LO VEDADO
El otro pensamiento, el pensamiento oculto.
Pascal
Había pedido a Dios que hiciese sus días
incontables como las olas del mar, no por codicia de auroras, ciertamente, sino
para alargar las alabanzas del que había creado el universo y los gusanitos de
la tierra como él.
Desde aquellas mañanas en que aún no se
veían las palmeras que rezaban con él ya por muchos años, había vivido en una
soledad tan profunda que los pliegues del desierto eran los mismos pliegues de
su mano. Ni los chacales llegaban, porque les había rogado en nombre del Señor
no perturbarlo y ellos habían cedido llenos de piadosa superstición. Sumido en
la oración y en la penitencia, vivía en su alma casi sin noticias
oficiales de su cuerpo. Sin embargo, temía a la muerte y no por apego a la
vida, en verdad, sino porque en su pobreza de espíritu temía aún por su
salvación y al sólo pensar en la eternidad del castigo lo ganaba un miedo de
deudor insolvente.
Pero un día, habiendo quedado ciego, pudo
ver bajar un ángel que le dijo que las penas del infierno no eran
imprescriptibles.
En
un plazo muy largo, pero siempre más corto que la esperanza, Dios perdonaba al
réprobo. ¿Cómo podía ser de otro modo? ¿Cómo la misericordia sin riberas de
Dios podía ensañarse con una eternidad de dolor en algo tan infinitamente
finito como la criatura humana?
Pero este secreto traía la muerte, y el
ángel, con una sonrisa de enfermero que siempre da de alta, se fue llevando el
alma del solitario.
De:
“Cuentos del exilio”, 1982. En: revista “Puro Cuento”, número 25, noviembre –
diciembre de 1990. Director: Mempo Giardinelli.
Luis Franco
(Catamarca, 1898 – 1988). Fue albañil, agricultor, hachero. Poeta y narrador.
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