sábado, 15 de abril de 2023

OMAR LARA Solo un viaje de ida



     LA MARCA EN EL CAIREL

Ella dice que nadie 
Como ella en el abismo 

Arde como en el tiempo 
Que ardía sin saberlo 
Porque saber es ser 

Y ella sabe que sabe 
Y sabe que el abismo 
Fue un invento del arte 
De no querer saber


     BARRIO CHINO

En una ocasión dejé una mano olvidándome 
     en el Barrio Chino 
Yo estaba en medio de los fenómenos 
Pensando que tenía que haber 
Un tipo de física especial 
Yo me sentía en medio de los fenómenos 
Con una mano olvidándome 
Pensando para mí qué diablos había pasado 
     con la naturaleza 
No hubo naturaleza solo hubo 
     extremos 
Y algo que parecía un cuerpo 
Levitando sobre un plato de mariscos


     CAMINOS

No llegarás, me dicen, 
Hay un atasco de recuerdos 
Y un presente que se niega a morir 
Pero en la nostalgia de lo que aún no hemos 
     Vivido 
Los presagios se pierden 
Y el aire sabe a ti y se empobrece sin aviso 
Estamos a punto de sucumbir bajo el peso de los sueños 
Respiro 
Amor 
He desistido 
Será solo un viaje de ida


     VUELO DE NOCHE

¿Sabrá la bella que es la más salvaje 
y sabrá la salvaje que es la bella del cuento? 
Todos los huérfanos vuelan esta noche 
Amados por luciérnagas y aromas mudos 
Algo parece una estrella fugaz 
Pero esta noche todo pareciera 
Y nada de verdad tiene verdad 
A menos que te sumes al cortejo 
Que sube hacia la luna y la trae hasta el árbol 
Que crece en el jardín de la bella salvaje 
Que eleva su cabello en un gesto malévolo 
Y enreda en él la luna y yo la sigo 
A la luna, al cabello a lo que sea 
Que se enreda en el pelo 
De la bella salvaje.


     ALGUIEN VIENE A VERME

Me pregunto de dónde 
Esa mujer que viene 
Esa mujer 
Me pregunto si sabe 
Qué destinos trazaron los caminos 
Qué caminos trenzaron los destinos
Qué confusiones 
Qué tiempos 
Qué historias 
Detrás de ese camino 
Las unificaciones 
De ciertas cartas geográficas 
Las distorsiones de ciertas historias 
Y esa mujer que viene a verme 
Esa mujer


     VILLA GRIMALDI

Pienso en una mujer 
Que es más que una mujer 
Que además es la tierra 
Y la feracidad suntuosa de la tierra 
Que además son mis pies en la tierra 
Y los pies de la tierra en la estatura 
De las cosas del hombre 
Y por eso surgió 
De la hecatombe 
Como un rayo de seda 
Y del aullido 
Como un hilo frutal 
Y de la hoguera 
Como una nube plácida 
Pienso en una mujer 
Brasa y abrazo 
Respiración y piel 
Una mujer.


     POESÍA

Imposible no mirar esta tarde 
Sin pensar 
Que una tarde 
Que ya tiene un recuerdo (pienso, claro, 
En Vallejo) 
Que ya tiene una herida 
Un vaivén 
Un reflejo 
La tendré entre mis venas 
Esa amada imposible 
Esa fiebre 
Ese guiño 
Imposible esta tarde 
Entrecerrar los ojos 
Sin encerrar en ellos la diminuta ola 
Que nació esa mañana y se hizo 
Huracana 
Y se hizo esa boca 
Esta búsqueda loca


     CUANDO NADIE EXISTÍA

El asombroso roce de una mano en la calle 
Un gato más allá de la lluvia 
Una voz 
Pájaros 
Bocinazos 
Un fantasma colado en el paraguas inútil 
Un vestido empapado 
El silbido de una puerta invisible 
Ese gustillo amargo del café 
Y todo en esa tarde a punto de volar




En Nohualhue: Ida y vuelta Poesía 1964-2016, Ediciones Universidad de La Frontera, Temuco, Chile, 2017 / De Papeles de Harek Ayún, Premio Casa de América de Poesía Americana, 2007 / 
Luis Omar Lara Mendoza (Nohualhue, Teodoro Schmidt, Chile, 9 de junio de 1941 - Concepción, 2 de julio de 2021) / Foto: jmp, Montmartre, París, 7 de julio de 2019 / 
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.- 

lunes, 10 de abril de 2023

LUISA VALENZUELA El suspenso de la carne que aún no sabe de la herida




CONSEJO 

      Echado/a sobre la piedra, sentir el latido de la piedra que es el propio latido. 


INTERPÓSITA PERSONA 

     Ahora empiezo a saber que cuando dos se encuentran es casi siempre cuestión de tres y ¿dónde se sitúa el verdadero punto de contacto? A mí que me atraen los triángulos no me gustan los tríos y vendría a ser lo mismo. Anoche, bailando con Pepe la incorporé a Pepa y nos abrazamos/enlazamos los tres y con una mano tenía tomada la mano de Pepe por encima de los hombros de Pepa y con el otro brazo alrededor de la cintura de Pepe la tomaba a Pepa y estábamos muy juntos aunque no sé con cuál de ellos ya que no puede darse la juntidad de tres. ¿O sí? ¿Triángulo, es decir algo cerrado, completo, perfecto, figura geométrica de un mínimo de líneas o triángulo es decir fuga de ángulos, flecha hacia otros contactos? 


LA VERDADERA CRUELDAD 

     La verdadera crueldad de las espinas no reside en tenerlas sino en irlas perdiendo, dejándolas prendidas en la azorada piel de quien tenga la osadía de acercársenos. 


HAY ALGO MÁS 

     Hay algo más a la vida que la vida misma: hay la muerte que le da a la vida su particular textura (un brillo insospechado).


EL MAYOR DE LOS ODIOS 

     El mayor de los Odios se llamaba Federico y nació mientras sus padres veraneaban en California. Llegó lejos y obtuvo un importante cargo público. El menor de los Odios nunca vio la luz del día: se suicidó nonato al saber que nunca llegaría a ser el mayor de los Odios por culpa de un hermano que tomó la delantera. 


UNO ARRANCA EL… 

     Uno arranca el cuchillo y queda el suspenso de la carne que aún no sabe de la herida. Es el único instante de inocencia: el cuchillo ha sido clavado y retirado y la carne queda boquiabierta un segundo antes de empezar a sangrar y manifestarse. 


¿EL SUEÑO SE…

     ¿El sueño se la traga? ¿Por qué justo antes de dormir leemos alguna irrefutable y secreta verdad que después no aparece -o aparece tan pálidamente- en la página que hemos marcado? 

     No se duerma. 


UBICACIÓN GEOGRÁFICA Y… 

     Ubicación geográfica y muy precisa de la duda: 
     Exactamente en algún punto entre mi sofá y mi mesa de trabajo. La distancia entre uno y otra no es grande. Es infranqueable.  


¿LA PASIÓN DE… 

     ¿La pasión de de mi vida?: sacarle punta al lápiz. 


DESPUÉS ESTÁN AQUELLOS… 

     Después están aquellos que sucumben a la tentación del blanco móvil: siguen un pájaro con la vista y lo apuntan con el dedo como queriendo bajarlo. Son los peores asesinos. Los que quieren pero no pueden, los que se limitan. 


DE COMETAS, BARRILETES, PAPALOTES O COMO QUIERAS LLAMARLOS 

     Para remontar un barrilete, como para las demás actividades humanas, hay sistemas y sistemas: correr como locos arrastrándolo de un hilo o simplemente mantenerlo en alto (en vilo) con el brazo estirado a la espera de algún viento propicio. 


ESCRIBIR ESCRIBIR Y… 

     Escribir escribir y escribir sin ton ni son es ejercicio de ablande. En cambio el psicoanálisis no, el psicoanálisis es ejercicio de hablande. 



En Cuentos completos y uno más, Alfaguara, Ministerio de Educación Presidencia de la Nación, 2010 / De Libro que no muerde, 1980 / Fotos: jmp / 
Luisa Valenzuela (Buenos Aires, Argentina, 26 de noviembre de 1938) / 
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.- 

viernes, 7 de abril de 2023

LEOPOLD SACHER-MASOCH Una mujer bella es lo más encantador que existe




     PD: Al ir a cerrar la carta, se me ocurrió todavía algo que debía haberte dicho. Se trata de un encuentro extraño. Cuando salía del cuartel para dirigirme a mi habitación, a mi lado pasó un trineo veloz como un rayo que parecía producto de mi fantasía. En el trineo iba sentada una mujer joven vestida con las galas más suntuosas. La vi sólo por un instante, pero sabría decir que era rubia, que poseía unos ojos hermosos y la arrogancia de alguien de alto rango, es decir, de alguien acostumbrado a mandar. Me quedé petrificado mirando ese vertiginoso pasaje, y si sus cuatro caballitos ucranianos no hubieran tenido alas en su carrera, me habría ido en pos de ella. Naturalmente, estoy dispuesto a recorrer la calle del Paseo, a asistir al teatro, inclusive a visitar las iglesias, con el propósito de descubrirla. Y si me llegara a enterar dónde vive, me pasaría horas bajo sus ventanas con tal de ver su sombra detrás de las cortinas de su casa. 
     Aclárame esto, por favor. Una mujer bella es, para mí, lo más encantador que existe. Puedo pasarme los días y las noches con ese pensamiento. Así, me cuento a mí mismo historias en las que actúo como el héroe, y ella es a su vez la heroína. Ella aparece en mis sueños, pero no se me ocurre ni por casualidad poseerla. Inclusive he hecho la experiencia de que sólo necesito cambiar con ella diez palabras para... 
     Una mujer bella es como una obra de arte, por ejemplo una pintura, que no está permitido rozar con los dedos, a la que ni siquiera es posible acercarse demasiado si no se quiere hacer desaparecer la magia. 
     Volveré a ver a mi princesa, pero seguramente no he de hablarle. Voy a proceder como haces tú con tus rosas, oler su precioso perfume, admirar su forma, pero nunca cortarlas... Ríete de mí, di que soy un muchacho tonto al que solamente se le ocurre hablar de tronchar una rosa tan arrogante. 
     Esta vez has obtenido de mí una carta bien larga, pero en compensación la próxima será más breve. Ten consideración con tu héroe un poco infantil, pero escribirte es mi único y el más bienaventurado de los placeres. 
     Buenas noches, mamá querida.



En El amor de Platón / El cuenco de plata, Buenos Aires, Argentina, 2004 / Título original: Die Liebe des Plato / Traducción del alemán de José Amícola / Fotos: jmp / 
Leopold von Sacher-Masoch (Leópolis, Ucrania, 27 de enero de 1836 - Lindheim, Fráncfort del Meno, Alemania, 9 de marzo de 1895) / 
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.- 

martes, 4 de abril de 2023

CLARICE LISPECTOR Una gallina de domingo




UNA GALLINA 

     Era una gallina de domingo. Todavía viva porque no pasaba de las nueve de la mañana. Parecía calma.   Desde el sábado se había encogido en un rincón de la cocina. No miraba a nadie, nadie la miraba a ella. Aun cuando la eligieron, palpando su intimidad con indiferencia, no supieron decir si era gorda o flaca. Nunca se adivinaría en ella un anhelo. 
     Por eso fue una sorpresa cuando la vieron abrir las alas de vuelo corto, hinchar el pecho y, en dos o tres intentos, alcanzar el muro de la terraza. Todavía vaciló un instante —el tiempo para que la cocinera diera un grito— y en breve estaba en la terraza del vecino, de donde, en otro vuelo desordenado, alcanzó un tejado.   Allá quedó como un adorno mal colocado, dudando ora en uno, ora en otro pie. La familia fue llamada con urgencia y consternada vio el almuerzo junto a una chimenea. El dueño de la casa, recordando la doble necesidad de hacer esporádicamente algún deporte y almorzar, vistió radiante un traje de baño y decidió seguir el itinerario de la gallina: con saltos cautelosos alcanzó el tejado donde ésta, vacilante y trémula, escogía con premura otro rumbo. La persecución se tornó más intensa. De tejado en tejado recorrió más de una manzana de la calle. Poco afecta a una lucha más salvaje por la vida, la gallina debía decidir por sí misma los caminos a tomar, sin ningún auxilio de su raza. El muchacho, sin embargo, era un cazador adormecido. Y por ínfima que fuese la presa había sonado para él el grito de conquista. 
     Sola en el mundo, sin padre ni madre, ella corría, respiraba agitada, muda, concentrada. A veces, en la fuga, sobrevolaba ansiosa un mundo de tejados y, mientras el chico trepaba a otros dificultosamente, ella tenía tiempo de recuperarse por un momento. ¡Y entonces parecía tan libre! 
     Estúpida, tímida y libre. No victoriosa como sería un gallo en fuga. ¿Qué es lo que había en sus vísceras para hacer de ella un ser? La gallina es un ser. Aunque es cierto que no se podría contar con ella para nada.  Ni ella misma contaba consigo, de la manera en que el gallo cree en su cresta. Su única ventaja era que había tantas gallinas que aunque muriera una surgiría en ese mismo instante otra tan igual como si fuese ella misma. 
     Finalmente, una de las veces que se detuvo para gozar su fuga, el muchacho la alcanzó. Entre gritos y plumas, fue apresada. Y enseguida cargada en triunfo por un ala a través de las tejas, y depositada en el piso de la cocina con cierta violencia. Todavía atontada, se sacudió un poco, entre cacareos roncos e indecisos. 
     Fue entonces cuando sucedió. De puros nervios la gallina puso un huevo. Sorprendida, exhausta. Quizás fue prematuro. Pero después de que naciera a la maternidad parecía una vieja madre acostumbrada a ella. Sentada sobre el huevo quedó respirando mientras abría y cerraba los ojos. Su corazón tan pequeño en un plato, ahora elevaba y bajaba las plumas llenando de tibieza aquello que nunca pasaría de ser un huevo. Solamente la niña estaba cerca y observaba todo, aterrorizada. Apenas consiguió desprenderse del acontecimiento, se despegó del suelo y escapó a los gritos: 
     —¡Mamá, mamá, no mates a la gallina, ha puesto un huevo!, ¡ella quiere nuestro bien! 
     Todos corrieron de nuevo a la cocina y enmudecidos rodearon a la joven parturienta. Entibiando a su hijo, no estaba ni suave ni arisca, ni alegre ni triste, no era nada, solamente una gallina. Lo que no sugería ningún sentimiento especial. El padre, la madre, la hija, hacía ya bastante tiempo que la miraban, sin experimentar ningún sentimiento determinado. Nunca nadie acarició la cabeza de la gallina. El padre, por fin, decidió con cierta brusquedad: 
     —¡Si mandas matar a esta gallina, nunca más volveré a comer gallina en mi vida! 
     —¡Y yo tampoco! —juró la niña con ardor. 
     La madre, cansada, se encogió de hombros. 
     Inconsciente de la vida que le fue entregada, la gallina empezó a vivir con la familia. La niña, de regreso del colegio, arrojaba el portafolios lejos sin interrumpir sus carreras hacia la cocina. El padre todavía recordaba, de vez en cuando: «¡Y pensar que yo la obligué a correr en ese estado!». La gallina se transformó en la reina de la casa. Todos, menos ella, lo sabían. Continuó su existencia entre la cocina y los fondos de la casa, usando de sus dos capacidades: la apatía y el sobresalto. 
     Pero cuando todos estaban quietos en la casa y parecían haberla olvidado, se llenaba de un pequeño valor, restos de la gran fuga, y circulaba por los ladrillos, levantando el cuerpo por detrás de la cabeza pausadamente, como en un campo, aunque la pequeña cabeza la traicionara: moviéndose ya rápida y vibrátil, con el viejo susto de su especie mecanizado. 
     Una que otra vez, al final más raramente, la gallina recordaba que se había recortado contra el aire al borde del tejado, pronta a renunciar. En esos momentos llenaba los pulmones con el aire impuro de la cocina y, si les hubiese sido dado cantar a las hembras, ella, si bien no cantaría, por lo menos quedaría más contenta.  Aunque ni siquiera en esos instantes la expresión de su vacía cabeza se alteraba. En la fuga, en el descanso, cuando dio a luz, o mordisqueando maíz, la suya continuaba siendo una cabeza de gallina, la misma que fuera desdeñada en los comienzos de los siglos. 
     Hasta que un día la mataron, la comieron, y pasaron los años.


En Cuentos reunidos, Alfaguara, 2002 / De Lazos de familia (1960) / Traducción de Cristina Peri Rossi / 
Clarice Lispector (Chechelnik, Ucrania, 10 de diciembre de 1920 – Río de Janeiro, Brasil, 9 de diciembre de 1977) / Fotos: Jmp