viernes, 28 de mayo de 2021

JOSÉ VILLA Al principio era



LA PELOTA

 

Llueve y lava la basura del año que comienza, 
por casualidad, justo ahí: una mancha despintada, 
con una fantasía 
del césped de auténtico verano.
La basura. Fosforescente resaca,
se moja en una bandeja de madera junto a desechos
de plástico listos para ser un rato más 
a la derecha del marco de lo inútil.

Pero más probable es que ella continúe media en el fleje
de la suprautilidad, juntando agua,
polvo y rodaje por rincones, cajones,
tachos, y que una mano buscando siempre otra cosa 
la ponga de nuevo en su lugar asestándola 
contra la pared y llevándola gratuita hacia una nueva
reservación de hechos de la naturaleza escrita 
y manufacturada.

Sobreviviente del prisma de cristal, del muñeco de pañolenci, 
de la jirafa de estopa y de cuanta cosa
que hoy descansa como jergón de hormiga.
Rastro de tarde cálida y vacía, más que las actuales, 
más cálidas y cargadas de expiación por el bien
de la hermandad.

Un paletazo helado atravesando
balcones de silenciosos e insomnes; vino. 
Pibes en remera quemándose en la herida.
Parla, rollo fotográfico, pensamiento,
una máquina de resonancia entre sombras, rejas,
arrugas, paredes altas y final de calle.

El rumor despierta entre árboles unos nombres: 
Ismael. 
¿Qué nos dicen ahora la caña que vuela o el hongo y el lobo
de las raíces volcadas sobre cruicas del piso?
Vena íntima, asalto, por un momento perfiles de trazo fijo
recogidos por una capa de desencuentro. 
Rumor.

Clara de espinazo... se irá 
y no querrá volver. Habrá sido una equis descubierta,
... En la papada risueña, tras cartón, la frente
engullida, canson negra, …y las piernas rellenas de moras, 
estropajo, y otra vez, eso que se llama
un ópalo de celestes rodeados de dinámicos entablillados blancos,
con muecas de yerba realizándose.

Hasta hoy el cuerpo no deja de ser aquella por donde pasás: 
lanudo perro que el sol es el único que no abandona.
Hasta puede ser que no sea sola, sean dos los pedazos
de piques y golpes infligidos. Es probable
que otra esté, que no aparezcan juntas en ninguna ocasión. 
Y cuando si así lo hacen, lo hagan 
de que siempre fue así y de qué más da, hasta que el rayo
se atasque en las tuberías y caigan en redondez 
de fruto póstumo.

Si ahora la buscás, nunca la encontrás.

 

SE LE CAYÓ LA MANZANA

Se agachó sobre la huella,

sangrando
por dentro, y como diciendo
chala, overa, pelo, grueso, suelo,
almidón.

Había un señor mirando hacia la tela celeste
recostado sobre cañas pasadas,
y arrodillados en el charco
los caballos de oro horroroso,
lamiendo pies, Y
de lo contrario hechos Y

Me vi cruzando mi propia
voluntad, con el cierre del sino
que había dado
aquel que va a cruzar: ni manzana
ni tiempo

 

CURVA DEL MATE

Un pedazo de caja
de pizza pegado al asfalto
con pelos de perro muerto
y manubrio;

una zapatilla colgada de un cable de
alta tensión:

esto que te llevás a la lengua
te pone con el sol de frente
sobre la vía silenciosa
y el tiempo que termina:

luego entre el pedregullo, pasás
la barrera a la casa de un amigo,
su figura se extiende sobre un brazo
de telgopor, hablás

de lo que no queda nada de nada

 

LA HELADERA

Supe de la heladera cuando
vi esos trazos azules,
esos tramos de violetas
entre paredes rojilíneas

Había entusiasmo en el patio
aunque un aburrimiento atávico
se desplazaba fosforescente
como culebra

Pero bueno,
esas cosas debí guardar para otra vez:
cuando llegué a esta silla para contarles esto:
un marco de silencio dentro de una
colina arremolinada
y dentro de ella una palma de cobre
que recorre el mapa

 

SE LA VE, COMO DE A POCO

Al principio era
una visita infiel que, rama reseca, colgada de un marco
sabía aparecer en la puerta

Algunos días me incliné
a escuchar su voz Una vez pude
recalar la imagen de una vaca a la que llamaban
La Pinta Se sumó en la costa de alambre otra
que se llamó La Niña

Su madre en la hoja que
estaba demorada vino a decir
“preparate que tenés que venir con nosotros”

 

 

 

En Atlas de la Poesía Argentina, Edulp (Editorial de la Universidad de La Plata), La Plata, provincia de Buenos Aires, Argentina, 2017. Coordinadores de la antología: Eugenia Straccali y Bruno Crisorio. Fotos: jmp

José Villa (Martín Coronado, provincia de Buenos Aires, 1966)

lunes, 24 de mayo de 2021

MARIELA LAUDECINA Algún propósito que valga la pena



Mirar un árbol detenidamente
es construir una valla de silencio
entre los ojos y las hojas.

 

 

Descalza
hurgo en la tierra con los dedos
los yuyos me hacen cosquillas
en los tobillos
Una mariposa naranja y otra blanca
revolotean cerca de la reposera
El viento despeina y cae una piña
rueda y se estanca al pie de una mora
Las chicharras alardean
otros pájaros se cansan
el sol se va yendo
como quien se retira
sacándose el sombrero
Lo más parecido a la felicidad
transita en la espalda de una hormiga.

 

 

Me tiro de espaldas sobre una piedra
Concentro la atención en el fluir de la cascada
No me importa más nada.

 

 

La arena se desliza hacia el río
Los niños gritan ¡oro, oro!
Los viejitos bajo las sombrillas
no dicen nada.

 

 

El cielo amenaza con tormenta
Las pequeñas margaritas se cerraron
¿Adónde van los pensamientos en este lugar?

 

 

Me pongo el vestido nuevo
porque lo que se toca o se mira
por primera vez
produce escalofríos
cosquillas en la panza
Como el amor o aquello que se le parece
El estreno más allá de los órganos, de la piel
interrumpe
Será mejor no verte otra vez

 

 

Bailo en medio del living

con mi remera preferida

y el pelo más rubio

Festejo con sidra

Al final de la noche

tirada de espaldas

en el patio

miro las estrellas

Hay viento

y lo llamo

no por su nombre

sino

con un silbido afinado

en idioma ventisquero

Le pido

que me limpie de palabras

de pensamientos

y los órganos al respirar

Se luce

Acorde va, azote viene

Y a favor, siempre a favor

Yo

agradecida.

 

 

El nombre de una mujer que canta en la ducha

factoría de alergias

desertora en asuntos políticos

una colifa a punto de sobriedad

Así me veo en el reflejo de la ventana en primavera 

                                                     /solo en primavera/

 

 

Minifalda  turquesa
piernas largas 
y manejo excelente del español

Se acercó y me invitó una cerveza

Charlamos de música

de su país y el mío
A mitad de la noche

me acariciaba el pelo

y a punto de besarme

apareció un tipo

le dijo que tenía que prepararse

tocaban en un bar de Valparaíso

Quizá, hubiera sido mi primera vez
con una mujer

Fui al baño, me apoyé en la pared

y vi un graffiti: “Agachate que te parto”

No pude alcanzar el orgasmo.

 

 

Sirve el té,  la sopa y el vino

en la misma taza de plástico

Pensaba en regalarle vasos y me dijo

Ni se te ocurra, prefiero algo lindo

Trabaja con locos

y escribe poemas de mujeres ágiles

de sexo en la cocina

de peces y  hombres con cola de rata

Su hijo no saluda

le gustan los Red Hot Chili Peppers

y habla como erudito

Chunchuna está en su época bravía

Agosto la despeina y se ve jocosa

Tiene un romance con un músico

y ya menciona a un colombiano

al que le quedan las horas contadas

Por la calle, los hombres

no pueden dejar de mirarla

Hoy la envidio un poco

solo un poco.

 

 

Estoy tan triste como si hubiese 

muerto alguien, dije

y me veias llorar, desesperabas

y yo insistía, va a pasar

pero no 

el llanto ascendía hasta rajar el techo

Caía pintura, cielo raso, ladrillos

y vos

me cubrías con los brazos primero
luego ponías el cuerpo 

no te importaba el dolor

Y cuando al fin silencio 

yo exhausta y vos magullado 

nos sacudíamos el polvo

limpiábamos el living

y nos acostábamos 

abrazados.

 

 

En su casa paterna

ahora, lujoso estudio de agrimensura

él, en silencio me ha llevado a recorrer 

las habitaciones, con tableros de dibujo

y sillones detrás 

El living con cuadros que pintó su padre

y el patio con jardín

Supuse que pretendió, quizás

que reconociera algo de lo que fue su hogar

Luego nos tiramos de espaldas 

en el piso, frente al balcón

-Es lo único que conservé de la vieja casa

y algunas paredes, me dijo

Lo abracé y cerré los ojos 

-Acá fue nuestra primera vez, volvió a hablar

y de pronto estábamos en la casa de Chacras de Coria

en pleno invierno, bajo las sábanas

Sonó un teléfono 

y aparecimos otra vez en el estudio 

Era su mujer

y fue cuando recordé que había tenido hijos

pero no conmigo

que vivía en otra ciudad 

amaba a otro hombre y tenía dos gatos

que él fue mi primer amor

que alguna vez me arrepentí de haberlo dejado 

y por eso, simplemente por eso, volví a visitarlo. 

 

 

Sentados en el pasillo
con el sol de frente
Vicente fuma y bebe vino
Yo estoy risueña
Le digo que quería regalarle una camisa
pero que no me alcanzó la plata
Como si leyera uno de sus poemas, me dice:
-Regalame medias, un par de medias suavecitas; muy suavecitas.

 

 

El combate del amor cansa, dije
y me hundí en el plato de comida
Hubo un temblor
y tuve la esperanza de que si la tierra se partía
el agua haría su trabajo
Acercaría las sillas
y nos buscaríamos las manos
los ojos
para no ahogarnos.

 

 

Anoche
en un barrio desconocido
una ola gigante
arrasó a mi madre
a mis abuelas y a mí
Mamá dijo:
Vamos a congelar el agua
mirala fijamente
concentrá tus fuerzas
y el agua se detuvo en un iceberg
Duró poco
el hielo se partía y el mar nos alcanzó
Nos abrazamos
mi madre, mis abuelas y yo
La primera vez que no temo morir
despierto.

 

 

Al fondo del patio
mi abuela mataba una gallina
Ya la había visto algunas veces
Aunque nunca quiso que estuviera presente
yo la espiaba detrás de los rosales
Fuerte y serena como una guerrera
precisa en cada movimiento
le retorcía el cuello hasta dejarla sin aire
y con un palo de escoba
le ajustaba el pescuezo en el suelo
La cargaba al hombro de las patas
y la desplumaba en agua hirviendo
Nunca sentí pena
ni nada
La saboreábamos al escabeche
y con mis primos
nos disputábamos la cabeza.

 

 

Pablo Katchadjian tiene los bigotes como Alberdi

y voz de bajo que canta blues

Hombre pequeño

aunque en la foto parece alto

Anoche leyó dos poemas

¿Será ruso Pablo Katchadjian?

¿O lo era su abuelo?

¿Conocerá Mockba?

El apellido me suena a Karadajian

Andaría bien para un ring

con anteojos, traje, moño

y el himno ruso anunciando su entrada.

Pablo Katchadjian bebía wisky

¿Tomará merca?

¿O sólo fumará caños?

Parece simpático y divertido

no así generoso

Se me ocurre que juega al ajedrez

y que se levanta de mal humor por las mañanas

Leí uno de sus libros

ese donde narra sueños

y no podía parar de leer

Este chico es intuitivo y lógico por partes iguales

me dije

La noche festivalera repleta

y yo miraba a Pablo Katchadjian

¿Tenía un anillo de casamiento?

¿o era una baratija para atraer a las mujeres?

¿Por qué usaba botas color rojo?

¿Será snob?

¿Excéntrico?

Me quedé con ganas de que leyera algo más

y en otra ocasión lo hubiera invitado a un té con masitas

o que fueramos a vivir juntos una semana

Pablo Katchadjian me inspira cierta desconfianza.

 

 

Me gusta sentarme en el bar de la Ayacucho

a tomar café y ver pasar gente

charlo con el dueño

hablo con los vendedores ambulantes

le  pregunto sobre sus vidas

y cuando ya no hay nada que me distraiga

y vuelvo a la tristeza

miro el cartel luminoso de la esquina

que dice Se puede. Ahora sí se puede

Municipalidad de Córdoba.

 

 

El amor no es libre
Si lo fuera sería más sencillo
de un solo color, de sola materia
para no confundirse con otros destellos
No sería el péndulo contradictorio
ni la cosa deforme que te golpea
El amor no es libre
ni podrá serlo nunca
Es fantasía en boca de los que anhelan
no ser heridos, abandonados
Quieren convencerse a todo discurso
de la capacidad de soltar lo impensado
El amor es el esclavo más abyecto que inventamos
para tener algún propósito que valga la pena.

 

 

Selección de textos y fotos de de jmp, blog personal de Mariela Laudecina (2009 – 2017)

Mariela Laudecina, Mendoza, agosto de 1974 – Córdoba, 24 de mayo de 2021)

MARCOS SILBER La casi penumbra anda vueltas y vueltas en puntas de pie


 

CABEZA

 

a Ivonne Bordelois

 

DISECCIÓN

 

La primera incisión, sobre la frente,

paralela a la línea del Ecuador,

con cuidado de no lastimar el soñar del sueño.

La segunda, llevar el bisturí como pincel de ángel,

conducirlo de una a otra apófisis mastoidea

pasando por el portal de la boca -con precaución-

de no rozarle siquiera una vocal a la palabra.

La siguiente, sobre el arpa del torso

entre la quinta y la sexta intercostal,

por delante del timbal que cesó

guardando de no perturbar sus mareas de pasión.

La incisión contigua

trazarla con pudor de nave de seda

uniendo ambas espinas ilíacas antero-superiores,

evitando atormentar los recuerdos

en las terrazas de las carnes rojas del ardor.

A la altura del triángulo de Scarpa

detenerse y beber el vino

para celebrar la vida que hubo.

(Una sola copa, hay que continuar)

Ahora bien, sobre los muslos, nada;

no despertar las caricias que aún.

Más al sur

descender el acero por las laderas de las tibias

arribando a cada pie. No más.

Hasta el inicio de la sombra.

Y no tentarse con ella, no malograrle la esperanza

 

 

PALABRITAS

 

Boca afuera -extraño el acostado-

dejó abiertas las celosías labiales

con máscara azul de no retorno

sobre sepultura de rojo pasional.

Boca adentro -rumor de rumores-

el oleaje tormentoso de mala saliva

y el tormentoso oleaje de la buena.

Boca afuera, el Giocondo muestra a los de acá

el enigma que se guardó.

Boca adentro, alborotan las palabritas

detenidas antes del apagón.

¡Cómo imploran las pobres!

Una, en la casi penumbra

anda vueltas y vueltas en puntas de pie

y se da de puñetazos en el pecho, alocada:

“un poquito más, un día, unas horas siquiera”.

No es para menos,

si venía a dictar otra vida

otra suerte otra historia.

¿Y quiere creerme?

No se atrevió.

Pena grande, claro,

cuando traía la llave de oro de la felicidad.

 

 

TRONCO

 

A Leopoldo Teuco Castilla

 

 

HEPÁTICA

 

Gran laboratorio soy, gladiador,

guardián de ciudad amurallada

a la que vientos malicios no pueden

ni contrarias noticias ni diluvios

ni caballo de Troya.

(Hablo, no me distraigan)

Nada detiene mi fragua;

a toda hora llegan azotes

pero no logran vencerme, resisto;

nada, nadie aquí suelta los remos.

Batallo, soporto una y otra embestida.

(Hablo, no me distraigan)

En tarde memoriosa, cierta vez confesé:

no es verdad, no peregrinan sólo

al templo cardíaco los suplicios del amor.

También arriban a mi cisterna

a descargar venenos y espinas

y se quedan -malnacidos- a doler y doler.

(Hablo, no me distraigan)

Déjenme decir: si soy derrotado,

si el desencanto sube a mi mesa,

recuérdenme con indulgencia.

Entiéndase, jamás claudiqué,

ni uno sólo de mis hepatocitos

se entregó sin combatir.

 

 

EXTREMIDADES

 

A Jorge Ariel Madrazo

 

30.000

 

Baja de la horca del dedo gordo del pie

el tarjetón.

Desnudo. Vacante.

¿Y el nombre, las iniciales al menos?

¿Quién fue/es el de este cuerpo?

¿De dónde proviene?

¿Qué historia lo trajo hasta aquí?

Estrellado el cielo de la frente

y un parpadeo de faro en cada ojo.

Camisa subcutánea el azul de mar

que le ocupa el pecho

y roja la correntada de las rutas vasculares

que suben y bajan

en cada brazo, arriba;

abajo, en cada pie.

¿Quién es/fue el de este cuerpo?

¿Cómo lo llamaban los vecinos,

en la escuela, en la calle,

cómo lo llamaba la mamá?

De la horca del dedo gordo del pie

baja el tarjetón.

Desnudo. Vacante.

¿En qué lengua dice?

¿El número ese de qué habla?

 

 

NOTAS DE ARCHIVO

 

a La Sociedad de los Poetas Vivos:

Carlos Levy, Eugenio Mandrini, Carlos Carbone, Santiago Espel

 

SEÑORA MUERTE

 

Vive en la casa de los apagados.

Llegó antes de todo nacer

y se quedó para quedarse.

Atiende a los huéspedes, apunta los ingresos.

No le va mal; se arregla solita.

Lava   plancha   riega las flores negras de su rosal.

Cada mañana una recorrida por los cuartos.

Cada noche la ronda de control.

Por la cuentera vecina se sabe:

“para nada se muestra inquieta,

cumple puntual sus deberes la callada

con un tanto de sigilosa piedad.

Al fin de cada jornada

deja mantas para abrigar a los más chicos

y alguna nueva historia deja

para ése a quien tanto le cuesta dormir”.

 

 

 

 

 

Selección de poemas y fotos: jmp

En Cabeza, tronco y extremidades, Ediciones El Mono Armado, Buenos Aires, Argentina, 2010

Marcos Silber (Buenos Aires, 4 de agosto de 1934 – 23 de mayo de 2021)

viernes, 21 de mayo de 2021

GABRIEL IMPAGLIONE Descuelgo del silencio unas palabras



NATURA

 

En el centro de la savia

lleva tu nombre

la flor que viene

 

Natura

Nel centro della linfa

porta il tuo nome

il fiore che viene

 

 

HUERTA

 

El cerezo en su fulgor callado

y las ranas creen que es la luna.

 

Orto

Il ciliegio nel suo fulgore silente

e le rane credono sia la luna.

 

 

HAN HECHO DEL PAN

 

Han hecho del pan

un dios destronado

Hay quienes ya no creen en él

Desde palacio se ordena reventar

esas bocas que lo nombran

Abajo corren sus tres letras

como un río furioso.

 

Hanno fatto dal pane

Hanno fatto dal pane

un dio detronizzato

Ci sono quelli che non credono in lui

Dal Palazzo ordinano di spaccare

quelle bocche che li nominano

Sotto corrono le sue quattro lettere

come un fiume furioso.

 

 

TESTIMONIOS

 

Aquello que en la noche sucede:

fuegos dormidos que despiertan

en el parpadeo de las bestias,

travesías de fantasmas

que agitan el ladrido y los postigos,

las pequeñas criaturas del rocío,

escrituras del amor sobre la hora,

distancias apiladas en el borde de otros mundos,

palabras perdidas que encuentran casa,

los huérfanos del cielo en su melancolía

 

todo

 

lo cuentan los pájaros al alba.

 

Testimonianze

Quello che nella notte accade:

fuochi addormentati che si svegliano

nei lampeggianti occhi delle bestie,

traversie di fantasmi

che agitano l’ abbaiare e le serrande,

le piccole creature della rugiada,

scritture dell’amore sull’ora,

distanze impilate nel bordo d’ altri mondi,

parole perdute che trovano casa,

gli orfani del cielo nella propria malinconia

 

tutto

 

raccontano i passeri all’alba.

 

 

CI LA FAREMMO

 

Con esta pobreza armaremos un barco.

 

Ci la faremo

Con questa povertà faremo una barca.

 

 

SE DISTRAE EL TIEMPO

 

Se distrae el tiempo en pasatiempos banales

Lleva nubes de un lado a otro Desarticula

las formas del parque Deshoja Despuebla

con alertas de vendaval Desorienta con truenos

ocultos en el aire

Debería decidirse

Poner todos sus fenómenos en una hora

y lanzarlos contra la casa de gobierno.

 

Si distrae il tempo

Si distrae il tempo in svaghi banali

Porta nuvole da un luogo all’ altro Disarticola

le forme del parco Sfoglia Spopola

con allerta di nubifragio Disorienta con tuoni

occulti nell’aria

Dovrebbe decidersi

Mettere tutti i suoi fenomeni in un’ora

e lanciarli contro la casa di governo.

 

 

NO SÉ SI LA GRAN MURALLA CHINA

 

No sé si la gran muralla china

se ve desde la luna

 

solo sé que no sirve sino

para que una señora de una ciudad de periferia

entre tanta tanta gente

pose delante de la cámara que lleva su marido.

 

También sé

que todos los muros, los grandes muros

los muros del desasosiego o la ignonimia

 

algún día

se verán desde cualquier rincón de la tierra.

 

Non so se la grande muraglia cinese

Non so se la grande muraglia cinese

si veda dalla luna

soltanto so che non serve se non

perché una signora di periferia

tra tanta tanta gente

posi davanti alla fotocamera di suo marito.

 

Pure so

che tutti i muri, i grandi muri,

i muri dell’ inquietudine o l’ ignominia

 

un giorno

si vedranno da ogni angolo della terra.

 

 

POETICA

 

Descuelgo del silencio unas palabras

 

como frutas

que no tienen nombre.

 

Poetica

Faccio scendere dal silenzio le parole

 

come frutti

che non hanno nome.

 

 

¿CÓMO SE INVENTA UN PÁJARO?

 

¿Cómo se inventa un pájaro?

¿Con puñado de viento emplumado

o corazón de vértigo en picada?

 

Come se inventa un passero?

Come si inventa un passero?

Con pugno di vento impiumato

o cuore di vertigine in picchiata?

 

 

Selección de poemas y fotos: jmp / En Piccola silloge notturna / Pequeño poemario nocturno, edición bilingüe castellano e italiano, 2021 / Gabriel Impaglione nació en Villa Sarmiento, Municipio de Morón, provincia de Buenos Aires, Argentina, el 15 de enero de 1958. Reside en Italia. Poeta, narrador y periodista

martes, 18 de mayo de 2021

GIOVANNI QUESSEP Alguien me nombra


         MIENTRAS CAE EL OTOÑO


Nosotros esperamos
envueltos por las hojas doradas.
El mundo no acaba en el atardecer,
y solamente los sueños
tienen su límite en las cosas.
El tiempo nos conduce
por su laberinto de hojas en blanco
mientras cae el otoño
al patio de nuestra casa.
Envueltos por la niebla incesante
seguimos esperando:
La nostalgia es vivir sin recordar
de qué palabra fuimos inventados.

 

 

         EPITAFIO DEL POETA ADOLESCENTE

 

Conoció a una muchacha

Bella como la palma del templo de Delos

Cambió su nombre por el de Ulises

Navegante y encantador

Y en las islas innumerables

Apenumbró su corazón la flor del olvido

Lo sorprendió la muerte

Cuando trataba de contar la Odisea

 

 

         QUIEN AMA LA PENUMBRA MELODIOSA

 

La desdicha me acerca a mi destino

y a mi naturaleza verdadera,

la desdicha, que hace fantasía y palabras

del telar rumoroso de la vida.

 

Esperanzas no tengo si no es en la leyenda,

vive el poeta a solas y su canto es su cielo

Quien ama la penumbra melodiosa

despertará del polvo entre alas y violetas.

 

Por eso quiero estar tan solo como nunca

y ver las maravillas de la muerte:

Afuera hay un jardín y alguien, en sueños,

me da un ramo de flores y se aleja cantando.

 

 

         ALGUIEN ME NOMBRA

 

Sólo en el alba escucho un canto,

un ala de los bosques

que podrían ser la dicha,

la redención acaso.

 

Sólo en la penumbra

que hace la palma bajo el aire celeste

alguien me nombra, y pienso entonces

que no todo he perdido de la vida.

 

Siquiera hay una música que me ama,

y existo para alguien, para un azul o reino solitario,

pero es fiel mi demonio y torna el sufrimiento,

mi pasión en los valles de la nieve.

 

 

         ALGUIEN SE SALVA POR ESCUCHAR AL RUISEÑOR

Digamos que una tarde
El ruiseñor cantó
Sobre esta piedra
Porque al tocarla
El tiempo no nos hiere
No todo es tuyo olvido
Algo nos queda
Entre las ruinas pienso
Que nunca será polvo
Quien vio su vuelo
O escuchó su canto

 

 

En Antología de la poesía Hispanoamericana. Selección, prólogo y notas de Juan Gustavo Cobo Borda, Fondo de Cultura Económica, México, primera edición 15 de julio de 1985

Giovanni Quessep (San Onofre, Sucre, Colombia, 6 de enero de 1939) / Foto: jmp