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III
A río revuelto
no hay ganancia
tampoco pescadores.
A río revuelto
sólo
la gaviota pesca
un pez brillante
en la tarde fría.
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VII
Hace rato
que no miro
cómo una flor
tiembla
con sus pétalos bajo la brisa
de abril.
No sé cómo
pasó tanto tiempo
sin que sintiera en la piel
ese sol agónico
perdiéndose
detrás de aquellas
casuarinas oscuras.
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XXVI
Estaba aquella luna
que ensangrentó
la tormenta
como un ojo
en la noche
donde yo era
el último naufrago
el último hombre
un solitario
que sobrevive
a las catástrofes.
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XXXIII
No doy
ni pido
ni exigiré
nada a nadie
salvo
aquella moneda
dorada
que se tragó un día
todo el barro
de mi infancia.
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XLIV
Con esa lluvia
no hay pájaros
ni abejas ni siquiera
aquella mariposa
que imitaban las naranjas.
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XLVI
La puerta se abrió
y entró un pájaro
que aleteó un momento
hasta que pudo al fin
orientarse
y salir por esa ventana
antes que entrara
el sol
antes que tus ojos
llegaran
para adueñarse de todo.
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Selección de poemas de “El vuelo de la abeja”, Editorial Ciudad Gótica, 2008.
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Foto: Archivo de la talita dorada.
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Jorge Isaías nació en Los Quirquinchos, Santa Fe, en 1946. Desde 1964 reside en Rosario. En 1971 fundó la revista “La Cachimba” que muy pronto también se convirtió en editorial. Publicó 30 libros entre poesía y prosa de los cuales destaca: Oficios de Abdul (dos ediciones); Crónica Gringa (cinco ediciones); Poemas de amor (tres ediciones); y en prosa El país de la infancia; La mano sobre el recuerdo; Como un caballo salido del mar y Futboleras. También seleccionó y editó: Antología de los mejores cuentos del Litoral; Papeles inéditos de José Pedroni y Palabras a mi padre y a su digna herramienta.
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4 comentarios:
Bellos poemas de un poeta para mi desconocido.La moneda de la infancia es precioso. Felicitaciones al editor por la divulgación, y al poeta, por ese corazón.
Para el Profe: que le puedo decir. Sus poemas son impresioantes. No tengo muchos adjeticos para describirlo sin quedarme a la mitad del camino.
Para el Profe: que le puedo decir. Sus poemas son impresioantes. No tengo muchos adjeticos para describirlo sin quedarme a la mitad del camino.
Bien, Jorge, tus libros son una delicia, bueno es que sus textos se difundan más masivamente.
Claudio Simiz
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