lunes, 24 de mayo de 2021

MARCOS SILBER La casi penumbra anda vueltas y vueltas en puntas de pie


 

CABEZA

 

a Ivonne Bordelois

 

DISECCIÓN

 

La primera incisión, sobre la frente,

paralela a la línea del Ecuador,

con cuidado de no lastimar el soñar del sueño.

La segunda, llevar el bisturí como pincel de ángel,

conducirlo de una a otra apófisis mastoidea

pasando por el portal de la boca -con precaución-

de no rozarle siquiera una vocal a la palabra.

La siguiente, sobre el arpa del torso

entre la quinta y la sexta intercostal,

por delante del timbal que cesó

guardando de no perturbar sus mareas de pasión.

La incisión contigua

trazarla con pudor de nave de seda

uniendo ambas espinas ilíacas antero-superiores,

evitando atormentar los recuerdos

en las terrazas de las carnes rojas del ardor.

A la altura del triángulo de Scarpa

detenerse y beber el vino

para celebrar la vida que hubo.

(Una sola copa, hay que continuar)

Ahora bien, sobre los muslos, nada;

no despertar las caricias que aún.

Más al sur

descender el acero por las laderas de las tibias

arribando a cada pie. No más.

Hasta el inicio de la sombra.

Y no tentarse con ella, no malograrle la esperanza

 

 

PALABRITAS

 

Boca afuera -extraño el acostado-

dejó abiertas las celosías labiales

con máscara azul de no retorno

sobre sepultura de rojo pasional.

Boca adentro -rumor de rumores-

el oleaje tormentoso de mala saliva

y el tormentoso oleaje de la buena.

Boca afuera, el Giocondo muestra a los de acá

el enigma que se guardó.

Boca adentro, alborotan las palabritas

detenidas antes del apagón.

¡Cómo imploran las pobres!

Una, en la casi penumbra

anda vueltas y vueltas en puntas de pie

y se da de puñetazos en el pecho, alocada:

“un poquito más, un día, unas horas siquiera”.

No es para menos,

si venía a dictar otra vida

otra suerte otra historia.

¿Y quiere creerme?

No se atrevió.

Pena grande, claro,

cuando traía la llave de oro de la felicidad.

 

 

TRONCO

 

A Leopoldo Teuco Castilla

 

 

HEPÁTICA

 

Gran laboratorio soy, gladiador,

guardián de ciudad amurallada

a la que vientos malicios no pueden

ni contrarias noticias ni diluvios

ni caballo de Troya.

(Hablo, no me distraigan)

Nada detiene mi fragua;

a toda hora llegan azotes

pero no logran vencerme, resisto;

nada, nadie aquí suelta los remos.

Batallo, soporto una y otra embestida.

(Hablo, no me distraigan)

En tarde memoriosa, cierta vez confesé:

no es verdad, no peregrinan sólo

al templo cardíaco los suplicios del amor.

También arriban a mi cisterna

a descargar venenos y espinas

y se quedan -malnacidos- a doler y doler.

(Hablo, no me distraigan)

Déjenme decir: si soy derrotado,

si el desencanto sube a mi mesa,

recuérdenme con indulgencia.

Entiéndase, jamás claudiqué,

ni uno sólo de mis hepatocitos

se entregó sin combatir.

 

 

EXTREMIDADES

 

A Jorge Ariel Madrazo

 

30.000

 

Baja de la horca del dedo gordo del pie

el tarjetón.

Desnudo. Vacante.

¿Y el nombre, las iniciales al menos?

¿Quién fue/es el de este cuerpo?

¿De dónde proviene?

¿Qué historia lo trajo hasta aquí?

Estrellado el cielo de la frente

y un parpadeo de faro en cada ojo.

Camisa subcutánea el azul de mar

que le ocupa el pecho

y roja la correntada de las rutas vasculares

que suben y bajan

en cada brazo, arriba;

abajo, en cada pie.

¿Quién es/fue el de este cuerpo?

¿Cómo lo llamaban los vecinos,

en la escuela, en la calle,

cómo lo llamaba la mamá?

De la horca del dedo gordo del pie

baja el tarjetón.

Desnudo. Vacante.

¿En qué lengua dice?

¿El número ese de qué habla?

 

 

NOTAS DE ARCHIVO

 

a La Sociedad de los Poetas Vivos:

Carlos Levy, Eugenio Mandrini, Carlos Carbone, Santiago Espel

 

SEÑORA MUERTE

 

Vive en la casa de los apagados.

Llegó antes de todo nacer

y se quedó para quedarse.

Atiende a los huéspedes, apunta los ingresos.

No le va mal; se arregla solita.

Lava   plancha   riega las flores negras de su rosal.

Cada mañana una recorrida por los cuartos.

Cada noche la ronda de control.

Por la cuentera vecina se sabe:

“para nada se muestra inquieta,

cumple puntual sus deberes la callada

con un tanto de sigilosa piedad.

Al fin de cada jornada

deja mantas para abrigar a los más chicos

y alguna nueva historia deja

para ése a quien tanto le cuesta dormir”.

 

 

 

 

 

Selección de poemas y fotos: jmp

En Cabeza, tronco y extremidades, Ediciones El Mono Armado, Buenos Aires, Argentina, 2010

Marcos Silber (Buenos Aires, 4 de agosto de 1934 – 23 de mayo de 2021)

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