lunes, 2 de noviembre de 2015

Miguel Gaya, Encontrar oro


Lo efímero
LA FORTIUNA
(Fragmento)

Tal vez no ha sido la fortuna quien nos ha recorrido
en estos días cortos en la tierra
pero nosotros necesitamos de cara a esa risa
encontrar oro.


LA JUVENTUD

Como un globo de cumpleaños
que dice Feliz Cumpleaños
y cabecea
exangüe
en una calle adoquinada
después que
todo ocurrió
y sucede
que dura más
de lo que dura
para lo que fue creado

su persistencia es
casi un escándalo
que se debe ocultar
porque
incomoda a todos
los que
a él se aferraron

y ahora con
tozudez
lastimosa
arrastra su deseo
de perdurar
un poco más

él
que fue felicidad
es menos
que nada.


LA MEMORIA

Es olvido. Es polvo.
Es un hálito de humo
que apenas vela
lo que habrá de venir.
Pero no lo cubre
ni lo impide
ni lo impregna.
Se resigna
a caer
como una lluvia tenaz
acaso fría.
Que todo lo moja
y lo estropea.
Todo se desploma en ella.
Hasta la luz
de lo que fue.

Entramos
en su intemperie
sólo para comprobar
que no hay modo
de ser
más que ser aquello que
se pierde en ella.
En su muelle manera
de esfumarse.


EL HOMBRE

Reducido a cenizas
el hombre pesa.
Arrojado a las aguas
el hombre encuentra su lugar.
Esparcido a los vientos
triturado por
la gramilla y las raíces
del campo
el hombre
alcanza su estatura.
El hombre podrá ser
una sombra.
Su voz perderse
entre las multitudes.
Ser apenas presente.
Podrá no haber más que ese destello
en toda oscuridad.
Pero brilla.


EL POEMA

Este poema se escribe para que lo leas
a vos está dedicado
a vos te habla
y por eso se despliega aquí
como un agua
al encuentro de una sed
que ella adivina.
Ésta es mi voz
tiene las inflexiones
que conoces
las palabras que yo elijo a menudo
para decírtelas.
Nada nuevo ni distinto.
Pero que hace
nacer esto que acá murmura como algo
que no sabe su destino
y que aún así confía.
Busca encontrarte
busca llegar a un lugar tuyo
para allí perderse
y hablar con verdadera voz
como esa agua que sacia.
Éste es el poema
que va
a tu encuentro
hablándote.
Al cabo somos esto
que pervive
de nosotros.


Poemas inestables
VI
LO NUESTRO
3.

Lo disperso que nuestra desidia olvida
persiste y entibia
el hogar que habitas.
Una mañana es apenas un instante
pero se abisma hacia los días y las noches
en que tu porfiada energía los guió
hacia este presente de amoroso silencio.
Dejo sobre la mesa todo lo que tengo
y tal vez se pierda un momento después
y nadie sepa lo que ha sucedido.
Somos olvido y disolución.
Pero nuestros cuerpos portan
la confianza de quienes fueron juntos
y eso alcanza
en la luz de un desayuno tardío.


Los poemas fueron seleccionados por Néstor Mux. Hace unas horas, en casa, compartimos vino y calor junto a la parrilla. Néstor me dejó el libro de Gaya, en el índice estaban marcados con tinta negra aquellos poemas que, por el motivo que sea, le habían atraído más. Simplemente tuve que tipearlos. Mux contó lo cordial y amistoso que Gaya estuvo en una lectura que hizo en Berisso, en un ciclo organizado por Griselda Eustratenko. Aquí me planto.
En: “Lo efímero y otros poemas inestables”, Ediciones En Danza, 2009.
Miguel Gaya (Ayacucho, Provincia de Buenos Aires, 1953). Foto: MG en FB.

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