EL ARTE DE LA SOMBRA
Pinto a mi modo y quiero que
lo sepas.
No se me acaba el tiempo cuando pinto
la mesa, el rubio pan, el vino tinto,
siendo el año un enigma en cuanto a cepas.
No se me acaba el tiempo cuando pinto
la mesa, el rubio pan, el vino tinto,
siendo el año un enigma en cuanto a cepas.
Y tú, sombra de ayer, a un
sueño trepas.
Y lo pintas, con trámite sucinto.
Me pintas lo soñado, lo indistinto
de un tiempo en bodegones o en estepas.
Y lo pintas, con trámite sucinto.
Me pintas lo soñado, lo indistinto
de un tiempo en bodegones o en estepas.
Yo te admiro, ser sombra ya
es un arte.
Tu casa es, desde luego, una ilusión,
y no nos hemos visto en otra parte.
Tu casa es, desde luego, una ilusión,
y no nos hemos visto en otra parte.
Vuelvo a tu casa y vuelve a
suceder.
Vuelvo a pintar ahora un bodegón.
Mi por ahora es mi por ayer.
Vuelvo a pintar ahora un bodegón.
Mi por ahora es mi por ayer.
BALADA CON CIERTA TRISTEZA
Elusivo, no rudo,
sin dejar de ser parco,
algo nos dice el humo.
sin dejar de ser parco,
algo nos dice el humo.
Se levanta y nos dice
en un tono lacónico:
-No soy triste, estoy triste.
en un tono lacónico:
-No soy triste, estoy triste.
A los aquí reunidos
hoy nos miran las horas
con los ojos del frío.
hoy nos miran las horas
con los ojos del frío.
Cenizas y recuerdos
acomoda la noche
bajo un poco de fuego.
acomoda la noche
bajo un poco de fuego.
Me voy, se achica el campo.
Soy humo con estrellas,
con sueño y con caballos.
Soy humo con estrellas,
con sueño y con caballos.
De esta manera hablaba,
o casi de este modo,
el humo en su jornada.
o casi de este modo,
el humo en su jornada.
CANCIÓN
Con el adiós a las
estrellas.
Con el buen día de los pájaros.
Con el brindis que brinda la orquesta.
Con el chinchín de los platillos.
Una canción, ahora, una canción
para ella, para su gracia, para su alegría
y para su desnuda y celestial travesura.
Para ella, tan anterior a todo.
Sobre todo, al olvido.
Con el buen día de los pájaros.
Con el brindis que brinda la orquesta.
Con el chinchín de los platillos.
Una canción, ahora, una canción
para ella, para su gracia, para su alegría
y para su desnuda y celestial travesura.
Para ella, tan anterior a todo.
Sobre todo, al olvido.
ENTRE EL FUEGO Y LA LLUVIA
Arde el bosque, los campos
arden.
Vendrá la lluvia, no te
alarmes,
ni te alambres un
sentimiento
porque al fuego lo avive el
viento.
VIAJEROS
Cabe el adiós en un abrazo.
Pero volvemos como si ya en
el aire
la veraniega nieve del
jazmín nos tocara.
TRASNOCHADORES
Han pasado los años,
los bares han pasado.
Juntos bares y años
y viejos parroquianos.
LA CAMARERA ESTÁ CANSADA
Esta película no viene
de ningún festival.
Se filmó con actores sin experiencia,
con equipo barato, en la calle,
en una fonda, en una noche.
La camarera está cansada.
Hay gente que dormita
con los codos sobre la mesa.
La luz que da calor a una ventana
bien puede despertar cierta emoción
en quien la mira desde la calle.
El cansancio anida en la mirada
de la hermosa camarera.
Y las estrellas, sobre todo,
las de primera magnitud,
ningún otro mensaje tienen
que el que van dejando
con música y con viento en los árboles.
Avanza todavía la película.
El invierno se adueña de la calle
y algo busca un perrito en la basura:
el alumbrado público lo encandila.
Una ambulancia pasa, tan a desgano
que no se sabe si va, si vuelve o si pasea.
de ningún festival.
Se filmó con actores sin experiencia,
con equipo barato, en la calle,
en una fonda, en una noche.
La camarera está cansada.
Hay gente que dormita
con los codos sobre la mesa.
La luz que da calor a una ventana
bien puede despertar cierta emoción
en quien la mira desde la calle.
El cansancio anida en la mirada
de la hermosa camarera.
Y las estrellas, sobre todo,
las de primera magnitud,
ningún otro mensaje tienen
que el que van dejando
con música y con viento en los árboles.
Avanza todavía la película.
El invierno se adueña de la calle
y algo busca un perrito en la basura:
el alumbrado público lo encandila.
Una ambulancia pasa, tan a desgano
que no se sabe si va, si vuelve o si pasea.
ANTES DEL NOTICIERO
Tú, que gracias a la tevé,
estás a punto de aceptar
de nuevo un Apocalipsis
parcial
en una, en dos, en tres
de las ciudades reducidas
al tamaño de un barrio en
cenizas
por el horror que vuela, por
bombas
pensantes y autodirigidas,
no, no sigas, no des por
descontado
que el fin del mundo ha
comenzado.
Antes del noticiero, cuando
el visivo
mundo invivible te lo
permita,
ruega que no funcionen los
misiles.
En: "El
arte de la sombra", Ediciones del Dock, 2011.
Jacobo Rauskin (Villarrica,
Paraguay, 13 de diciembre de 1941).
Foto:
JR en FB.
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