miércoles, 8 de junio de 2016

René Daumal, ¿nunca has soñado ser libre?


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Aquí el pequeño-poeta, evocando, liberado según el ritmo,
allá Gran-Poeta, provocando, libre según el Nombre Total.
Aquí, esto.  
Allá, aquello.

Finalmente, escucha: ¿nunca has soñado ser libre? Vamos, te dejo aquí. Trata de extraer de todo esto las conclusiones concernientes a tu caso personal, y harás lo que quieras si eres lo que eres.

1929


24

La Palabra se instala en la garganta, cuyas puertas abre.
El aliento se reúne en el pecho, cuyas costillas distiende.
Ahora el aliento busca salir, y la Palabra ha abierto el orificio de la garganta.

     La palabra sensible tiene su asiento en el aparato vocal. Cada sonido, cada nombre, cuando lo imagino, dispone este aparato de una manera particular; me basta entonces enviar a través de mi laringe y de mi boca el aire almacenado en mis pulmones, para emitir este sonido, para pronunciar este nombre. La sustancia de la palabra es, pues, la energía respiratoria; el sentido de la palabra le es impuesto por el nombre imaginado y, más allá del nombre, por la vida captada en ocasión del nombre.
     Es una palabra que tiende incesantemente hacia la Palabra absoluta, que prepara así los órganos de elocución en el poeta. Esta absoluta Palabra-no-hablada es el sentido verdadero del poema. Este Nombre impronunciable, bajo la presión del aliento impaciente, se deforma hasta el punto en que imprime al aparato vocal una disposición tal que el aliento puede escaparse. Dicho de otro modo, el aliento exige para liberarse que la Palabra impronunciable se degrade poco a poco para llegar a ser pronunciable, funcionando como una válvula de seguridad para la exagerada plenitud de la Evidencia que amenazaría matar al poeta.  Por otra parte, ya que es justo en el momento en que el nombre llega a ser pronunciable cuando se pronuncia, la palabra poética es, de todo los modos humanos de expresión, necesariamente el más “justo”, el más próximo a la palabra absoluta.



En: “Clavículas de un gran juego poético” (De: “Le Contre-Ciel”, 1936), Fabril Editora, Buenos Aires, 1972. Traducción: Aquiles Ferrario y Jorge Libedev. Los poetas: Colección dirigida por Aldo Pellegrini.

René Daumal (16 de marzo de 1908 – 21 de mayo de 1944). Foto: René Daumal por Luc Dietrich, 19 de mayo de 1944. 

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