miércoles, 4 de abril de 2018

Juan Gelman, El día que el corazón aprenda a leer y a escribir



SABERES

Pasé por el árbol que da flores blancas en invierno
y supe
que moriré antes que él.
En mi puerta el sol dora
pasados por venir.


VACÍOS

Anochece en la madera y mi padre
sucede, marca
distancias en los
vacíos de la lengua.


PÁJAROS

Estos pájaros vienen del sur.
Tienen razón.
Tener razón es un error.
Barcos, barcas, la mano.
El río gris de los gorriones
viene del ser no del sur.
Estos pájaros vienen del sur.


CAMARONES

A Gonzalo Rojas

Esto se ha vuelto un poema largo,
un amor largo:
ella entra al supermercado Wall-Mart,
como hay que decir en la poesía de hoy, 
me harta la poesía de hoy,
ojalá fuera de ayer o de mañana,
nombrar el mundo bautizado
es más triste que la tristeza, sin embargo
ella marchita al duelo cuando entra
al supermercado Wall-Mart y ve
camarones en una bandeja
contra los rojos de la carne, crudos,
baratos, treinta pesos, y ve
su fino gris, los compra
y en la cocina de la casa,
en sus aires que merecen una felicitación y 
el séquito del café lava un mundo
donde el reloj ni piensa en su catástrofe,
ella se sentó, los peló, los marinó
en soya, ajo, salsa de ostras, unos chiles antiguos,
los dejó navegar hacia una playa 
en la que Judas nunca pudo entrar,
les puso un rebozo blanco con
los reclamos del huevo y de la sal, y
los frió mientras olvidaba
cigarrillos prendidos en una teoría política.
Así recuerda que me ama.
Las frutas del mar viven oscuras
en la extinguida eternidad.


LECTURA DE POEMAS CON PÚBLICO

Todo se cuestiona, el texto
leído, el acto
de leer, su conversión
en labios duros.
El momento del texto no es
el contratexto leído y
qué felicidad o desdicha
pasa entre ellos, quién sabe.
¿Habrá puentes ahí para
no caer del pulmón hablante
al suelo del callado?
Se puede elegir la aflicción,
pero no sirve para nada.
Lo que sirve es el pájaro de siempre
en la rama de siempre que
hace viento en la existencia, dice
que nadie sabe cómo pasa el recuerdo
para decir que la amás.


OPINIÓN

Los poemas escritos en
estado de frialdad tienen
una ventaja: están escritos
en estado de frialdad. El odio
del vecino no entra ahí, ni el vecino
atado a su odio y
se puede alabar las bellezas del paisaje.
Alabar es una palabra rara, lleva
del ala al bar donde
el estaño está mudo.
Los poemas sin sangre
tienen una ventaja:
no tienen sangre, ni
sacudones mortales o inmortales, ni
la imperfección, la suciedad
de todos. Eso cae y nada
perturba a la tierra.
A los poetas que practican esa visión y
sin duda escriben hermosos poemas,
habría que levantarles una estatua
ciega que no se vea.
Es bello su no estar.
Todo está bien afuera
de todo lo que está mal, intocado y
lejos de la escritura, lejos,
en un canto bajito.


EL MENOS PENSADO

El día que el corazón aprenda a leer y a escribir
se verán cosas grandes:
a Dios barriendo la vereda,
lágrimas arrojadas al espacio
que nunca volverán,
los que sufren pasarán sonriendo y
las intenciones de la atención 
harán que florezcan jazmines y otras
ilusiones de la naturaleza.
Será un gran día, encontrarán
la palabra que se perdió
hace millones de dolores.
Véase lo que pasa:
el día que vino y se fue
será un gran día.


En País que fue será (México, 2001-2002), Seix Barral, 2004.
Juan Gelman (Buenos Aires, 3 de mayo de 1930 - México, D. F., 14 de enero de 2014). Foto: Jmp

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