lunes, 1 de agosto de 2022

SUSANA CABUCHI Siempre estaba el verano





Detrás de las cortinas, 
la luna. 
Silban 
dos pájaros nocturnos 
y el silencio. 
Han llamado a la puerta. 

Dijeron: 
tiene los ojos tristes, 
se nota 
que no ha comido 
en días, 
su ropa está manchada. 

Trae el olor del jume, 
dice la madre, 
el olor de mi pueblo 
cuando soplaban los vientos del sur. 
Puede quedarse.



Sobre la cama de los padres 
siempre estaba el verano. 
En los días de frío, 
cuando los vidrios se empañaban, 
el cubrecama 
nos ofrecía 
ramos de siemprevivas, 
cuatro fruteras llenas de sabores 
y un niño desnudo 
con racimos de uvas 
en las manos. 
Solíamos recostarnos 
y repasar con los dedos sus bordados: 
suaves colinas de hilo 
nos guiaban 
hacia un tiempo más cálido 
de atardeceres en la huerta. 
El viajero 
desde el umbral 
nos miraba 
recordando 
               tal vez 
                        otros viajes, 
algún querido 
lejano cubrecama.


10 

El viajero 
dice 
que un gran artista 
pintó una silla de paja 
igual 
a la que usa mi padre 
cuando mira la noche. 
Una simple 
                  –repite– 
útil, inolvidable silla. 
Y cada vez que la ve 
levanta el arco de las cejas 
y sonríe una sonrisa 
que no entendemos. 
Que no entenderíamos nunca.


13 

Hace frío. 
Un triángulo de luz blanca 
de luna 
se acomoda sobre el piso de la galería. 
En la cocina 
el viajero prepara 
comida de un lejano país 
nos enseña palabras en otro idioma 
y nos habla de música. 
Agustina sube a un banco de pino 
y muy suavemente 
le saca de la cabeza 
una mariposa 
pequeña, 
                casi dorada.


17 

Al ingresar a una sala 
que no usamos, 
el viajero descubrió 
el viejo piano. 
Apenas rozó algunas teclas 
y salió 
apresuradamente de la casa. 
Se dirigió 
hacia las colinas 
como si tuviera que hacer 
algo muy importante 
pero creemos 
que se alejaba 
para que no lo viéramos llorar.


25 

El viajero 
se ha ido. 
Sabíamos que se iría, 
hasta esperábamos que lo hiciera 
porque para nosotros 
más que un hombre 
era un viaje. 
Ha dejado flores 
sobre la mesa de todos 
y la cadena 
con su amuleto de madera oscura, 
colgada 
en el respaldo de mi cama. 



En El viajero, Ediciones Viento de Fondo, Córdoba, Argentina, primavera de 2018 / Selección de textos, fotos (láminas de Vincent Van Gogh) y video: jmp / 
Susana Cabuchi (Jesús María, Córdoba, 1948 – 26 de julio de 2022) /
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller.-

José María Pallaoro lee a Susana Cabuchi / 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Oh qué bueno recordarla. Sensible y delicada Susana QDEP. Alfredo Lemon