GEISHA
I
¿Cuándo llegaremos a Hollywood?
interroga la geisha imprudente
y se estremece el raso de su traje.
¿Acaso buscas revolotear de hadas,
lloviznar de magnolias, ser feliz para siempre
como quieren los niños?
No es así, le digo, no lo creas.
Esa colina no existe.
Aquí sólo hay arena.
Abre tu corazón como abanico y siéntate
a celebrar los brotes del desierto.
No hay otra cosa.
La luz
y estas maripositas en el viento.
¿Cuándo llegaremos a Hollywood?
interroga la geisha imprudente
y se estremece el raso de su traje.
¿Acaso buscas revolotear de hadas,
lloviznar de magnolias, ser feliz para siempre
como quieren los niños?
No es así, le digo, no lo creas.
Esa colina no existe.
Aquí sólo hay arena.
Abre tu corazón como abanico y siéntate
a celebrar los brotes del desierto.
No hay otra cosa.
La luz
y estas maripositas en el viento.
II
Digo a la geisha
obligada:
¿Te crees Louise
Colet?
¿Esperas carta de
Flaubert?
¡Ah, felicidad!
Cielo esquivo.
No la hallarás así.
En la vida no hay
explicaciones.
Si las quieres,
ponte a leer un libro.
Si decides que no,
cantar una canción
mientras pasan las
nubes
puede encerrarlo
todo.
VIII
Tiembla su corazón de pájaro
detrás de la brillante vestidura.
¿Cuán importante es?
pregunto a la geisha amenazada.
Esa puerta cerró.
El hombre, al otro lado, no te oye.
El hombre, al otro lado, tiene la llave
que anhelas.
¿Cuán importante es?
No te detengas frente a una puerta clausurada.
Aprende a confiar en la zozobra del propio movimiento.
No es él, al otro lado, no lo es.
Es tu temblor el que amenaza.
X
Finalmente tu taza
está vacía.
Entonces
vamos al teatro a
oir “La casta diva”.
Quita ese polvo de
arroz que se ha corrido y deja de llorar,
geisha in cesante.
El amor terminó.
De:
“La escena imperfecta”. En “Poesía Río Negro. Antología consultada y comentada,
volumen 1”, Fondo Editorial Rionegrino, 2006.
Graciela
Cros (Buenos Aires, 5 de julio de 1945).
Foto: GC en FB.
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