Conocí a Amir Bukvić en los años en que
transcurría la guerra en Yugoslavia. Era el director del Centro Cultural de
Bosnia y Herzegovina en Zagreb y todos los años visitaba Trieste para
participar en el Congreso sobre Lenguas y Literaturas de los países del
Mediterráneo. Lo más impactante en su personalidad eran la profundidad y
autenticidad con que acompañaba sus discursos siempre impregnados de esa
identidad multicultural que caracteriza a todo bosnio y que también se refleja
en la obra que aquí presentamos: Aristóteles en Bagdad.
Se trata de una obra dramática de intriga
que se desarrolla en la edad de oro de Bagdad. Un rey joven e iluminado vive
obsesionado por la filosofía de Aristóteles y a menudo en los sueños debate con
él. Deseoso de conocimiento reúne a su alrededor a los mejores pensadores,
filósofos y científicos de su reino sin tener en cuenta su religión y
nacionalidad. La lectura de las obras del filósofo griego estimula las
discusiones entre los personajes, aunque, a menudo, no todos los conceptos
resultan claros. Amir Bukvić cuenta que Borges significó para él una nueva
forma de conocer el mundo árabe. Algunos de los temas tratados en el libro El Aleph se reflejan en
su obra y, como en la Busca de Averroes,
los personajes de este drama se interrogan sobre las palabras "comedia"
y "tragedia".
La palabra como universo, la identidad
perdida y reconquistada, el laberinto, el desierto, los espejos, el tiempo, los
sueños son algunos de los motivos presentes en esta obra teatral. Naturalmente,
circunstancias y situaciones del pasado obran, simbólicamente, para expresar
problemas, relaciones y límites del mundo contemporáneo. Los mismos remiten a
la situación de Bosnia.
Un astrónomo, un médico, un filósofo, un
místico, un poeta, un matemático, un traductor, son los personajes que acompañan
al rey en sus reflexiones. Cada uno de ellos está obsesionado por un concepto
que se convierte en la clave para comprender la existencia. Uno de ellos define
al desierto como el laberinto más grande, con mil
pasillos invisibles que Dios ha creado; clara es
la referencia al cuento de Borges Los dos
reyes y los dos laberintos. La luz se convierte en la adivinanza del todo. Quien logra descifrarla ha hecho un gran
paso; y el tiempo no existe, existen sólo mundos distintos bajo luces distintas. En los sueños los personajes se confrontan con
los propios pensamientos.
Como escribe el autor en el prólogo del
drama que aquí incluimos, Borges es una de sus fuentes de inspiración pero no
la única. Czeslaw
Milosz, en su libro El pensamiento cautivo, trata al ketman como a una problemática actual y Bukvić retoma esta idea:
No he respetado los hechos históricos, tampoco los he
eludido; tomé lo que necesitaba para poner en movimiento mi imaginación. Es
verdad que en aquellos tiempos vivía un rey fascinado por Aristóteles. Lo
soñaba y en los sueños conversaba con él. Es verdad que aquel rey, obsesionado
por Aristóteles, reunía en su palacio a los mejores científicos, filósofos,
artistas y no les preguntaba por su nacionalidad, fe, ni color de la piel. Es
verdad que el mismo Aristóteles reunía, en aquellos tiempos y espacios, a gente
peculiar que provenía de países distintos. Sobre todo Judíos y Árabes que con
gran interés lo traducían y estudiaban en profundidad. Es verdad que, a menudo,
ellos mismos se encontraban ante conceptos y palabras cuyo significado no
sabían descifrar. Es verdad que el filósofo árabe Averroes (Ibn Rusd), cuyas
enseñanzas filosóficas se basaban en la obra de Aristóteles, encontró en sus
textos dos palabras desconocidas: comedia
y tragedia – y que no logró penetrar la esencia de su
significado. Parece ser que murió sin haberlo descubierto. (Borges escribió
algo al respecto). Es verdad que Aristóteles en traducciones y originales
viajaba seguido de Bagdad a Toledo para ser más tarde asimilado en Europa. Es
verdad que el poco conocido ketman
en aquel tiempo se había transformado en una institución permanente de defensa
de los pensamientos y sentimientos del cercano Oriente. (Czeslaw Milosz en
libro El pensamiento cautivo trata al ketman
como un problema de la contemporaneidad).
Es verdad que en el s. XIII los Mongoles destruyeron Bagdad, entonces
capital del mundo.
Los
personajes, en la sexta escena del I acto del drama, presentan al Ketman. Como indica el mismo autor, el mismo significa saber adaptarse en los malos tiempos.
En los
siguientes fragmentos que proponemos, la incomprensión de los términos
"comedia" y "tragedia" nos introducen en una reflexión más
amplia sobre la indeterminación, la precariedad de la existencia, la
imposibilidad de comprender el por qué de determinados acontecimientos. Como en
el cuento de Borges, los personajes de Bukvić, se encuentran ante la situación
de poder descubrir el juego del teatro. Sin quererlo, y sin saberlo, asisten a
una representación teatral. El autor junto con sus personajes reflexiona sobre
los límites culturales del conocimiento. Las palabras "comedia" y
"tragedia" adquieren otro significado en un contexto cultural que desconoce
la representación teatral.
Escena 15 (final, acto II):
Silencio.
Se oye solamente el hipo de Farabi. Benjamín avanza absorto en algunos
pensamientos. La luz, más fuerte, ilumina su cara. El rostro pensativo de
Benjamín se transforma en radiante júbilo, como si entendiera.
BENJAMÍN: “Sentimos
dolor por los que en manera injusta sufren”.
FARABI (del
mismo modo): Tengo miedo de lo que está por pasar.
BENJAMÍN:
“¡... y sentimos miedo cuando reconocemos que el que sufre es nuestro
semejante!” Eso dijo Aristόteles.
¿Podría ser
quizás esta la comedia...?
¿O bien... la tragedia?(Oscuridad).
La obra de
Bukvić, centrada fundamentalmente en el Mediterráneo árabe judío, conlleva
otros significados que, como mencioné al comienzo, se remiten a los hechos y
espacios de proveniencia del autor; es decir, los acontecimientos de la última
guerra en Bosnia y Erzegovina obran como “telón de fondo” del drama.
Amir Bukvić (Sarajevo, en 1951), es autor de las obras teatrales:
“Ciudadanos del sueño” (Premio Teatro Nacional Croata), “Un caso imprevisible”
(Premio Teatro ITD de Zagreb), “Homo Novus”, “El día de una mariposa”, “El
disidente”, “Cambios”, “Los niños de CNN” (que obtuvo varios reconocimientos),
“El viaje por medio del universo del príncipe pequeño”, “La respuesta del príncipe
pequeño” y “Shalom en Toledo” (Premio “Marin Držić”), reeditado con el título
“Aristόteles en Bagdad” (2004). También obtuvo el premio “Alija Isaković” con
el drama “El juego de las sombras”. Muchos de sus dramas se han traducido a
varias lenguas (inglés, italiano, español) e incluido en antologías. Dirigió
películas y documentales sobre su país natal contando la situación de su país:
“Los ojos de Bosnia” y “Los niños de Sarajevo”. El primero habla del pueblo
bosniaco y el segundo de la vida de los niños durante la guerra. BBC utilizó
algunas escenas originales de esas dos películas para el documental “Las dos
horas de Londres” sobre la guerra en Bosnia-Erzegovina. El objetivo principal
de su escritura es el encuentro entre los hombres de todas las nacionalidades.
Amir Bukvić es considerado, en su país, el escritor intercultural por
excelencia. Actualmente vive y trabaja en Zagreb.
EpA:
Ana Cecilia Prenz Kopušar (Belgrado, 1964). Reside en Eslovenia.