. Winship/PEN New England y Faithful and Virtuous Night, Premio Nacional del Libro en Estados Unidos. Su volumen de ensayos Proofs and Theories ganó el Premio PEN/Martha Albrand. Su obra ha sido reconocida con galardones como la Medalla Nacional para las Humanidades, el Premio Bollingen y las becas Guggenheim y Rockefeller. Es miembro de la Academia Americana de las Artes y las Letras, así como de la Academia de Poetas Americanos. En 2020 fue galardonada con el Premio Nobel de Literatura.” / 
Louise Elisabeth Glück (Nueva York, 22 de abril de 1943 - 13 de octubre de 2023). / Fotos: jmp / Taller City Bell, espejos / Taller La Plata, nadie duerme / 
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.-

lunes, 11 de septiembre de 2023

MÓNICA SIFRIM Recordar la insistencia



-

Capítulo 2, poema XXXI

No señor. En mis antepasados no hay diabéticos, hipertensos, 
cardíacos ¿Cómo explicarle? De cada diez antepasados míos, 
uno moría en las revoluciones, otro en las cámaras de gas 
y cuatro o cinco de melancolía. 
Ya sé que no se heredan tales males. La mandrágora deja 
ese letargo de naranjas agrias. Luego talco, y a mover los genes fresquecitos. 
Pero cuando llegan oleajes de dolor oleajes de dolor oleajes 
se descubre un vago parecido: ¡Mire qué bonita! 

Mete el brazo en el horno como lo hacía su tatarabuela. 


*-

Siempre me parece 
Estar tocando el fin de la llanura.

Esa raya no es el disimulo
De una zona ciega
Que no sé
Si siempre
Si me toca ahora hasta las heces
O el injusto búho de las pampas
Pone a prueba el alma.
Si la dejo
Ancha y ensopada
Se derrama
No sostengo nada
Y se me va
Descalza
Al pozo
Hundida en los terrones
Valentía
Para ser
La raza de los bueyes

Ser de  raza buey
Te quema el yugo
Y en los hechos
Toda la ansiedad
Es un arado
Sobre el universo.

Hasta que pare de llover
La pampa huele a pájaro
Quemado. 
Cómo deponer
Las armas en el campo
Cómo hacer
Un techo en la planicie
Y una hiedra
Que al dolor no cargue

Y cómo amar 
Al prójimo
Si no camina
Nadie bajo el sol.


BELIEVE IT OR NOT

Hoy lo llevo de la mano por primera vez.
Un anciano pequeño con los ojos azules
Para qué
Frunce el seño.

Yo le muestro el recinto de los colmos

La habitación de los efectos ópticos
Un cuadro japonés
Según se mire
Es una flor o barco o señorita.

Todo lo olvidará

Pero mi mano conduciendo su asombro
Por primera vez
Volcando tanta maravilla
En el escollo de su saco roto.
No para cosechar
Apenas
Para fijar sus médanos un año, un tiempo más.

Oír como golpea el alborozo en esa cavidad
Believeit.


EN TANTO QUE DE ROSA Y AZUCENA

Las primeras arrugas van borrando
De mi rostro el candor:
Ya no me creo eterna.
Ahora la pequeña Lulú lava los platos
Y Periquita entrega el corazón.

Te vas, edad ligera, fuiste grave.
No puedo recordarte vaporosa
Danzando entre claveles.
No puedo recordarte despeinada
En la grupa
De una motocicleta.
Acaso la adultez
Se ajuste más al lento
Material de mi cuerpo.
Tampoco me apetece una elegancia digna
Ni fermenta en mi piel
La prometida miel
De una gran obra.

Sin embargo construyo un monumento
Más eterno que el bronce.
Tengo un hijo
Cuando crece rechinan
Los resortes del mundo.


**- 

POEMA 1

Si tu voz

Me apela por mi nombre
   Todos los sonidos
   Se levantan.


Hay que ver
Lo bien que suena
   Así

El nombre de nacer
No duele
   Tanto.

Vamos Adán: 

Hay que ponerle nombre a las abejas
   A los arroyos grises
   Y a los copos de nieve.

A la encina que se llame así: 
“Encina, encina”

Y al maíz doblado por el viento,

Una palabra grave:                   “Movimiento”

Y cuando nos
Cansemos

De llamar a las cosas
Por su nombre
Y en el séptimo día
Reposemos


Todo se llame igual

A su inocencia


POEMA 7

Una lengua extranjera
No es
Un alfabeto
Morse

De las grullas

Ni tampoco
Un nido de cigüeñas 
Es un nido
Para quien 

Cruzó los dedos
En la cruz.

Una golondrina sola

Puede cobijarse
En un dedal

Pero no 
Dar cauce
A su deseo.

Inútilmente
La canción de cuna
Se resiste
Al golpe

De un bongó

Una lengua hablame

Pero con la 
Música hasta el cuello.

No el aturdimiento
Sobre la canción del asesino
En la ruta a Shangai.

Como Góngora en la fuente hablame

Pura sinestesia

Zoo de cristal.

Una lengua extranjera

Tiene siempre

Su elefante de vidrio

Su jirafa a pintas

Y una grulla 

De opalina

Para ver pasar y preguntarse
Si eso
En realidad
No se llama 
Cigüeña.

… 

De una sala vacía
A otra sala 
Un hilo tembloroso

Pende.

Ser leal a un 
Hilo de palabras
Frágiles

Procurado por nadie.

Esa instalación no tiene
Dueño.

Si no la escucha    el labrador de puentes
Si no la escucha
Y no es leal

Y no recoge
Con el borde mismo de su encía

Un leve acento
De alguien que bebió

Palabras sucias.

Ser leal al genio
Del oído

Y no trastabillar
Cuando cae de bruces

Y se rompe
Su magnificencia.

Aún así servirle de instrumento

Que en el arpa de tu cuerpo

El genio de oído
Escriba un “leitmotiv”


Y que la claridad
No se arrepienta de arrimarse a vos 


Como no se arrepiente la mañana
De rosados dedos
De yuxtaponerse
Al odio 
De la noche. 


***- 

II

un día fui mujer de un leñador y me partió a pedazos
¿qué esperabas?
¿ardillas correteando por la nuca?
ahora se escabulle
la jauría de ciervos
que había coloreado en una lámina para darte
ayer como regalo
en cuclillas
sobre un jergón de paja
no voy a dar a luz
voy a dar a penumbra un hijo amoratado
quería que el bebé tuviese
un hongo rojo con motitas blancas
para que lo abrigaran del rocío
¬¬

III

realidad es el nombre más tenue de la resignación

     vi al ternero
saltar sobre alambrados
en busca de una leche materna más morena

     vi un papel abollado en las hendijas de un muro milenario un exvoto
como toda mirada suplicante lanza un papel y mira
hacia arriba
hacia el suelo
buscando el entresijo
donde la realidad
se pulverice hay arrugas en la realidad es posible
deslizar una carta
en sus arrugas
la carta puede ser un papel blanco o tres papeles blancos

recordar la insistencia 




- de Novela familiar, Ediciones Último Reino, 1990 / 
*-  de Laguna, Bajo la luna, 1999 / 
**- de El mal menor, Bajo la luna, 2008 / 
***- de El talante de las flores, Hilos, 2014 / 
Mónica Sifrim (Buenos Aires, 1958) / Fotos; jmp / 
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.- 

jueves, 24 de agosto de 2023

JAVIER VILLAFAÑE El que tenga limpia las manos



EL SUEÑO

No me quites las ramas de los ojos 
-esas manos de juncos- 
Qué árbol enorme 
es más sobra que árbol 
¿En dónde canta el grillo 
o es que se ha ido el patio? 
¿Por qué rama voy subiendo 
volando 
por el sueño dormido? 
Estas campanas en el agua 
¿Dónde he olvidado mi cuerpo?


LAS COSAS EN SU SITIO 

El que tenga limpia las manos 
ponga el pan en su sitio 
al ahorcado en la horca 
al río en el agua 
al mediodía en la luz 
al Cristo en el madero sin el sábado 
al aire por arriba de las manos 
al árbol en la tierra 
a la herida en el pecho del dolido 
en su isla al hombre 
y al llanto en una lágrima. 


LO MISMO DA 

Lo mismo da morir 
de cúbito dorsal en una esquina 
que de espaldas al cielo o en un lecho 
Igual vendrán las moscas a posarse 
en tu nariz sin aire 
igual verás la otra vereda 
a una luna distante entre otras nubes 
donde termina el mar 
y empieza el agua 
con pescadores quietos y sin peces. 


LOS DICHOSOS 

El que toma sol bajo la tierra 
el que se embriaga con la copa vacía 
el avaro que cuenta las monedas 
el mísero de la pierna de palo 
que corre cuesta arriba 
el que tiene hambre de justicia 
el perseguido 
el náufrago que ve el rostro de Dios 
entre las aguas 
y la mujer dormida en una hoguera. 


FÁBULA DEL POETA 

Trajeron un caballo.
trajeron dos caballos
y sudaron
bajo el látigo.
Trajeron cien caballos
y cien hombres atrás
daban vueltas
a las ruedas del carro.
Mil caballos 
mil hombres 
las ruedas en el barro
y el látigo sudando 
Y vino un hombre 
un hombre solo 
tan igual a los hombres 
con camisa 
un pantalón
y dijo una palabra
que todos entendieron 
como si la hubiera tomado
del aire 
del fuego 
de la tierra
o del agua 
y anduvo el carro
con un solo caballo. 
Después
pidió que le devolvieran
la palabra. 
La habían olvidado. 
Nadie pudo recordar la palabra
y lo dejaron solo
con los pies en el barro.


En Antología personal, Ediciones Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, Buenos Aires, 1993 / Selección y fotos: jmp / 
Javier Villafañe (Buenos Aires, 24 de junio de  1909 – 1 de abril de 1996) / 
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.- 

Más poemas de Javier Villafañe en AROMITO

miércoles, 16 de agosto de 2023

JULIO CASTELLANOS La mano y la escritura




PROPÓSITO 

Lo que llamamos real 
sólo parece 
ser producto de un roce, una fricción 
que nace y se deshace 
entre la ambigüedad de la mirada 
y la gris ambigüedad de lo mirado. 

Ficciones que quedan adheridas 
al azar de los cuerpos 
atravesados de nubes, 
ausentes de razón, inciertos de sentido. 

Solidez de la materia hecha escritura.


POÉTICA 

Todo lo por ser aparece 
simplemente siendo
la mano que escribe, 
los trazos deseantes en lo escrito. 

Es lo que hay, es lo que existe, 
lo que insiste en existir. El resto 
mera publicidad, representación, 
montaje de gestos añadidos. 

La mano y la escritura, casi mundo 
único y cerrado, orbe 
qué sólo puede hendirse 
si hundido en el sí mismo, 
en su oscuro extravío. 

Todo lo que rodea: inexplicación, 
resaca enmudecida; 
sueñitos ardiéndose en lo otro, 
lo traído por la noche. Incomprensibles.


RINITIS 

Seguramente acertado, 
el diagnóstico decía “rinitis alérgica”. 

Fueron varios días 
de secreciones constantes. 

Luego, ya pasados los síntomas, 
sentí 
que en realidad eran las aguas 
que no había, en su momento, vertido: 
lágrimas calladas que salían 
por donde no debieron: madre 
muerta en una noche de marzo; 
amores que se fueron 
sin una mínima pizca de adiós o despedida.


RELATO DE UN DORMIR 


Dormía, en esos años últimos, 
hecha un ovillo en el que la lana 
no iba envolviéndose hacia afuera: 
era un ovillo inverso 
cuyo final estaba 
en el lugar más hundido y propio, 
en el corazón mismo de esa esfera. 

Era mi madre que dormía.


II 

Dormirse hacia el adentro, encontrar 
trémulos, el origen 
de todo lo cerca y lo lejano. 
Oh perdida mater speciosa


III 

Dormimos para hacer 
tangible el abrigo de las sombras 
donde alguien o uno mismo 
acaso nos espere.


IV 

Debiéramos saber 
que la vida es, simplemente, 
un olvido momentáneo de la muerte. 

Y es el desafío de encontrar alguna vez 
aquel instante, ese destello 
que nos hizo posibles 
y nos colmó con todo lo imposible. 



En Me dijo es la vida, El Espejo Ediciones, Córdoba, Argentina, 2022 / 
Julio Castellanos (Córdoba, 13 de mayo de 1947) / Selección y fotos: jmp / Dedicatoria manuscrita del editor, Antonio Moro, al administrador de Aromito / 
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.- 

Más Julio Castellanos en Aromito: Uno / Dos / Tres

martes, 25 de julio de 2023

FERNANDA GARCÍA LAO Levanto la sábana para entender




AVISO 

leer y escribir para no sentir el cuerpo 
es 
una forma de suicidio


HOMBRE SE MUERDE LA BOCA 

es tiempo de aletear 
sobre la boca de ella 
desbocada de sueño 
cada ojo guarda una pesadilla distinta 

el izquierdo: 
las pantuflas de mamá matan hormigas 
el despojo es una cáscara de maní crudo 
cierro 

el derecho: 
una mujer merienda gatos y ratones 
pelo de minino, risita helada 
pantalla de roedor 
abro 

desbocada de frío 
las manos crecen hacia adentro 
perforan el objeto 
el cuerpo produce simetrías y desorden 
me lleno de mí 

salto por encima de la cabeza de otro 
corro por su cabeza 
sueño por él 

si quedara encerrada en un cráneo 
para qué serviría 
vivir es igual: 
si me muevo no existo 

levanto la sábana para entender


CÓPULA 

la verdad tiembla tan desquiciada 
que nadie quiere mirarla 
la pisan 
y ella 
desnuda su alma tensa 
como la soga 
donde han de colgarla


GÉNEROS MORTALES 

embaucar al tierno cerdo 
que habita en cada uno, promesa 
de adivinación: he ahí la gran prueba 
la ficción mastica el cuero ingenuo 
con su infamia 
bífida 
de aleluya descreído, 
combate o bacanal: 
las manos del cuento se concentran 
en la garganta 
las piernas del poema golpean 
contra el estómago 
la novela es más lagarto, 
residual


SATORI 

cada ciudadano 
carga su final 

veo las sombras 
del destino en el suelo 

ayer entendí un poco: 
si me mato, te aniquilo


APRETADA 

ni una palabra para vos 
saldrá 
de esta boca viscosa 
imposible 
yeso 
de labios clausurados 
labios 
de otro 

mundo


ASIMETRÍA 

él dice que conoce a mi demonio 
y a pesar de todo se acuesta conmigo 
me quiere 
su demonio y el mío son tal para cual


TRAMPA 

casi caigo 
soy mi forma de cazar 
nunca me siento sola aunque esté 
bajo el agua 
no tengo fin, por ahora 
la distancia me espera a la vuelta 
de la esquina 
la que fui se fue, he llegado tarde a la cita 
el tiempo es 
una madriguera vacía


AUTORRETRATO 

me habito y deshabito 
como quien se pone una media 
corro mucho y llego a mí 
transpirada por el intento 

estoy en el jardín salvaje 
de mi alma 
alzada contra árboles irreales 
que rodean este encierro 

aves sin dientes se asoman 
locuaces pitidos agudos 
como estrellas sucias 
a veces, soy otra 

una mueca de dolor atraviesa la felicidad 
escupo palabras 
como alfileres de gancho 
un golpe de precisión 
me hiere la espalda


PRETÉRITO PERFECTO 

ayer escribí en mi cabeza unos versos 
que han sido borrados 
por la sentencia de este día gris y torpe 
ya nada 
ha quedado de aquel brillo 
mis neuronas me sepultan 
idiotas, como francotiradores de mi costado 
en vinagre 
yo, con salsa, me pierdo


JUEVES 3 

el dedo anuncia la tormenta 
tu mirada de whisky, de ocio 
y mi furia 
que avanza con un gesto 
hacia el borde de la cabeza 
el mundo gotea 

soy un balcón francés 
por el que tiro todo


COMPORTAMIENTO ASTUTO 

un roedor en la mesa 
me devora con su diente 
afilado 
ha dejado un surco desde el escondite 
hasta mi pecho 

ese instante 
soy yo 
vestida de veneno


A SÍ MISMA 

entró en estado de irrisión 
grácil como un látigo, el zapatito 
le sangraba en la boca 
ella se deslizó entera hacia adentro, como una idea 
de camino al revés 

con dirección a la entrepierna, nada se bifurca 
el músculo será festín o accidente


NO SUTURA 

miro la cicatriz voluptuosa que dejó el cuchillo 
o eras vos abriendo mi carne 

mi sangre se puso hermosa 
parecía un nacimiento sobre platos sucios  

me vestiste con cuidado y olía a alcohol  
el mundo  

era un tejido púrpura, la parte derramada 
ese juego inferior de la evidencia amorosa

subimos a un taxi porque la ciudad corría  
sin dirección 

después vi tus ojos en la puerta mientras me cosían 
tu mirada ahí  

como un dios gastado que cuida a su criatura 
y la salva del miedo  

miro la cicatriz 
y veo una especie de sonrisa en ese tajo que nos une




En Carnívora, Editorial de la Universidad de La Plata (Edulp), 2016 / 
Fernanda García Lao (Mendoza, Argentina, 6 de octubre de 1966) / Foto: FGL en FB / Selección: jmp / 
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.- 

sábado, 22 de julio de 2023

ALFREDO LEMON Ahora, cuando el paladar todavía puede gozar las frutas




ANTE LA TUMBA DE GANDHI EN NUEVA DELHI

Con la muerte de un hombre,
agoniza Occidente.

Cada lágrima enseña una verdad.
Cada deseo demanda demasiado.

No eres un cuerpo
-frágil y débil ante el fin- 
sino una conciencia sedienta
erguida inmortal.

¿Cómo proclamar la paz, 
si el odio infectó los tronos de la tierra?

¿Cómo predicar humildad,
si el poder hipnotiza con sus garfios de oro? 

Tú, escritor: 
¿Darías la vida por una frase?
¿Te esforzarás por el poema?


A LA MUJER DE LA INDIA

Brilla la luna en su cuna de plata
y la luz asciende la espalda de la noche.

¿Te acordás cuando hicimos el amor en el río 
y recitábamos a Keats ?

"A thing of beauty is a joy forever".
Sí; rozar la belleza es un goce para siempre.

Déjame volver, recostarme en tu vientre
y esperar un nuevo día.

¿Estaremos juntos otra vez?
Maybe, perhaps, peut être.

Hartémonos de higos, duraznos y jazmines.

Me siento fluir como si soñara.

Lo eterno sucede y se adormece.


60 AÑOS 

Ahora, cuando el paladar todavía puede gozar las frutas,
en un momento en que las dudas parecen aquietarse,
oportuno resulta intentar un balance.

Pero: 
¿cómo decir la fugacidad 
mientras el acontecer sucede siendo?   

La vida dibuja nuestros rasgos
con rastros de memoria y arenisca.

Somos un soplo, una tiza en el viento del tiempo.

La máscara dice la verdad 
y el rostro miente.

La muchacha que baila a orillas del mar
será mañana la anciana que no podrá sostenerse.

Retorciéndose, el pensamiento sufre en secreto.

Las palabras también anochecen
y el color del olvido las cubre de negro.

Dios es un poema que no terminaré de escribir.


ALMUERZO CON JACOBO FIJMAN
 
¡Sí compañero!
Darse cuenta es una dádiva del ser
pero los otros no perdonan
 
El corazón se alimenta de efímeros prodigios:
arde en el dolor de un amor herido
 
El destino es un bufón que cambia sus hocicos 

Los personajes queda desnudo en medio de la ronda 

La vida es terrible en su magnífica fascinación 

La cordura cae en un aljibe al fondo del día 


LOS CONDECORADOS

Allí van los poetas oficiales
a buscar sus certificados
como quien aprobó sus últimas materias 

Y suben al escenario a recibir sus diplomas
mirando desde arriba a los demás 

 Patéticos, intelectuosos,
acumularon versos como quien junta figuritas 

¿Necesitan una rúbrica, un permiso para sentirse plenos? 

¿Quieren una medalla para asegurar posteridad? 

Cegados por sus ínfulas infladas 
olvidaron que la gloria es paupérrima 

¿Quién dará cuenta de las trampas, triunfos, infamias? 

Tú, poesía,
déjame sacar la sortija y dar otra vuelta en calesita 


ODA AL PARACETAMOL 

Párpados pétreos, 
                     tímpanos roídos, 
                                           ojos con púas. 

Cae tu cabeza cansada sobre una almohada baldía. 

El día es un bisturí punzando tu sosiego. 
  
La noche está llena de murciélagos. 

¿Hay algún remedio contra el tedio,  
                                  languidez del sinsentido?  

¿Podrías aliviar viejos traumas, rencores,
afirmarme en el arte del amor,
acercarme a la virtud? 

Aleja de mí toda tormenta, tormentos. 

Permíteme un ciclo sin mortificación. 

Hazme estable en mi bien. 

Encamíname hacia el propósito.


ESTO SÍ ES UNA PIPA

La mente se balancea entre lo abstracto y lo concreto.
Observar. Atender. Intuir.
Toda deriva es detalle, destello de una revelación. 

¿Qué merodeó por las cabezas de René Magritte,
Jean Paul Sartre, Günther Grass, Zygmunt Bauman?

Ideas, cuestionamientos, vigilias de la imaginación.

La celebración del sol
y la abolición de la razón rígida.

El trazo que cruza los misterios.

Porque cuando la realidad se agudiza, se desborda
y al concentrarse, expande todo lo otro.

Resulta difícil discernir una verdad intacta,
retirar la confusión, lo irrelevante.

Y entonces, súbitamente, nada necesita explicarse.

¿Esto es una pipa?
Sí, una silueta dibujada en la página.
Una respiración que divaga. 
Un talismán que redacta.
Un objeto poético que permite el placer 
y el extravío.


En 23, Ediciones Barnacle, Buenos Aires, 2023 / Gracias Alfredo por el envío de tu libro / Selección y fotos: jmp / 
Alfredo Lemon (Córdoba, 1960) / 
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.- 

jueves, 13 de julio de 2023

STIG DAGERMAN Matar a un niño




MATAR A UN NIÑO 

     Es un día apacible y el sol cae oblicuamente sobre los campos. Como es domingo, no tardarán en repicar las campanas. Entre dos campos de centeno, dos jóvenes han encontrado una senda por la que no han pasado nunca y en los tres pueblos de la llanura relucen los cristales de las ventanas. Los hombres se afeitan delante de espejos colocados en la mesa de la cocina y las mujeres cortan canturreando el bizcocho para el café, y los niños, sentados en el suelo, se abrochan los justillos. Es la mañana feliz de un mal día, porque este día un hombre feliz va a matar a un niño en el tercer pueblo. Todavía está el niño sentado en el suelo abrochándose el justillo y el hombre que está afeitándose dice que hoy va a dar una vuelta remando río abajo y la mujer canturrea y pone el bizcocho recién cortado en una fuente azul. 
     No se cierne sombra alguna sobre la cocina y, sin embargo, el hombre que va a matar al niño está junto a un surtidor de gasolina rojo en el primer pueblo. Es un hombre feliz que mira a través de una cámara y en el cristal ve un pequeño coche azul y junto al coche una joven riéndose. Mientras la chica se ríe y el hombre hace la hermosa fotografía, el vendedor de gasolina enrosca la tapa del depósito y dice que van a tener un buen día. La chica se sienta en el coche y el hombre que va a matar a un niño saca la cartera del bolsillo y dice que van a ir al mar y que cuando estén en el mar van a pedir prestada una barca y van a remar hasta muy adentro. A través de las ventanillas bajadas la chica sentada en el asiento de delante oye lo que él dice, cierra los ojos y cuando cierra los ojos ve el mar y al hombre a su lado en la barca. No es en absoluto un hombre malo, está contento y feliz y antes de montarse en el coche se queda un instante delante del radiador que centellea al sol y goza del brillo y del olor a gasolina y a cerezo aliso. No cae sombra alguna sobre el coche y el brillante parachoques no tiene la menor abolladura y tampoco está rojo de sangre. 
     Pero al mismo tiempo que el hombre del primer pueblo cierra la portezuela de la izquierda del coche y lo pone en marcha, la mujer del tercer pueblo abre el armario de la cocina y no encuentra azúcar. El niño que se ha abrochado el justillo y se ha atado los zapatos está de rodillas en el escaño mirando el río que serpentea entre los alisos y la barca negra varada sobre la hierba. El hombre que va a perder a su hijo ha terminado de afeitarse y está plegando el espejo. En la mesa están las tazas, el bizcocho, la nata y las moscas. Lo único que falta es el azúcar y la madre le dice a su hijo que vaya corriendo a casa de los Larsson a pedirles unos terrones. Y mientras el niño abre la puerta el hombre le grita que se dé prisa porque la barca está esperando en la orilla y van a remar más lejos que nunca. Cuando el niño luego corre por el jardín va pensando todo el tiempo en el río y en la barca y en los peces que tropiezan y nadie le dice en voz baja que sólo le quedan ocho minutos de vida y que la barca se quedará donde está todo ese día y muchos otros días. 
     La casa de los Larsson no está lejos, sólo hay que cruzar la carretera, y mientras el niño la cruza corriendo, el pequeño coche azul entra en el segundo pueblo. Es un pueblo pequeño con pequeñas casas rojas y gentes que se acaban de despertar y están en la cocina con la taza de café en la mano y ven pasar a toda velocidad, por el otro lado del seto, el coche que deja una gran nube de polvo tras de sí. Va muy rápido y el hombre del coche ve desfilar los manzanos y los postes de telégrafo recién embreados, como sombras grises. El esplendoroso verano entra por la ventanilla, ellos dejan el pueblo atrás a toda velocidad, van bien y seguros por el medio de la carretera y están solos en ella –todavía-. Da gusto conducir completamente solos por una carretera lisa y ancha y en la llanura se va todavía mejor. El hombre es feliz y fuerte y con el codo derecho siente el cuerpo de su mujer. No es, en absoluto, un hombre malo. Tiene prisa por llegar al mar. Sería incapaz de hacerle daño a una mosca y, sin embargo, pronto va a matar a un niño. Mientras se acercan rápidamente al tercer pueblo, la chica vuelve a cerrar los ojos y juega a que no va a abrirlos antes de que puedan ver el mar y sueña al compás de los suaves tumbos del coche con lo brillante que estará.
     Y es que la vida está construida de manera tan despiadada que un minuto antes de que un hombre feliz mate a un niño, el hombre es todavía feliz, y un minuto antes de que una mujer grite de espanto puede cerrar los ojos y soñar con el mar y en el último minuto de la vida de un niño, los padres de este niño pueden estar sentados en una cocina esperando azúcar y hablando de los blancos dientes de su hijo y de una vuelta en barca, y el niño mismo puede cerrar una verja y empezar a cruzar una carretera con unos terrones de azúcar envueltos en un papel blanco en la mano derecha y durante todo este último minuto no ver nada más que un largo y brillante río con grandes peces y una barca ancha con remos silenciosos. 
     Después todo es demasiado tarde. Después hay un coche azul atravesado en la carretera y una mujer que grita se quita la mano de la boca y la mano sangra. Después un hombre abre una portezuela y trata de mantenerse en pie aunque lleva un abismo de terror dentro de sí. Después hay unos blancos terrones de azúcar esparcidos de cualquier manera entre sangre y grava y un niño yace inmóvil boca abajo con la cara violentamente aplastada contra la carretera. Después dos personas pálidas que aún no han podido tomarse el café llegan corriendo a través de una verja y ven un espectáculo en la carretera que jamás olvidarán. Porque no es verdad que el tiempo cura todas las heridas. El tiempo no cura la herida de un niño muerto y cura muy mal el dolor de una madre que ha olvidado comprar azúcar y manda a su hijo que cruce la carretera para pedirlo prestado e igual de mal cura la angustia del hombre, antes feliz, que le ha matado. 
     Porque quien ha matado a un niño no va al mar. Quien ha matado a un niño vuelve a casa despacio en silencio y lleva a su lado a una mujer muda con la mano vendada y no ven una sola persona alegre en ninguno de los pueblos por los que pasan. Todas las sombras son muy oscuras y cuando se separan siguen en silencio y el hombre que ha matado a un niño sabe que este silencio es su enemigo y que va a necesitar años de su vida para vencerlo gritando que él no tuvo la culpa. Pero sabe que es mentira y en los sueños de sus noches lo que desea es recobrar un único minuto de su vida para hacer diferente ese minuto único. 
     Pero la vida es tan despiadada con quien ha matado a un niño que todo después es demasiado tarde.


En El hombre desconocido, Nórdica, España, 2014 (Título original: Nattens lekar / Vårt behov av tröst, Stig Dagerman, 1947 / Traducción: Juan Capel) / 
Stig Dagerman (Suecia, 5 de octubre de 1923 - 4 de noviembre de 1954) / Fotos: jmp / 
Escribe Juan Capel en el prólogo: 
“Stig Dagerman murió una mañana de noviembre de 1954. Se encerró en el garaje de su casa, arrancó el motor del coche y esperó a que los gases tóxicos hicieran el resto. Tenía treinta y un años y ponía fin así a una brillante y meteórica carrera literaria. Dejaba una obra de reconocido éxito y calidad: cuatro novelas, un libro de viajes, numerosos relatos, varias piezas de teatro e innumerables artículos de prensa y reseñas de crítica literaria. 
Aunque la práctica totalidad de su obra testimonia un fundamento temático unitario, refractario en principio a cualquier criterio selectivo o clasificatorio, los traductores de este volumen hemos escogido veinticinco de sus relatos operando sin más guía que la dictada por nuestro propio gusto y preferencias, y los hemos reunido, salvedad hecha del primer relato, en estricta secuencia cronológica, es decir, en el orden en que fueron publicados, pero tratando de abarcar en todo momento las alternancias de punto de vista y de tratamiento que Stig Dagerman aplicó al meollo fundamental de su obra literaria.
Stig Dagerman nació en 1923 en Älvkarleby, una localidad rural a 110 km al norte de Estocolmo y a orillas del Dalälven, el río que delimita las provincias del norte y del centro de Suecia. Allí se crió al cuidado de sus abuelos en una granja del campo y allí mismo, en el pueblo, cursó estudios de primaria. A pesar de la ausencia de sus padres, Stig Dagerman gozó al parecer de una infancia bien atendida que, sin embargo, le dejó una marcada impronta. A Stig Dagerman le tocó vivir el ocaso definitivo de toda una era, el último suspiro de una cultura y de un país eminentemente agrícola y campesino, la Suecia de «los caballos y los tozudos», a decir de Olof Lagercrantz, la Suecia de los sembradíos ganados palmo a palmo, a punta de hacha y barreno, al bosque y al granito. 
Siendo ya un adolescente, se trasladó a Estocolmo para cursar el bachillerato. En la capital vivió con su padre, cantero empleado en el servicio de obras del ayuntamiento, de quien adquirió su ideario y militancia anarquista. Años después, al cabo de sus estudios y de ciertas experiencias y sucesos, cobró plena conciencia de su vocación e identidad de escritor y se propuso sin titubeos el quehacer inmediato de su razón creativa: escribir el libro de sus ausencias, el libro de sus muertos. 
(…) Hay un tema, no obstante, que recorre y preside toda su obra y, en realidad, toda su vida. Se trata de la solidaridad como idea suprema, principio ético y compromiso responsable. Stig Dagerman pudo saborear la dicha de la solidaridad desde niño, en medio de los estragos de la Gran Depresión. En algún lugar cuenta que toda su infancia fue un interminable convoy de pordioseros. En este contexto merece especial mención su solidaridad con la España republicana y con los represaliados de la dictadura franquista. Su casa fue lugar de encuentro de numerosos antifascistas y miembros de las Brigadas Internacionales. Se casó de hecho con una joven alemana, Annemarie Götze, cuya familia había recalado en Suecia después de haber huido de España, tras la Guerra Civil, y de Francia y Noruega por motivo de la ocupación alemana. 
En la vida cultural y política de Suecia, la solidaridad con España constituye un gran capítulo aparte, aún no escrito, que se extendió a lo largo de cuatro décadas. A Stig Dagerman le cabe el honor de haber sido, con su pluma e iniciativas, uno de sus primeros impulsores. 
Tal vez pudiera afirmarse que Stig Dagerman, quién sabe si consumido por su propio fuego, fue más que ningún otro el intérprete de los elementos de angustia, desconcierto y desesperación de una generación. Pero su comprensión y humildad fueron mayores cuanto más profundizó, con empatía y sensibilidad, en el laberinto del dolor y la angustia. Eso pretende expresar este pequeño poema suyo que ojalá pueda servir como colofón de su obra y destino.” / 
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.-