LA DIGNIDAD
Se hablaba en un boliche, entre copas y
cigarrillos.
—Para mí, la dignidad —dijo uno— es vivir
fresco y sin deudas.
Y apuntó con su nariz a un hombre entrado
ya en años.
—Para mí, la dignidad —dijo un segundo— es
vivir sin ser cornudo.
Y se quedó mirando el humo que llenaba el
ambiente.
—Para mí, la dignidad —dijo un tercero— es
saber lo que uno es y no demostrarlo nunca.
Se levantó para orinar.
Y fue como si Salomón, después de haber
sentenciado buscara refugio en la Biblia.
En:
revista “Puro cuento”, número 7, noviembre – diciembre de 1987.
Enrique Wernicke
(Buenos Aires, 1915 – 1968). Foto: Enrique Wernicke en blog de María Wernicke.
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