SIEMPRE
HAY UN NIMBO
de tormenta, un gladiolo
amarillo, un ancla herrumbrada
en un pozo.
de tormenta, un gladiolo
amarillo, un ancla herrumbrada
en un pozo.
Repaso
el polvo de canela,
la pez, la obstinación
del mosquito.
La sola persistencia
de un solo afán
posterga lo embozado
del vacío,
la adivinación por la sombra
(late
alguna fragua).
El peso de la vida
–siempre yo–
es un monumento de agua
labrado en vilo.
LAS
BORRADAS JUNTURAS IMPERIALES
se aflojan, las raíces
penetran,
el templo o fortaleza
se descarga.
La cifra
del recinto central –la recompensa
del trazado–
no hace mella en la estirpe
del bambú, en la semilla
funeraria.
se aflojan, las raíces
penetran,
el templo o fortaleza
se descarga.
La cifra
del recinto central –la recompensa
del trazado–
no hace mella en la estirpe
del bambú, en la semilla
funeraria.
Ni el rito
instruido en la roca, ni el secreto
enredado en las runas,
ni el vigilante ancestro del coral
–héroe o dios– ni la música
notada
abolieron la dínamo del sol,
la sal, el estatuto
de las dunas.
En:
“La atención. Obra reunida II (1960 – 1980, poemas verbales - poemas plásticos)”,
UNL, 1999.
Hugo
Padeletti (Alcorta, Santa Fe, 1928). Poeta y artista plástico. Reside en Buenos
Aires.
Foto:
HP en FB.
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