lunes, 31 de octubre de 2016

Francisco Urondo, Antes de que se haga la noche


CANDILEJAS

                                                                                     a Jorge Souza.

el frac está impecable
como en la mejor noche de su antepasado
en su mano brilla la galera alta
junto a los guantes blancos
eres un hombre elegante
en el foyer lustroso de un teatro


pero adentro no hay rigoletto
adentro hay sombras
fantasmas dicen
algún hombre que fracasó con un chasquido
–una guitarra a la que se le han roto las cuerdas-
o el amigo que no ve hace muchos años
y no quiere reencontrar
pues teme por su pulso
y por su timbre de voz


ahora comienza el número femenino
el cuadro central al parecer
de este espectáculo
pero no hay bataclanas desnudas
sino cierto cansancio en los ojos
alguna medrosidad en los trajes azules
decadencia en el compás

en este cuadro confunde todo
el engaño y las traiciones
cierta pasión muy grande o algún olvido
no recuerda el nombre de su primer amor
y mezcla sus cabellos rubios
con los teñidos de una muchacha delgada
de buen corazón

de ésta sí recuerda el nombre
muchos la llamaban y ella acudía dispuesta
con los años que han pasado
también ahora llega a su pequeño escenario
y le parece estar en aquella pensión ruinosa
y que es la primera vez
y que son las mismas caricias


en este momento nada se representa
un hombre llora simplemente
no tienes dinero para pagar el dolor de una mujer
pero cobran diariamente tu pasión oscura
tu sueño acompasado
adiós adiós hijo mío
todo está concluido de antemano
para muchos que creen vivir
tú no llegarás a ser en cambio
-algo similar pero más digno-

qué será de nosotros sin nosotros
de tu mano solitaria en la jungla
sin tus olas de aventura
sin mí sin alguien al menos

el instigador vuelve arrepentido a tu golpe de sangre
sobran las razones para ti
pero es demasiado temprano todavía
demasiado frío el aire
el hombre solo no tiene consuelo
se ha interrumpido el espectáculo
adiós adiós nos veremos luego


han desaparecido las mujeres
sus medias eran de muselina
su calor no era el que pensaba
no imaginó así sus manos
su gesto de ayuda
está cansado de admirar sus carnes que decaen
siente el pecho oprimido
y la boca amarga
y ayer no corrió el vino
su conciencia no está muy tranquila
hay que abrir las ventanas
y recibir las risas frescas
antes de que se haga la noche


es entonces el mar en escena
a toda orquesta
un director trata de mezclar
su melena blanca
con la espuma del oleaje
no
no quiero ser otra vez engañado
ya no soy un niño
he vivido con cierta rapidez
he sabido enamorarme
tengo una mano que cae donde no debe
alguna forma de comprensión


el mar se ha alejado sonriente
está lejos de los naufragios
lejos del hombre que está por ahogarse
y nada a brazo partido hacia la orilla borrosa

el propósito es el mismo
él nada por salvarse
y yo me hundo en el papel vacío
liso como las aguas

¿alguna vez alcanzaré ese rumor
serán las aguas una esperanza
me salvarán sus riendas
navegaré este mar de fondo?

tu hija tiene la pureza que has olvidado
y que ella no puede revelar


las aguas te han dejado un regalo
es un caracol que zumba como una tormenta


en eso apareces en escena
te mueves torpemente
eres una marionetta
como aquellas que tú mismo manejabas
fernando viene a tu memoria
él es otro semejante
muchos espejos te reflejan
vas a aflojar
pero rompes las luces de una trompada
todo el mundo grita
como si estuviera en un terremoto
no es para tanto
digo
y una gran ola envuelve las voces
con su brazo nocturno


ya nadie silba a la salida del teatro
ya no hay teatro bueno
no existe maese pedro y su música
está solo con su propia imagen
el hallazgo de esta nueva semejanza
lo enorgullece
va a felicitarse
pero advierte que no se trata
de una revelación divina
y que tal vez haya poco tiempo
puede ser el séptimo día de la creación
los dioses bostezan
y antes de calzarse los guantes blancos
y la galera alta de felpa
habrá que empezar de nuevo
y terminar enseguida
en un solo instante

                                                                                                                     Ituzaingó – febrero
                                                                                                                                          1956


En: Dos poemas, Ediciones Poesía Buenos Aires, 1959. El poema está dedicado a Jorge Souza, quien realizó la diagramación y la cubierta de este cuadernillo.
Esta versión del poema “Candilejas” (posiblemente la primera en ser editada en papel), tiene diferencias con las presentadas en Poemas (Colección La Honda, Casa de las Américas, Cuba, 1984) y Obra poética (Adriana Hidalgo, 2006), ediciones que suelo frecuentar.
Francisco “Paco” Urondo nació el 10 de enero de 1930 en Santa Fe, provincia de Santa Fe. Murió, en Guaymallén, provincia de Mendoza, combatiendo a la dictadura cívico-militar, el 17 de junio de 1976. Foto: José María Pallaoro. City Bell, después de la lluvia, nido de hornero sacado de sauce seco de la vereda.

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