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LOS HUÉSPEDES SE VAN…
Los huéspedes se van. Sobre la mesa,
el vino tiembla todavía. Duele
la carne cortajeada sobre el plato,
la carne solitaria, negra y seca,
que la grasa comprime. En la cocina,
las ollas varicosas, los manteles
se mezclan con botellas y cubiertos,
y hay un olor confuso a trapo hervido,
a sudor vegetal, a paz quebrada
de pronto por un viento atolondrado
de almidón y vapores de colonia.
Han andado los huéspedes. Aún vibran
sus pellejos hinchados, aún rebotan
las pisadas de cera en las baldosas,
en el baño, detrás de las toallas,
ante el terror dental de los cepillos,
y aún hay trozos de charla en la quemada
sabiduría de los ceniceros.
A pulgadas la calma se levanta,
me observa con piedad, y sin hablarme,
se instala en la caverna de mi frente
que ha retomado su frescura. Creo
que ninguno me habló de las abejas;
que ninguno me habló jamás de nada.
De “Solo canto de hierro”, 1964.
En: “Roberto Themis Speroni”, Tomo 2, poesía inédita, Ana Emilia Lahitte, Ediciones Fondo Cultural Buenos Aires, 1975
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Roberto Themis Speroni (La Plata, 1922-1967)
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Foto: “Corredor”, Jmp
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2 comentarios:
man!, cómo escribía el tipo, estoy maravillado, lo puse en mi página de face (mencionando la fuente). Algún día podré igualarlo?. Saludos y gracias por brindarnos estas alegrías
Gracias por tus palabras, Arlane. Speroni es un gran poeta. Lo demás es leer, leer y leer, y también escribir y escribir. Y mirar. Lo que venga es gratarola.
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