viernes, 2 de diciembre de 2011

Nicanor Parra – Yo me haré millonario una noche

MADRIGAL


Yo me haré millonario una noche
gracias a un truco que me permitirá fijar las imágenes
en un espejo cóncavo. O convexo.

Me parece que el éxito será completo
cuando logre inventar un ataúd de doble fondo
que permita al cadáver asomarse a otro mundo.

Ya me he quemado bastante las pestañas
en esta absurda carrera de caballos
en que los jinetes son arrojados de sus cabalgaduras
y van a caer entre los espectadores.

Justo es, entonces, que trate de crear algo
que me permita vivir holgadamente
o que por lo menos me permita morir.

Estoy seguro de que mis piernas tiemblan,
sueño que se me caen los dientes
y que llego tarde a unos funerales.


SOLO DE PIANO


Ya que la vida del hombre no es sino una acción a distancia,
un poco de espuma que brilla en el interior de un vaso;
ya que los árboles no son sino muebles que se agitan:
no son sino sillas y mesas en movimiento perpetuo;
ya que nosotros mismos no somos más que seres
(como el dios mismo no es otra cosa que dios);
ya que no hablamos para ser escuchados
sino para que los demás hablen
y el eco es anterior a las voces que lo producen;
ya que ni siquiera tenemos el consuelo de un caos
en el jardín que bosteza y que llena de aire,
un rompecabezas que es preciso resolver antes de morir
para poder resucitar después tranquilamente
cuando se ha usado en exceso de la mujer;
ya que también existe un cielo en el infierno,
dejad que yo también haga algunas cosas:

Yo quiero hacer un ruido con los pies
y quiero que mi alma encuentre su cuerpo.


En: “Poemas para combatir la calvicie”. Antología. Compilador: Julio Ortega. Fondo de Cultura Económica, México, 1999. De “Poemas y antipoemas”.
Foto: José María Pallaoro, “Esa calva necesita urgentemente una María Kodama”, 2010.

Nicanor Parra nació en San Fabián de Alico, Chile, el 5 de septiembre, 1914. 97 años, Premio Cervantes, 2011
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