domingo, 12 de febrero de 2012

José María Pallaoro – Spinetta (En el Cielo con Diamantes)






SPINETTA
(En el Cielo con Diamantes)





Un poema de amor es un poema
de amor. Lo intenté ayer
como si el tiempo perdurara
en tu risa real. Vida,
en el sonido de tu mañana,
y un niño juega en el suelo.
El niño lee, no comprende.
Tu universo, un cosquilleo que asombra.


Un poema de amor es
el poema. Los árboles
en ese ayer y en este hoy,
el mundo entre naranjas
del destino. Salí al mundo.
El mundo hostil y maravilla del hacer.
No podía dibujar,
sí, leer el mundo y nacer
la belleza de lo hostil,
las flores vendrán.


Vida, mi vida en el Atenas
la melodía y la palabra, golpes,
golpes, tu electricidad golpeando en mí.
En unos días la luz se apagará y todo amanece,
otra vez, el amanecer de los días,
¿estás?, ¿tu espera está?
La belleza, belleza de vos,
anillo, la belleza del poema nacido
de un dios pasajero, luz de estrella seca.


Salí, otra vida ahora, el perfume de tu luz.
La música vibra en los padres del ayer.
¿Y comprenden la furia?, ¿y dejan haciendo?
La poesía extraña de lo nuevo es siempre.


La calle interior.
La locura de la sanidad
Vamos. Frutas en su jugo de sol,
dulces y amargas; y los libros empiezan a ser
en tu música la solidez, el líquido del despertar.
Música en la noche, ahora sí, de mi luz.
De mí, luz. Diamante de belleza,
guitarra del sonar sin sonar.
El amor es un poema escrito
con tus palabras.


El viento agita
y las ramas quedan sin pájaros,
pájaros de las ramas en tensión.
El avión sobre los pájaros,
estela del color vos quieras,
un avión nunca sobrepasa pájaros.


Los fantasmas del escenario
se disfrazan. Pintan sus ojos, sus dedos,
maquillan la tapa del nunca reprimir podrán.
No son días de cielo abierto,
abre el agua, sala la monotonía.
Maúlla la grieta y la frontera
es un espacio del lejano estar.


Miras, ese día, el encuentro,
tus ojos en los míos.
Y rebotaba en las paredes,
una inyección sin sentido.
Y rebotaba en las paredes.


Quise explicar la belleza
de esa noche; sí, en nuestro jardín
pocos, algunos, miraban el suelo.
Sin necesidad, estábamos
en el jardín, con nuestras palabras
y tuyas, sol de las estaciones.


¿Ves?, la sombra en la pared
dibuja ideogramas con lágrimas
de un paraíso donde el frío
canta como un océano
en la superficie y en la profundidad.
¿Recuerdas?, la historia es un jazmín
negro de sol y orilla, guitarra.


Envuelves perros de la lluvia.
Punza el corazón y la paz.
Llueve con el cielo y la paz.
Hace nido en el cielo. Respiro
un presente de álamos plateados.

¿Vamos?, nueces y duraznos,
duro y frágil, canción de noche
otra vez; sombra y danza, nena,
el pasar es una flecha de asombro.


La sombra en el cielo de lo opuesto
como un jardín que traspasa la pared
y crece la hierba fresca del mundo
en el más acá del aire bueno.


Espíritu llegás, ven, aquí, río
donde tus cenizas bailarán; rayo
de un poema de oriente llega;
tu mañana llega, zetas de dedos,
agua viboreando en el allá.


Hoy, atrás, cantaré por primera vez.
La canción llega, tu amor
llega al mar, ahora es el mar,
solo el mar y más allá del mar
acaso vuelvas, sí, en nuestros días.


Canción de vos, cañas del silbar.
Párpados del cerrar y el abrir
como un umbral de voces de vos
en el llegar a la piel nuestra.


Albergue de las ganas de reír.
Ah, pega tu fuerza y no es dolor,
es asombro del volar en el por acá
de escaleras del lenguaje, la búsqueda.


En la playa tu libro alimenta, la arena
se lleva el mar, y así, el sol.
Un poema de amor es un poema
de amor. El amor es un poema escrito
con tus palabras.


(fragmento)


City Bell, domingo 12 de febrero de 2012
“eres mi esperanza, sólo un grieta en mi existir, no somos sólo hombres…”

4 comentarios:

Eduardo Espósito dijo...

Gracias José María por traernos esto, tan caro a nuestro sentir. Pucha! Sigue doliendo, Amigo...

José María Pallaoro dijo...

Eduardo, gracias a vos, abrazo inmenso!

Anónimo dijo...

Hermoso poema de Luis Alberto!!! Gracias por volver a pasar por el corazón sus palabras de luz!!!
abrazo José María
Montse Bertrán

José María Pallaoro dijo...

Gracias, Montse. Un honor que hayas pensado que el texto es de Luis. Abrazo! jm