miércoles, 15 de octubre de 2008

Poesía e impostura (Polémica contra la poesía neutra) por Leandro Daniel Barret

la profanación de lo improfanable es la tarea política de la generación que viene
Giorgio Agambén

Hace tiempo que asistimos al divorcio entre poeta y poema. No podría determinar con exactitud cuándo es que esto ocurrió, lo cierto es que hoy más que nunca alcanzo a percibir la fuerza divulgatoria de los puros, los silenciosos, los neorrománticos que apelan a una brevedad metafísica como si fueran perfectos iluminados del artificio.
“Cambiar la vida”, decía Rimbaud. En mi vida he conocido a unos pocos que son poema o que la poesía les haya cambiado la vida. Me refiero a los que están en sus poemas y pueden hacer de ellos una forma abierta de vida, de mostrarse sin dobleces al mundo.

Si poesía y vida funcionan juntas, se diluye entonces forma y contenido, bajo la única coherencia de la forma. La escritura es un hombre y viceversa. Texto que se inscribe en el cuerpo-poeta para luego volcarse cuerpo- poema-escritura.

No creo en los iluminados, o mejor dicho, me molestan los que hacen poesía pura, excelsa y misteriosa. Los que siguen pensando en lo sagrado a la último Heiddeger y hacen del poema un fetiche o una teología, cuando después el poeta tiene que abandonar su parnaso del reino del espíritu y levantarse a la mañana para ir a la oficina, atender a sus hijos, tomar el micro y lidiar con todas las miserias del día.

Es decir, los poetas puros gustan disociarse y armar una farsa: poner a enfriar sus versos como piedras a la noche, para luego abandonar ese estado embriagado y volver en el día a la calidez de la vida. Demasiado derroche y esquizofrenia en pro de ese único y exquisito instante.

La misma operación de disociación entre vida y poesía se produce dentro del poema (y con el mismo costo), en tanto el verso objetivo, aséptico, científico, docto, meramente descriptivo, bajo la fachada de ser un artificio neutro y culto; encubre una operación de encierro y distancia que excluye todo lo popular, todo lo socialmente mundano.[1]

Este es un lenguaje político-poético ligado a una prosodia jurídica-positivista, arraigada a los sabios del poema escolástico que, como un oráculo griego, pueden develar los arcanos mayores y menores de todo lenguaje.

En la Argentina, la poesía pura y metafísica es tuerta, es un rey sin ojos, y como bien dice Juan Gelman, por esa misma ceguera, el poema corre el riesgo de cruzar la calle y ser atropellado por un auto.[2]

Esta forma de pensar el mundo poético tiene algo de complicidad con el silencio y la dispersión de los poetas durante y pos dictadura 76/83. El exilio interior y exterior, la soledad del poeta es el efecto de perdida de lazos y ruptura (o derrota) de la solidaridad de la epopeya o el canto militante.

Pero además, como sostiene George Steiner a propósito del período Nazi: “el idioma no fue inocente de los horrores”.[3] La necesidad en Argentina de sostener la pureza metafísica del poema durante y posdictadura, hace necesario repensar la relación entre esa forma de expresión y el silencio (también el silencio del poeta) que permitió continuar con un terror escondido a largo plazo como secreto en el registro de las palabras.

El criptograma poético indescifrable es inocente y silencioso. Como se encuentra tan preocupado en cuestiones de trascendencia metafísica y filológica, entonces nadie puede señalar que “algo habrá hecho”; es decir, la poesía pura es un don de los Dioses, no necesita hablar de política o inmiscuirse en un barrio para hallar la clave.[4] La política-poética, tal como la entendían los militantes revolucionarios es una bajeza, una barbarie (profana) que la calidad estética del poema puro no puede permitir.

Pero hay algunos que sostienen que este tipo de poesía representa la madurez del poeta, el punto máximo en el cual se dejan los alardes de la juventud y se ingresa a la templanza y contemplación. Witold Gombrowicz, en su ya clásico libro Contra los poetas,[5] nos advertía de esta clase de poetas con rígido y pesado caparazón que creen haber llegado a manejar cierto estilo, siendo que lo único que han logrado es perder la frescura y fosilizar su lenguaje para escribir para otros poetas. “¿Gozar tanto de la precisión matemática de las palabras y no percibir una fundamental alteración en el orden de la expresión? Todo este cúmulo de ficticios goces, admiraciones, honores y deleites está basado sobre un convenio de mutua discreción, cuando mejor no acosarlos demasiado con indiscretas investigaciones, porque entonces se pondrá en evidencia una realidad distinta de todo lo que nos imaginamos…”. [6]

La aristocracia de la poesía, su hermetismo, refinamiento e intercambio de dones, representa un verdadero valladar respecto de aquella utopía surrealista en la que la poesía -tarde o temprano- debería ser hecha por todos. Pero cuando a esta impostura se le suma el mercado, aparece con toda su fuerza el repertorio de una “feria de vanidades poética”, ahora sí, la desintegración definitiva de la relación vida y poesía.
En 1870, Eduardo Wilde escribió un artículo lleno de ironía sobre la poesía de Estanislao del Campo: “Para ser poeta es necesario conseguir expresar con la mayor dificultad posible, exactamente todo aquello que no se tiene la intención de decir…”. De esta crítica demoledora y genial podemos hacer un juego y ponernos a escribir poesía pura, fingir raros garabatos; total después la firmamos cual mingitorio Duchampiano, la editamos y se la pasamos a los poetas que gustan de estas cosas, para que admiren, para que gocen.

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[1] No es casual que esa haya sido una de las críticas más profundas a la filosofía de Martin Heiddeger, véase Pierre Bordieu, Una ontología política de Martin Haiddeger, Edit. Paidos, Madrid, 1996.
[2] Discurso de Juan Gelman, en oportunidad de recibir el premio Juan Rulfo, 26 de Noviembre de 2000
[3] Lenguaje y Silencio, Barcelona, Gedisa, 2003, Pág. 119
[4] Es muy interesante por ejemplo la postura de Fernando Kofman y Laura Klein respecto del rol que asumieron las revistas de poesía Último Reino y Xul durante la década del 70 y principios del 80. Véase: Tres décadas de poesía en Argentina 1976/2006, Comp. Jorge Fonderbider, Libros del Rojas, 2006; Pág. 31
[5] Edic. Sequitur, Madrid, 2006.
[6] Witold Gombrowicz, ob cit. Pág. 23.

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Leandro Daniel Barret nació en Argentina en Mayo de 1977; es Licenciado en Letras por la UNLP; tiene publicado dos libros de poemas: “la abundancia” (Edic. Plegamar, 2000), “fuego en estuario” (Edic. Rutas de la palabra, 2002); fue miembro editor de la revista 34 formas de escape (1999-2000); actualmente vive en Paris, Francia, donde se desempeña como traductor y fotógrafo de varias editoriales europeas.
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28 comentarios:

Carlos Aprea dijo...

"...Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse..."
(La poesía es un arma cargada de futuro-Gabriel Celaya). El pequeño problema es cuál es el futuro que se vislumbra hoy, distinto a la clara esperanza de los años 60 y 70. Pero tengo claro que invitaría a Barret a unos mates; origen no es destino como pregonan los conservadores reaccionarios de siempre, poesía si puede serlo a condición de ser una tarea transformadora, para uno mismo y para los otros, cualesquiera que sean.

Anónimo dijo...

me hacés pensar, José María...

¿sirve un poema para cambiar la vida?

¿qué es cambiar la vida?

no sé...

supongo que los poemas me hacen crecer
sentir hondo, hondo
hasta llegar donde ni los pájaros...

estoy pensando en Juanele, en Hernández, Aleixandre, Pizarnik y tantos más...

con respecto al poeta...

supongo que el proceso de abstracción, ese tiempo maravilloso que no negocio con nadie
vale la pena
y te abre al mundo
interroga al mundo
y
por lo tanto
busca respuestas
incesantemente

el poeta, la poeta viven abiertos a la vida
desde el momento que escriben
poesía

es casi un acto de heroísmo

beso y qué bueno que me hagas pensar

Laura

Elisabet Cincotta dijo...

Un artículo excelente, necesito releerlo y extraer cada concepto porque tiene mucho jugo.

Elisabet

Anónimo dijo...

Me encantó! Bueno, no soy crítica
susana

Anónimo dijo...

Me gustaría encontrar el tiempo preciso para comentar este artículo con algo de profundidad y razonamiento. Lo intentaré.

Adelanto que difiero -si acaso lo he entendido bien- de lo que creo que en él se vierte; pero me gustaría, José María, conocer tu opinión, o simplemente, los motivos de acercárnoslo, que te agradezco, aquí.

Un saludo

C. Dolores

BLOG PERSONAL:
www.vaevictis.adamar.org

hesiodo66 dijo...

Creo que la poesía es el territorio de la posibilidad, no de la obligación. Poesía es diversidad......¿se puede caer en la soberbia de decirle a un creador (poeta o de cualquier disciplina) qué es arte y qué no?



Barrett critica poetas que se creen iluminados, pero sospecho que cree en SU iluminación.



Me han dicho muchas veces: tu poesía es críptica. No creo que eso me aparte de estar junto al resto de la humanidad. No la escribo en el Parnaso, si no en algunos de los bares que tanto me gustan. Después tomo el colectivo y voy a la oficina.



Me gustarìa leer la poesía de Barrett, porque supongo que la escribe en base a sus opiniones, y quizás permita tener una idea más cabal de a qué se refiere en su artículo, sobre lo que tenemos que escribir.



Francamente, es como si lo criticaramos a él.......porque vive y escribe en París.



MARCELO JUAN VALENTI (ROSARIO - ARGENTINA)

Anónimo dijo...

Aaaaahhhh, no lo sabía. Gracias.

(Ahora,yo me pregunto, sería Blas de Otero un impostor? ¿Y Miguel Hernández? Digo, no, por tirar algunos nombres. León Felipe. Gente que escribía poesía,gente a la que le escaldaba la realidad, que sufría, (pero sufría, eh, no jodamos,) la guerra. ¡Y qué guerra! ¡Y qué potencia de palabra para denunciar los males añadidos! A eso me refiero, no nos hagamos los boludos, con contestaciones ensayísticas de polémicas saldadas hace 40 años, Cortázar y Sartre mediante(o al revés): o se sabe escribir poesía, o no se sabe. En cualquier caso, no se manda lo primero que a uno se le antoja y a no se sabe quién. Pero si se le antoja,y si lo manda, y si lo clasifica como poesía ¡aguante las críticas! Jódase, que nadie le pidió nada.
(Y corrija, pula, corrija, pula, hasta (9 años aconsejaba Horacio, yo no tanto, pero sí que ¡por favor! sin ese proceso, no me envíe nada,y gracias, otra vez). Y Gracias, como el último mate.
(A saber: los vasco/as somos frontales, duros, repelentes de todo sentimentalismo,y bastante bruto/as para algunas consideraciones sociales)

Anónimo dijo...

Hacia falta que alguien llegase a nosotros con esta verdad!

Sin embargo, con metafísica o no, la brevedad es muy importante
en la vida de hoy.

meridiana dijo...

En línea con Dolores y Hesiodo66, difiero con este artículo, no conozco al Sr. Barret. Lo que si me cansa es esta permanente bajada de línea de cómo "debe ser" la poesía en el siglo XXI, ignorando lo básico: que poesía es subversión (violencia contra el uso cristalizado de la lengua dice Lacan) y por tanto de por sí ya es política.

La poesía es el lugar de lo posible (y de lo imposible) de modo que no necesita adscribirse a un método determinado para acercarse a esa zona, que es suya: la de lo indecible.

Desde el lado que se pretende demostrar que hay una "verdad", Pizarnik no llegaría a la estatura de un Cardenal o de poetas como Paco Urondo, porque no es militante. Se olvida que fue una militante de la sombra, condición que la acerca a la angustia del ser humano en general (y no a la bastardeada angustia existencial del pequeño burgués)

Y qué haríamos entonces con un Miguel Angel Bustos? poeta desaparecido en la dictadura militar y luego nuevamente desaparecido por sus pares? qué vamos a decir de él, que no militó? ah pero su poesía no puede encasillarse, he ahí el problema, rompe un esquema, no se adapta al canon, es "hermética".

No es necesario aclarar que muchos son los poetas que se mancharon e hicieron el gran "enchastre" (Perlongher es uno de ellos, trostko, militante gay) y hoy son denostados por este imperativo de la mal llamada poesía para todos (que nada tiene que ver con aquél "la poesía tiene que ser hecha POR todos" de Lautreámont).

En la actualidad cruzar a la vereda de enfrente, pararse en un lugar de excepción, sería justamente arrasar contra lo que la Academia dicta, contra lo que el mercado vende y publicita (en lo poco que se dedica a la poesía observen las críticas, las reseñas, los suplementos culturales)y contra lo que los críticos ensalzan. Hoy ser un bicho raro, cruzar a ese lugar incómodo que es el de la poesía, sería pretenderse, no neutro, que no sé que tal cosa significaría, sino abrevar en la intemperie que propuso Hölderlin, en la indigencia, la de un Juan L. Ortiz. (ahí tenemos otro caso: como lo metemos a Juanele en la etiqueta)
Y creo que la obra conmueve desde un lugar que no tiene que ver con el lenguaje más o menos críptico, ni con nombrar en el poema a la revolución, sino desde el lugar que toque un punto o un borde que provoca un pequeño o gran temblor, que no nos deja indemne en la lectura.
Eso lo he sentido con poetas románticos, góticos, neorománticos, vanguardistas, objetivistas, imaginistas, expresionistas, barrocos, minimalistas, simbolistas, surrealistas y todos los istas en los que intenten (intenten) hacer confluir algo que por definición propia se desborda, se desmarca, no admite de encierros ni de "deber ser".

Disculpen la longitud del comentario.

Saludos

Lilián

Anónimo dijo...

Una primera impresión: el artículo atrasa treinta años. El autor se la agarra con la "poesía pura" o "neutral", la asimila a lo "críptico" o "metafísico", y no termina de identificar a su objeto de denuncia. Pero además, lo dice en un momento en que lo que abunda en la poesía argentina no es precisamente la metafísica. Asistimos, antes bien, a la extinción de un "realismo" plano , que en los 90 pareció limitarse a describir cómo caga un perro junto a una chapa. Pero además, el autor encara contra lo que estima como "divorcio entre el poeta y el poema", pasando por alto que en ese presunto "divorcio" se juega la construcción del artificio. Y sin artificio no hay literatura posible, de ninguna clase. El poeta es el poema, suele decir Horacio Castillo, citando a Alain Bosquet. Pero para que el poeta esté en el poema, éste debe construirse palabra por palabra y separarse finalmente de su autor, para tener vida propia y reconstruirse, diferente cada vez, en la lectura de los otros, sea cual sea su tema o su opinión sobre los sucesos del mundo y de la vida diaria.

Concepción dijo...

Querido José María, el hombre tiene la libertad de pensar lo que se le cante y ni voy a opinar sobre lo que él opina. Me interesa más la opinión de Pound, de Zambrano, de Leónidas Lamborghini, de Horacio Castillo,de Montale o de Barthes, ya que el espacio es pequeño para nombrar a todos los que han nombrado con sus palabras y sus silencios cargados de sentido, el mundo. Como Vallejo, o Celan, o el Coco Madariaga, o Giannuzzi, o Glauce Baldovín, o Lorca, o Cavafis, o Lezama Lima (y todos los que no puedo mencionar aquí, pero algunos han sido nombrados en los comentarios
que acabo de leer). Todos sufriendo duro y parejo, como Gelman y Urondo y... Lo cierto es que la poesía de Barret no aparece ni en Google, y ese misterio no me inquieta. Lo que me inquieta es pensar cómo puede escribir poesía
-la que fuere- alguien con esa carga de despotismo y discriminación estética , y quién sabe qué más, sumado a que vive en Francia, donde el racismo más feroz
echa a aquellos a quienes ha saqueado y despojado de toda su dignidad. Siempre en nombre de la libertad, por supuesto. Qué piense
libremente, daríamos la vida porque
siga pensando libremente. No pasa nada. La poesía no es ni buena ni mala. Es poesía o no lo es. El resto es literatura, y lo dijo un inmortal e iluminado Francés. Abrazos rosarinos

Concepción

Anónimo dijo...

Los puros: Ballina, Castillo, Mujica, Juarroz, Ortiz, Calveyra...
Aristòfanes en Las Nubes se rìe de toda la sarta de voladores del parnaso que no saben utilizar un martillo para clavar un clavo, o que se caen a un pozo mirando las nubes...
la poesìa mira el piso, los perros son poetas.
varios puntos para Barret por decir lo que todos los poetas ocultan. En la carta robada de la poesìa, todo lo que dice barret estaba en sus narices, señores poetas.

Anónimo dijo...

Lo bueno del artìculo, es que cumple con el manifiesto de Dada, el propio autor sabe que es solo una provocaciòn para que lo insulten. Como Duchamp que les tira un mingitorio firmado a los plasticos, Barret les tira un este breve articulito que ni èl se lo cree, pero genera la provocaciòn necesaria para la reflexiòn. Cuando habla de la poesìa Tuerta, es claro quer està hablando de la poesìa de Horacio castillo y sus mandalas...

Anónimo dijo...

Felicito al autor del ensayo. Me ha hecho reflexionar sobre las presentaciones pacatas de libros en el salòn lopez Merino, con señoras con pelucas, y tapados de piel, al mejor estilo A. Lahitte, que siempre se embobaron con los salones de la poesìa pura. La ciudada de la Plata durante los 90 estuvo infestada de este tipo de encuentros... y Ballina, en sus ùltimos libros perpetùa todas estas cosas.

Concepción dijo...

Me disculpo -primero- con anónimo porque me apena que no lo hayan bautizado ni siquiera con un nombre apócrifo, y -segundo- por
presentir que no ha leído a Juanele Ortíz más que por encima, porque en su aparente pureza escribe la poesía más políticamente
comprometida de su época. Poesía
que marcó a fuego a Urondo, a Conti, a Walsh, a Saer, y a la mayoría de los poetas y narradores de estos pagos. Un poeta es su voz, no la que queremos oir. Y como dice Juan José Saer en El arte de narrar: "Cada uno, de las astillas que recibe, crea la lengua a su manera, con las reglas de su pasión. Y de eso ni Emmanuel Kant estaba exento".

Concepción

Anónimo dijo...

si es posible una sociolgìa del teatro, de la plastica y de los museos (Burdieu dixit), tambièn es posible hacer una Sociologìa de la poesìa: El campo poètico, ese lugar en el que unas personas de buena clase social disputan posiciones para acumular capital simbòlico- poètico, y que en este paìs estuvo dominado por aquellos que niegan esa disputa, la esconden haciendo todo lo posible por invisibilizar lo mundano, para construir artificio (alquimia) de una luz (ereignis) que viniera de otro mundo a rozar al poeta... Aquellos que lograr escalar posiciones en el campo poetico, son aquellos que son aceptados por estos grupos lentamente, porque estos grupos son aquellos que poseen contactos con las editoriales de poesìa (tan chiquitas como exquisitas) que permiten acceder a este tipo de capital. La poesìa no es ajena a todas las miserias del mundo. Puede verse en la poesìa el concepto de fetiche-mercancia que bien analizò Marx en el capital. Es lamentable que algunos pretendan negar la forma de su circulaciòn. Una forma de liberar a la poesìa y devolverla a lo mundando es profanandola, y creo que el escrito de Barret funciona como ready-made en ese sentido. Asì lo festejo.

Anónimo dijo...

Me parece que este Barret, ha dicho lo que alguna vez pensè cuando tenìa ganas de tirarme un pedo en el medio de una presentaciòn de poesìa pacata del Malva, en la que paradòjicamente, se presentaba un librito hecho de cartòn de Eloìsa Cartonera. Por suerte me lo traguè, què Belleza y Felicidad carajo!! Saludos al barret, por tirarse un pedo por mì.

hesiodo66 dijo...

Y ante tanta queja de iluminados por presentaciones que consideran decandentes, de libros de poesía que consideran decadente....me pregunto: ¿a qué fueron? Si la tienen tan clara, no creo que hayan ido engañados. y espero que no salgan con el chiste fácil de que querían la copa de vino que sirven luego, porque el trago lo hubieran disfrutado más en sitio y con compañías más afines.

Anónimo dijo...

Dense cuenta de una vez: no existo. Fui un invento, un pretexto adornado con citas para hacerlos hablar, a partir de un catálogo de incoherencias. Debería, sí, inquietarlos el hecho de que no haya un solo poema mío en la web, y que la única referencia a mi nombre sea en este blog. Queda cerrada la sesión.

José María Pallaoro dijo...

Barret:
Como responsable del blog me parece que no es correcto así porque sí “cerrar la sesión”. Yo recibí de una fuente amiga el artículo. Me pareció interesante su publicación (aunque no estaba de acuerdo, en absoluto, con la opinión vertida en el mismo). A partir de ahora voy a chequear con mayor exigencia las colaboraciones recibidas y quizás comience a moderar los comentarios, esto último no lo tengo definido todavía, jm

Anónimo dijo...

Perdòn, el barret que escribiò antes no es el verdadero barret, sino que se trata del mismìsmo Horacio castillo disfrazado de barret, todo para que dejemos de hablar del tema (de èl) que ya se puso tan interesante... El que quiera conocerme puede escribirme a mi casilla personal ldbarret@hotmail.com, con gusto les contestarè todo lo que quieran. Y al Sr. Pallaoro le digo que no se preocupe, que los temas deben abrirse y no cerrarse, que la provocaciòn abre la mente, libera los culos. Y por ùltimo, es claro que no figura mi vida en google, me he encargado de dedicarme a la fotografìa y mantenerme bien al màrgen de los circuitos de la web. Saludos desde Besacon.
PD: El comentario de Quique Fogwil fue el mejor de todos, nadie lo supera.

Anónimo dijo...

No entiendo por què el dueño del blog censura el tema cuando la cosa se pone tan interesante... Hay una regla en internet que dice asì: si la nota de un blog genera màs de 10 comentarios es porque merece un tratamiento con toda profundidad, ¿por que no todo un espiniyo? Felicito a Barret o a quien èste sea, por su capacidad de movilizar.

José María Pallaoro dijo...

lo pensaré reato, lo pensaré...
(ah, ¿será real tu nombre, será?, anímense y dejen aunque sea un correo-e)

Concepción dijo...

Querido José María, dejá que fluya
la invención de Barret por Barret, está bueno hasta en lo escatológico
que se huele en lo que logró: que
hablemos de un tema que generalmente no sale de una rueda
de amigos en un bar o en un encuentro de poetas después de la
segunda botella de vino cuando la tercera ya está sobre la mesa y
la noche da para varias más. Yo que
que siempre me resignaba al fracaso cuando quería postear algo en un blog porque no sabía cómo hacerlo, he aprendido como si hubiese hecho un curso acelerado. Y también lo celebro desde el punto
de vista de Taub y la confesión de
Fogwil. De Rosario -donde nadie se
cree nada salvo que se haya mudado a Baires y vuelva de visita con ínfulas de divo/a, y no nos asombra que no haga más sombra que la que hacía antes- todo mi cariño y gracias por el
curso gratuito e intensivo.

Concepción

Anónimo dijo...

Yo odio a Barret, es una aguafiestas... encima que estaba escribiendo unos poemitas bastante confusos para que nadie me entienda... ahora este descubre mi operaciòn.

Anónimo dijo...

Me gustarìa saber què opina Barret del snobismo poetico de "belleza y felicidad", o de editoriales como "bajo la luna", "Fenix", "Paradiso", "Alcion", etc.

Concepción dijo...

Querido José María, ni noticias de Barret desde la pregunta de Vinciguerra que quedó flotando
esperanzada de su iluminada respuesta. Una pena que haya cortado el chorro de los comentarios a favor y en contra
de la mácula y de la pureza...
el Aromito, como siempre
perfumando la net. Cariños
rosarinos

Concepción

Pádua Fernandes dijo...

A discussão que Leandro Daniel Barret levanta é muito relevante também para a poesia brasileira contemporânea. Nela, a dissociação apontada tem alguns defensores, epígonos e associados; e a cultura autoritária brasileira, não extinta com o fim da ditadura militar, continua a se expressar, muitas vezes por meio do silêncio a formas de expressão divergentes.