martes, 22 de enero de 2019

PABLO MONTANARO El lugar en que aguarda la belleza donde el futuro será celebración




En la luz de la palabra
TODO PUEDE SER VERDAD

escucho la música
como un paisaje sedoso
y el murmullo infinito
de las expresiones de una edad

toda celebración es apenas una imagen
que bordea lo real
ofreciendo fulgores
y una tibieza que insiste
convertirse en desvelo.


Bajo el crepúsculo
CERTEZAS

él amó las estaciones descubiertas en sueños reales
pensando que nadie iba a sangrar

doloroso secreto para iluminar tanta miseria
aunque tengamos nuestras almas, jamás correrá viento
y la estrella no cambiará de cielo

aún brillamos condenados desde las lejanas torres
a una vida imaginada.


En la luz de la palabra
EN ALGÚN LUGAR

sobre el escritorio un calendario y una postal
los ojos de la mujer reflejan ciudades visitadas/
y otras por reconocer/
un recuerdo de su país la sorprende/
sobrevive a los cambios del dolor/ y recupera
el tiempo.


EN LA LUZ DE LA PALABRA

en la luz de la palabra
se contemplan rostros
de infinita libertad

en ella anida la creencia del verbo
el lugar en que aguarda la belleza
donde el futuro será celebración


*


Parte 1. Preludios
I.

mi tiempo es ahora una extraña palabra
ecos perdidos que descubren las orillas
de un secreto respirar,
voces ajenas que bendicen lo inconfesable
que descifran el sueño
de entrelazadas sombras.


V.

hay una muerte que se anuncia
un salto interminable
que estalla/ en el instante mismo
de la fría y última mirada
y la mañana que huye
del cuerpo ya abatido.


Parte 2. Visiones
ESE ROSTRO

ese rostro
de violentas palabras escondidas
de no saber si hemos existido
(si hemos simulado el presente)
de permanentes sombras de la perfecta deriva
de susurros
detrás de la puerta
que se cierra y se abre
para mentir la espera
y descubrir
(a los lejos)
que es lo mismo que morir
por mandamiento
donde existo y existen las falsas evocaciones
el abandono en las noches
y no fue suficiente amarla en cada orilla

ese rostro
           condenado a dibujar transparencias
                                                             a desaparecer


REFUGIO

no es su paso el que separa lo oscuro de la imaginación

somos juntadores errantes
prisioneros del tiempo
ocultos en el fascinante deseo
de la anunciación

caemos prisioneros en la ausencia
olvidando el nombre del hombre que tiembla
o en una respiración ajena para la noche.


Parte 3. Cuatro postales
(La Paloma, Uruguay, febrero de 1996)

III.

el atardecer se va perdiendo lentamente
como los colores de un arco iris
que horas antes
parecía eternizarse
emergiendo del mar.


Parte 4. Último encuentro
VII.

la espesura de los recuerdos
la desolación de este momento/
la calle y tanta madrugada
que convoca a los fantasmas
del pasado/

un olvido profundo/
miradas fugándose en el vértigo
de un ayer

adiós/


Parte 5. Oleajes
ESCUCHADO SOBRE EL RÍO

no son las palabras
ni las figuras que se agitan
iluminando la página
o los que nos invita a oír
los sonidos del viento en el otoño

instantes antes
la profundidad de la piel virgen
nos hace conocer
que todo sigue igual
con las palabras pronunciadas lejos

pregunto,
dónde mirar
para que nos devuelvan la vida

en qué lugar el poeta aprenderá a morir.


Parte 6. Brisas en la medianoche
OTOÑOS DEL PASADO

A Juan Gelman, in memorian

I.

una mujer buscaba entre la lluvia
aquel rastro que la proteja del desencuentro

despertó ante el espanto
y hoy espera su destino junto a al muro

en sus ojos
quedaba aquel país consagrado de violencia
de abandono
de exilios
de amantes cuyos labios
besaban el más hondo olvido

finalmente quedaba aguardar
a través de un fragmento de eternidad
sin más voces


II.

la noche, la versión de los hechos

la muerte se posaba sobre cada uno de nuestros destinos
y apenas una luz difusa alcanzaba a desesperarnos

es posible un llanto o una ebriedad
o apresurar el paso del tiempo


III.

y todo parece terminar así

suplicando al cielo estrellado
eternizando el tiempo de la espera

aún todo está vivo
pero nadie ha tenido
la intención de regresar


IV.

el mundo conoce las heridas
pero no libera esperanzas

cada latido apremia
en confuso silencio
la inmortalidad juzga
la caridad feroz de los recuerdos


V.

despertando del sueño
alejados de la furia

creo en ella
su nombre está en el presente.



En En la luz de la palabra  (Ediciones Vigilias, Neuquén, Argentina, 2009) y Los nombres del oleje (Ediciones con doble z, Neuquén, Argentina, 2016. Poemas escritos entre 1996 y 2013).
Pablo Montanaro (Buenos Aires, 1954). Reside, desde 2004, en la ciudad de Neuquén donde trabaja como periodista. Foto: Jmp

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