RUTINA
Delante del espejo
—sin extrañarse—
—sin extrañarse—
observa la claridad
absoluta
la nitidez sin palabras.
la nitidez sin palabras.
Detrás de las orbitas
encuentra la suposición
y el silencio de un sueño robado.
Debajo de ese musgo intenso
descubre la piel
el sentimiento fibroso
y la reflexión
Día tras día
el aire de la continuidad
tratando de quebrarse
CELDAS
Otra vez
la falta de emoción.
la falta de emoción.
Otra vez
las celdas de la impotencia
las celdas de la impotencia
y los sueños
escondidos.
Otra vez
la canción densa de la costumbre
y las manos apretadas.
Las celdas del trauma.
la canción densa de la costumbre
y las manos apretadas.
Las celdas del trauma.
Otra vez
el conflicto nocivo
la ceguera del discernimiento.
Los escombros de un túnel
sin salida.
El grito final.
el conflicto nocivo
la ceguera del discernimiento.
Los escombros de un túnel
sin salida.
El grito final.
Otra vez
las celdas de los días y las noches.
las celdas de los días y las noches.
Otra vez
sintiéndose culpable
en las celdas de la intimidad.
sintiéndose culpable
en las celdas de la intimidad.
CALOSTRO
Idea de cuerpo
de alma y de amor
como punto de
partida...
Los ojos
iniciales se descubren así mismos
cautivos de ternura
y desafíos
lejos del miedo...
Hay un gemido
que hurga las
entrañas de la vida,
un temprano
aprender
a orillas del
pensamiento virgen...
Idea de luz
de sombra y de
ceguera
en el útero del
universo
como recreos vacíos
de uno mismo...
La fecundación de
los interrogantes
acunando nuestros
sueños...
Idea de tiempo
de edad y de
distancia
como calostro fértil
del cosmos
sin detenerse
en la
insignificante magnitud
de nuestro ser...
ARGUMENTO DEL DIA
Mañana
derivada en tarde
y transformada en
noche;
luz arrastrando
sensaciones y
lentos señuelos
mutantes.
Ahora,
limite de una sucesión,
moviéndose en
segmentos instantes
para transitar el
tiempo,
el intacto emerger.
Explayar
volver en si mismo
y retomar
conciencia
recuerdos,
descartar lo que el
ayer
ya hizo.
Y otra vez
alrededor
la cara
de imagen
de infinito...
Inéditos. Acercados por Daniel Ponce.
Alejandro Bottinelli (Buenos Aires, 1956).
Foto: “Troncos y perro”, 2012, José María
Pallaoro.
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