domingo, 1 de noviembre de 2020

JULIETA DESMARÁS Un refugio



I

EL COMIENZO

 

JUNÍN

Puedo hablarte de aquel perro
abandonado en Junín,
de cómo se quedó lamiendo
mi niñez.
(Sí, verdes, más oscuros en invierno)
De los años que pisé montañas
coleccionando flechas ancestrales.
Puedo hablarte aún con timidez
del primer chico que besé.
(Sí, un montón de lunares)
De música, libros. Cuando doy
besos en los ojos
porque quiero amar o
estoy aburrida.
(No quiero estar aburrida)
Del Falcon de juguete
que dejó vendada a mi madre
hasta a los ojos
y de cómo nunca más comimos fideos verdes.
Puedo hablarte también
de cómo desearía que bajes
de esa gran cúpula
me escuches.

 

 

II

 

MERIENDA

 

Voy a tomar un café, tal vez un té,

y espero no encontrarte en el fondo

ni siquiera en la borra de las tazas vacías.

Te quiero de porcelana,

junto a los juegos que no se tocan.

 

 

ELENA EN SEPIA

 

Elena en su patio de Corrientes.

Elena en su mundito de luto,

lee al dorso de las plantas

tierra que calla.

Se siente en el aire cómo mueren los colores.

En medio de este silencio,

¿alguien levanta la mirada a lo que ya no crece?

Elena, de haber un camino que me lleve

bastaría.

 

 

SUR

 

TEMPORADA BAJA

 

EL RÍO Y SU CAJÓN

 

El río azul hace un cajón de la mitad de mí

y el sol lo intenta todo.

Confunde mi pecho con los ojos de un suicida

y él lo intenta todo.

La corriente no arrastra su barba con restos de otoño.

La corriente tira de mi pelo.

Tira y tira,

arranca todo un verano.

Me quiere tanto que pica una cebolla por mí.

Mientras,

cuento piedras como azulejos de baño.

Él lo intenta todo, el fuego y la risa.

Heroico y descalzo

rescata mi ojota del río y su cajón.

El río azul hace un cajón de la mitad de mí.

 

 

FUERA DE TEMPORADA

 

HOMBRE ALADO

Hombre, ¿qué es lo que ves y tensa tu porte?
¿Será el tormento del don
que adivina tus pies en el suelo?
¿Qué harás, hombre?

Anclando lunas con tu peso de niño.
Estás vivo y te inquieta el batir de tus alas.
Transparentes pero no invisibles
sentencian desolación.
Hombre, fruncís tu boca.
Pero es inevitable,
con mate se hincha el cuerpo.
No hay silencio posible.
Es inevitable,
tu voz siempre será ruido de calle.
¿Qué harás, hombre?

¿Anclando lunas con tu peso de niño?

 

 

TEMPORADA ALTA

 

EL MES

 

Llegó mayo a las retamas.

Tus botas; el barro;

el tiempo.

Te habito.

—Quién piensa en la lluvia.

En mayo, tus botas se detendrán,

irás por el acordeón,

por fin tendré un refugio.

 

 

En El río y su cajón (Alción Editora, Córdoba, Argentina, 2014)

Julieta Desmarás (Buenos Aires, 15 de noviembre de 1982) / Foto: jmp

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