sábado, 2 de enero de 2010

Alejandro Claudio Tarruella – Una marca de barro para reiniciar el día


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UNA MARCA DE BARRO PARA REINICIAR EL DÍA

Cuando acaba un año lo que sucede es otro año y otro día, que es lo que deslumbra por su secreta precariedad cuando las horas encabalgan horas y se revuelven, en el barro de una semejanza que jamás alcanza el grado de ser lo mismo. Nosotros, cada uno de nosotros, le ponemos un motivo y por simple que sea se vuelve un tema de conmoción interior, un episodio que va a significar a los otros, una sabia conjetura en la pondremos nuestro corazón a andar con un ritmo de muchos. Es entonces un asunto de uno con otro, de uno con otros, una polifonía que rebate cualquier empeño individual fuera del tiempo en que la palabra se amasa con un tañido de manos, las manos de ella, las de él, la de ellos, las nuestras. Ese hacer siendo hace de los augurios algo cierto en la medianoche suramericana cuando tomamos de la brisa seca de los viejos árboles que van de la nieve a la llanura, y nos encontramos en su raíz y en sus ramas, como compañeros de siempre que deciden ponerle un nombre al suceso de recomenzar lo ya andado, esa huella de lluvia que marca luego el sol, que ya es de los otros.

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Alejandro Claudio Tarruella nació en Olivos, Buenos Aires, en 1948. Escritor y periodista. Publicó en poesía: "Amorar", 1980; "Funeral y otros poemas", 1985, y "El viento llueve en agosto", 1999.
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Foto: Archivo de la talita dorada.
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