INFANCIA
Hay
voces.
No
es la memoria.
Es
el olvido que nos crece y canta.
LÍMITES
a
veces el hombre
no
cabe en un hombre
ORACIÓN DEL TORTURADO
y
haz que la carne no me abandone
TALLER DEL POETA
y
aquí se construye el silencio
TEOLOGÍA POÉTICA
En
el anverso ha escrito
los
nombres de Dios.
En
el reverso encuentra
un
poema vacío.
SOCIEDAD DE CONSUMO
la poesía no se vende
porque
la poesía no se vende
la poesía no se vende
porque
la poesía no se vende
CERTEZAS
El hombre que va a morir
arranca de sí su torpe animal de palabras,
su oropel de finitud, su incierto
rostro.
Se convierte
en sed de sola presencia:
informe anonimato
de claridad sin luz,
desnudez sin piel, ceguera sin ojo.
De ese vaso vacío beberá la intemperie.
Y se habrá saciado la crueldad de la tierra.
El hombre que va a morir
arranca de sí su torpe animal de palabras,
su oropel de finitud, su incierto
rostro.
Se convierte
en sed de sola presencia:
informe anonimato
de claridad sin luz,
desnudez sin piel, ceguera sin ojo.
De ese vaso vacío beberá la intemperie.
Y se habrá saciado la crueldad de la tierra.
SINTÁCTICA
Ningún hombre tiene nombre todavía.
El sedimento del olvido
yace en la sangre más viva.
Luego cae. Desencadena
su perfección: el silencio.
El sedimento del olvido
permanece: nos vuelve olvido.
Por eso
ningún hombre tiene nombre todavía.
PARMÉNIDES
Allí donde fluye el agua la piedra espera.
Mas nada ocurrirá, nada
que importe,
porque la piedra es solo testimonio
del fluir del agua.
Nada que altere
la espera de la piedra donde fluye el agua.
Allí donde fluye el agua la piedra espera.
Mas nada ocurrirá, nada
que importe,
porque la piedra es solo testimonio
del fluir del agua.
Nada que altere
la espera de la piedra donde fluye el agua.
PERMANENCIAS
Pudo ser de otro modo. Pudo ser
la vida el sitio exacto de la paz
o la batalla.
No esta yerma
tregua sin apuro,
este diálogo amable con la muerte.
Pudo ser de otro modo. Pudo ser
la vida el sitio exacto de la paz
o la batalla.
No esta yerma
tregua sin apuro,
este diálogo amable con la muerte.
CERTEZAS
El hombre que va a morir
arranca de sí su torpe animal de palabras,
su oropel de finitud, su incierto
rostro.
Se convierte
en sed de sola presencia:
informe anonimato
de claridad sin luz,
desnudez sin piel, ceguera sin ojo.
De ese vaso vacío beberá la intemperie.
Y se habrá saciado la crueldad de la tierra.
El hombre que va a morir
arranca de sí su torpe animal de palabras,
su oropel de finitud, su incierto
rostro.
Se convierte
en sed de sola presencia:
informe anonimato
de claridad sin luz,
desnudez sin piel, ceguera sin ojo.
De ese vaso vacío beberá la intemperie.
Y se habrá saciado la crueldad de la tierra.
EL SILENCIO
La
palabra es una celda que ha quedado vacía.
Grietas
en el muro, tierra que ha servido de mortaja,
un
jergón de sueño comido por las ratas,
signos
que nadie canta y nadie ama
prueban
que allí sólo puede habitar el carcelero.
Porque
la vida fue nombrada.
Porque
la vida ya no puede ser nombrada.
La
palabra es una celda que ha quedado vacía.
a Roberto Juarroz
En:
“La oscuridad del alba, poemas 1970-2005”, Ediciones Virgilio, 2006.
Guillermo
Boido (Buenos Aires, 1941 – 2013).
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