martes, 8 de diciembre de 2009
Héctor Libertella - Siete en “Zettel”
SIETE
Visto así, desde la barra,
un vaso no es un “vaso” sino un
pedazo de vidrio con la boca abierta.
73
Pronóstico de los chicos que algún día jugarán a la literatura con los ecos del hombre.
74
TRADUCIDO de Zettel, de uno de los papelitos de Wittgenstein: “¿Qué ocurre con los dos enunciados: ‘esta hoja es roja’ y ‘esta hoja tiene el color que en castellano se llama rojo’? ¿Dicen ambos lo mismo? ¿No depende esto de cuál sea el criterio para que un color se llame ‘rojo’ en castellano?”.
75
NO IMPORTA que la novela clásica de Cervantes parezca verosímil, convincente o segura de sí porque, incluso, el lugar llamado La Mancha podría traducirse (sin disparate alguno) como una mancha de tinta, o de salsa de tomate, y ese lugar de la mancha de cuyo nombre alguien no quiere acordarse puede ser, literalmente, la bragueta de un pantalón: el lugar avergonzado donde cayó esa mancha. (Seguir este procedimiento a lo largo de todo el Quijote a ver si aparece, aquí y allá de pronto, un Lewis Carroll agazapado.)
76
Siniestro sería lo exótico que está presente en la estructura familiar de un edificio. Lo que debe estar ahí porque, si no, el edificio se derrumba.
77
El grafismo, ese suspenso del sentido, ese molde hueco como hueco es el molde donde se alojan los ojos, a la espera de todos los efectos que luego le serán leídos, así el grafismo y, en el otro extremo, el vagido (dos manifestaciones antiguas y muy infantiles). ¿Qué política vaticana emplea el bebé para llamar la atención de sus padres? ¿Cómo es posible que ellos lean y disciernan perfectamente varios tipos de demanda en lo que es, apenas, un mismo llanto? ¿Cómo intervendrá la mezcla de perversión y deseo en este tipo inaugural de traducción? En literatura parece haber textos igualmente vaticanos. Se rozan con una instancia última: el idiolecto, que aquí pasa por ser otra de las formas del vagido. (Dar nombres y títulos.)
78
¿El carácter literario en estado alquímicamente puro si parece perdido en el papel? Tal vez. Habla desde ningún lugar intelectual porque simplemente tachó el centro y, en eso mismo, instala la posibilidad de una nueva lírica o la recuperación de la lírica, a secas: la del que está suspendido, exonerado o soñado momentáneamente hasta de la caja negra de sus propias creencias y convicciones. Una caja (tipográfica) llena de letras, pero con un escritor ausente.
79
Atraer la cosa concreta: de trahere, tractus, por el camino abstracto. Es posible. (Volver a esto con una pincelada de Kandinsky, una sola.)
80
Hipótesis. En las celdas del mercado no hay papel; cualquiera puede escribir en la pared. Y si no hay paredes el retendrá en el paladar los restos que le devuelva su propia canción, su canción de ausencia. ¿Así rezaba Cicerón?: “Lanza palabras fuera de la boca, y en la gruta de esa boca (rajadura, unión, juntura, grieta, comisura) escucha como memoria o eco lo que evoque ese canto que se va como el viento”. (¿Ya cité esto, la más curiosa paradoja? Cicerón hablando de “palabras que se lleva el viento” cuando en el mismo momento introduce la taquigrafía en Roma. Cfr. “Tachygraphy”, en The Oxford Classical Dictionary.)
En: “Zettel”, Editorial Letranómada, Colección Biblioteca de Autores Argentinos, Córdoba, 2009.
Héctor Libertella, Bahía Blanca, 1945 – Buenos Aires, 2006.
Etiquetas:
Héctor Libertella,
Narrativa argentina
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
QUE BUENO LO TUYO, JOSÈ. TE ABRAZO CON INMENSA GRATITUD.
Merecido homenaje José...
Libertella casi un olvidado... como tantos !
mis cariños
silvia
Publicar un comentario