martes, 10 de noviembre de 2009

Sebastián Lalaurette – Tres poemas


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FLASH

"son hermosos",
dijo el rubio mientras se acercaba
tenía la cámara
en la mano
y una remera azul
"son hermosos", repitió al advertir
que no lo había entendido
mi chica se volvió
y su cara rozó la mía otra vez
sólo atiné a agradecerle protocolarmente
a ese desconocido que se nos había acercado
en algún lugar del parque lezama
ella creo que sonrió
y después se volvió hacia mí
y "el rubor poblaba sus mejillas"
literariamente.

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MANIFIESTO

un fantasma recorre mi cama
un susurro en el cuarto vacío y quieto
un clamor silencioso de revolución un ejército
de hormonas agitadoras
pienso en vos sueño con vos
todo lo sólido
se desvanece
en el aire.

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NUESTRA

nuestra tenista está gritando eufórica con el ceño fruncido en desafío el brazo pegado al cuerpo el puño cerrado en alto
las piernas flexionadas en un instante congelado (empuña la raqueta por lo alto del mango el torso inclinado a la derecha la boca abierta
en un grito eufórico de labios finos los ojos en sombra las cejas debajo de la vincha y en el medio la frente pura con arrugas de pasión como en una publicidad
la nariz justa el pelo la oreja la muñeca perfecta las piernas de tenista y el vestido corto retrepado y en el hueco se aprecia claramente la bombacha crema)
se ve también con claridad la cadenita el medallón centrado perfectamente en la planicie bajo su cuello como encajonado entre las sutiles marcas de las clavículas y sin caer hacia el abismo entre las tetas
invitan a comulgar sus piernas: la izquierda casi recta - la derecha un poco levantada en el aire acompañando el grito
nuestra tenista acaba de derrotar a la belleza rusa
y eso es suficiente para ganar la tapa de suplementos deportivos como éste en el que su imagen apenas deja espacio para el nombre y un título breve acomodado como puede ahí abajo
medio tapado por las estribaciones del vestido sobre la poderosa pierna izquierda apenas flexionada que sostiene el cuerpo grácil/ágil/contundente/preciso/mortal
ella está baldeada por la luz del sol que traza panoramas blancos en la mitad de su cara pero deja sin tocar el hueco oscuro de la boca
y los ojos recortados en sombra
el sol arroja blancos brillantes sobre sus hombros los nudillos de su puño alzado que tapa el logotipo sobre el seno parte del antebrazo derecho la mitad de la pierna de ese lado y la parte interior del vestido en que se pierde
y sobre la raqueta borde y armazón tira el sol una quemazón blanca
una imagen violenta de victoria patria y de fe y de éxito y de ardor
nuestra tenista antes no era tan linda
detrás de ella todo está fuera de foco: el fondo oscuro un hombre sentado con anteojos de sol el marcador que indica el match point concluido
antes tenía una belleza agresiva unos ojos penetrantes un buen cuerpo una linda sonrisa en fin nada
pero ahora la transfiguran la victoria el gesto el ardor que también es nuestro
no sonríe sólo grita en este momento para ella no existe nada más que el grito
es algo serio que aquí ahora en la tapa del suplemento deportivo la hace mucho más linda que la belleza rusa con su cuerpo exangüe arqueado hacia adelante caído derrotado empujado a una página interior
(la belleza rusa con la gorrita apuntando al suelo así como las manos la vista la raqueta que pesa una tonelada
un apreciable pedazo de piel dorada cubierta de blanco con volados un pedazo consumible y descartable)
en cambio nuestra tenista ahora convoca al ardor
al sueño de gloria al sueño húmedo al sueño nacional
no hay sombra que vele la bombacha clara entre sus piernas pero sí sus ojos y su boca y su pelo ahora oscuro y sin embargo hay una sombra más
el abismo comprimido entre sus tetas
un abismo donde entra un tomo de psicología social o la palma de una mano abierta o una nota enrollada lista para ser arrojada al mar en una botella al mar o acaso un porrón de cerveza
nuestra tenista es fuerte y hermosa
nuestra tenista le ganó a la belleza rusa
nuestra tenista convoca al ardor y al sueño patrio
y nosotros un poco avergonzados guardamos en secreto el suplemento y apagamos la luz.

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Sebastián Lalaurette nació un 31 de diciembre de 1974 en algún lugar de la Provincia de Buenos Aires. Vive en La Plata. Periodista y escritor en ciernes. Edita y dirige la revista literaria Sismo Trapisonda y administra el blog literario El Emporio del Espejo Deformante.
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2 comentarios:

Griselda García dijo...

Muy buenos poemas.
Saludos, José María! :))

Alejandro Pinto dijo...

JA! un grande! saludos!