EN QUÉ PENSASTE
Qué pensaste cuando al cerrar los ojos dejaste la carga de tu silencio en mil cuerpos. Cuando descargaste tus vísceras en el baño y te sentiste liviano y liberado de las quejas que eructa la tierra. En tu rostro quedaron señales, miradas pasadas y ajenas. Habrá crecido en ti la cicatriz que resalta la arruga pedazos del juego en la mitad del poniente. Ya ni siquiera eres un hombre común, ni sabrás nunca de los que se han ido después de ti. No imaginarás las cartas que mordemos detrás del muro, ni cómo aprendemos a separar consonantes y evitar adjetivos, porque en los labios de los muertos, la verdad es un error más.
EL INVENTARIO
Te hicieron viejo siete puntos en la cabeza. A pesar de las lluvias que silencio son, volverás para señalar tu espejo con un círculo sobre el blanco de tu piel. Desafiarás a los que buscaron tu cuerpo para guardar una culpa más y recuperar la sonrisa entre la sangre de tu rostro.
LA FRONTERA
Preguntan y no esperan las respuestas. Lloran en las calles, frente a las obras de arte lloran. Lloran de perfil ante las listas de los desaparecidos. Están aquí y allá. Después del horror pendulan un halo del abismo en diagonal a la razón. Ya no firman las crónicas ni registran sus pertenencias. Son de aire sus pasos y de salsa parece su vaivén.
LOS OTROS
No alcanzaron a sentir miedo. Cuando los cortaron el dolor llegó primero, la boca de la bota en la cara. Pronto el susurro de la sierra fue lejano. Un pajarito almorzó los pecados de las vísceras.
Sus sombras siguen y recogen los sombreros que atajó el viento.
Las mujeres orinan cualquier lugar.
Los niños se volvieron ancianos amarrados a los alambres de púa.
Tres territorios debajo de las carcajadas de los asesinos.
Y sus sombras también son perseguidas, señaladas y marcadas desde los pájaros metálicos, dueños del cielo.
SUERTE DEL SILENCIO
Los homicidas de un suicida tienen fortuna. Nunca se sabe de sus rostros, aunque se hacen necesarios para el concierto de culpas. Al Estado no le importan los suicidas, la Iglesia los destierra. Los suicidas se llevan las mejores conclusiones.
EL REGRESO
Una extraña atmósfera le determina la vida. Un olor denso y pesado, nunca antes presentido, se cuela por el vestido y se esconde entre el ombligo.
Sí, sacaron al muerto, pero su olor se instaló en las axilas de la noche, en los pliegues del pañuelo en desuso; se mantuvo ocho días entre las subidas y bajadas de los inquilinos. Tal vez, Dios también utilizó el ascensor inhalando su propio sabor. Es la costumbre de dormir entre el incienso.
LA GUARDILLA
Dos cuerpos se necesitan
se dicen desde los poros.
Enredados en barrotes de humo
escriben país en las paredes de la guerra.
LUGAR TRES
Recostada sobre su brazo derecho, en el borde de las cosas, ve pasar razones de papel. Una mosca lee su pierna izquierda, ella construye pedales para sus horas de quince sueños. Se mece, no puede decidir para dónde dejarse caer: a lado y lado la esperan monstruos que vomitan la sangre de las orquídeas.
PATIO
Una mano fría trata de entregarme
la salida.
La mujer que asesiné hace tiempo,
lava sus ropas con la sangre de mi boca.
AVIONES
Anoche
mientras comía metáforas
un mirage
rondaba mi casa.
Esta mañana
no pude salir
el ala del mirage
estorba en mi puerta.
CARTA A CARLOS IVÁN
Pienso en ti
para contestar
el saludo a mis muertos.
Pienso en ti
para olvidar la rumba
donde los disparos
son la partitura
del himno nacional.
ENTRE MIS HORAS MUERTAS
Ayer traté de buscarte
en las horas muertas
de mi escritorio.
Te busqué en la ciudad que me habita
pero a lo lejos una detonación
me mostró el vacío de la multitud.
PERIÓDICO VIEJO
Cuando ya no importa
que los muertos se mojen
es fácil cubrirnos de la lluvia
con un periódico viejo
las manchas de las noticias
se deslizan por el cuello
dejando nombres propios en la piel.
Recorremos el invierno
atragantados con los mismos titulares
de ayer, de mañana y cien años más
con un hombre inmóvil en cada semáforo
como última señal
de que estamos cambiando de piel.
LUGAR DE HIERBA
En las oraciones el olor a huesos es la memoria de risas y afanes. Detrás de los muros la tierra espera nacer en manos de hortalizas
En Un día maíz, Editado por el Departamento de Publicaciones de la Universidad Externado de Colombia en febrero de 2010 / Selección: jmp / Foto: Mery Yolanda Sánchez y José María Pallaoro, por Lucrecia Handula / X Festival Internacional de VaPoesía, Teatro Asociación Bancaria, Buenos Aires, lunes 24 de octubre de 2022 /
Mery Yolanda Sánchez (Guamo, Tolima, Colombia, 1956) /
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller.-