LA RAZZIA
Una
vez más el golpe de estado
lo
puso contra una pared,
los
brazos en alto y le abrieron las piernas
lo
palparon de armas
a
empujones lo subieron a un camión azul
donde
había otros amontonados en la oscuridad.
El
mundo más o menos explicable desapareció
el
camión arrancó
cruzó
espacio y tiempo desconocidos
hasta
llegar a un lugar sin nombre
donde
los descargaron a palos
así
que ingresaron a un sitio cuadrado
entre
paredes ciegas
allí
quedaron tendidos y pisoteados
por
figuras negras que vociferaban
como
si quedara poco tiempo para todo
hasta
que sonaron repetidas descargas de metralla
así
que murió sin saber
hasta
dónde podría haber soportado todo eso.
DEMASIADAS PREGUNTAS
¿A qué
justicia habían apostado para él
desde
la oscuridad del huevo?
¿Acaso
a este fraude
a este
despertar a la historia sin saber para qué?
¿A
este levantarse de la cama
como
si lo que sigue significara algo?
¿A
este lamentable compatriota
sobre
el que de pronto disparan en la calle
desde
la sombra de esquinas infinitas
y todo
el mundo ignorando
en
nombre de qué fue ese blanco elegido?
LOS CABALLOS
Los
caballos soportaron
el
peso de la historia
hasta
que fue creado
el
motor de combustión interna.
Ahora,
cada vez que nacen
titubean
y se demoran ante la luz
creyendo
haber irrumpido
en un
mundo equivocado.
CREPÚSCULO CON CHOPIN
Su
pequeña hija, tan
suavemente
azul vestida
se
sentaba al piano en su cumpleaños.
Chopin,
naturalmente, en la tarde.
¿Una
corrupción a esta hora del té?
¿Una
declinación en el tejido
de las
rosas recién cortadas?
Mis
queridos amigos,
escuchen
con qué perfección
está
sonando el presente.
Pero
una secreta poesía
hacía
crecer los cabellos
cayendo
hacia el teclado.
Instalaba
la música en el tiempo;
entretejía
una oscura tela entre las tazas.
Por su
causa nada se eternizaba.
Salvo
Chopin retornando sin mudanza
año
tras año a la escena.
En
Un arte callado, Ediciones del Dock,
Buenos Aires, Argentina, 2008
Joaquín
Giannuzzi (Buenos Aires, 29 de julio de 1924 – Campo Quijano, Salta, 26 de
enero de 2004) / Foto: Jmp