lunes, 2 de febrero de 2015

Mariel Monente, Entre las ramas calvas de la higuera



I

Escribir
el amor y un pájaro
                 ahora
la sutura.



III


Ella pensó el infierno de la ausencia
                                        infierno frío
témpano reclamando el agua dulce
en un océano de sal, de voces quebradas

pensó

rompió el silencio en un suspiro de noche blanca
de laberinto de hielo

la vía láctea, la noche fría,
una sortija de nombres callados
atisbos de una herida helada.



VI

No es anhelo en poseer
es la certeza
de un deseo encriptado entre la yema y el labio.



XII

El colibrí
               liba en la aljaba
rompiente del agua
se hace añicos en la siesta

meditar
perder su tornasolado brillo de azules
complace con la ausencia
el ansia del deseo

acerca su pico aguja
en un intento de sostener el aire
                                        la flor
extiende su campana de rojos
desova en su corola
tonos de añiles nuevos.



XIV

a Faby y Pablo

Es un imposible de extremo pesar
imaginar otra vez
esta amalgama perfecta de azules

los amantes miran
el retorno de las hojas verdes
las yemas brotan en el vértice más oscuro de la enramada
los nombres que eran
los antiguos dueños de los brotes, de los brazos, de las sortijas
celaron su otoño apaciguado
                                            ahora
las páginas se detienen en los brotes
un tronco caído, espera la muerte y aún destella el verde,
en los vértices, en sus costados húmedos
los amantes miran
y sus cabezas hablan de las llamas
que encienden sus mechones bastos

el dolor de la muerte
es más presente, es más bello.



XV

En la casa viven pájaros
la intemperie            nos conmueve
agitan sus alas a la tormenta viniendo
la palmera detiene sus trinos conversos
ellos no moran
                                   sólo se despiden
entre las ramas calvas de la higuera.



XVIII

                                     Un gallo
chirriar sus metales
el óxido engaña al gato en celo
                                     a la calandria

el viento helado lo invita a un vuelo imposible
sus pequeñas alas negras presumen y fingen
                                          está soldado.



XXIV

Vive en el silencio
recorriendo siempre los mismos senderos
choca contra palabras mudas
con signos que interrogan la noche
                                    buscando una respuesta
y es un vestigio de lo que fue
                     la huella de esa mano en la espalda
                     el olor indescifrable en la mejilla

una mirada que conoce los cerrojos
y los abre sin pudor
ni desconcierto.




GUERNICA
(Fragmento)

El azar

El olor del pasto recién cortado
vidrio y gotas blancas en los muros adheridas
y los peces del recuerdo
que sólo a veces nos nadan la mirada

¿de qué arrullo se sostiene la pregunta
en el aire,
en la duda,
en la celebración del azar?

aflora la certeza entre los hilos contados del lienzo:

¿por qué preguntarle al sol por el ocaso
o a la luna por el motivo del reflejo?

todo hombre es pájaro
todo hombre es pájaro

al menos, una vez en la vida.




En: “Sutura” Ediciones El Mono Armado, 2014.
Selección de textos: Jmp. Gracias, Mariel, por tu libro!
Mariel Monente (Buenos Aires, 1961).
Foto: MM en FB. 

4 comentarios:

ADRIÁN CUASOLO dijo...

muy bueno. gracias.

mariel monente dijo...

Muchas gracias José María por la entrada en tu blog, un honor para mí que hayas elegido estos versos. Saludos !!

Isabel dijo...

Completamente bello, Mariel. Gracias por esa herida que produce tal sutura. La marca de lo escrito ya está impresa.Isabel Llorca Bosco

mariel monente dijo...

gracias Isabel por tu comentario ! abrazo!