jueves, 30 de septiembre de 2021
NIEVES VIVIANI La canción del fuego haciéndose en nosotros
viernes, 17 de septiembre de 2021
PEDRO DONANGELO El tono impuro de lo que pienso
viernes, 10 de septiembre de 2021
INÉS ARÁOZ El amor de dos poetas, solos, en el centro del poema
jueves, 9 de septiembre de 2021
FABIÁN CASAS Le escribo para decirle que he vuelto, esta mañana, a leer sus versos
domingo, 5 de septiembre de 2021
JOSÉ SARAMAGO El arco iris vuelve todas las noches
29
Se levantó entonces un gran viento que
barrió de punta a punta entre el mar y la frontera la tierra de los hombres
Durante tres días sopló constante
arrastrando las nubes de los incendios y el olor de la carne muerta de los
invasores
Durante tres días los árboles fueron
sacudidos pero ninguno arrancado porque este viento era como una mano tan sólo
firme
Los armazones de los animales mecánicos
rodaban por la llanura como arbustos desenraizados y todo era arrastrado hacia
lo lejos hacia las tierras donde nacen las pesadillas y el terror
Después llovió y la tierra se quedó de
pronto verde con un enorme arco iris que no se desvaneció ni cuando el sol se
puso
Esa primera noche nadie durmió y toda la
gente salió de las ciudades para ver mejor los siete colores contra el fondo
negrísimo del cielo
Y hubo quien lloró de rodillas sobre la
tierra blanda sobre las hierbas que exhalaban el vertiginoso olor del humus
Y hubo quien ininterrumpidamente cantó
una extática melodía no oída hasta entonces que era el largo suspiro sollozo de
la vida que naciendo se sofoca plena en la garganta
Y por los campos ardieron hogueras
altas que hicieron de la tierra vista desde el espacio otro cielo estrellado
Y un hombre y una mujer caminaron entre
la noche y las hierbas naturales y fueron a tumbarse en el hermoso lugar donde
nacía el arco iris
Allí se desvistieron y desnudos bajo
los siete colores fueron toda la noche un ovillo de vida susurrante sobre la
hierba pisada y olorosa de las savias derramadas
Mientras lejos en el mar el otro
extremo del arco iris se sumergía hasta el fondo de las aguas y los peces
deslumbrados giraban alrededor de la luminosa columna
El día amaneció en una tierra libre por
donde corrían sueltos y claros los ríos y donde las montañas azules apenas
reposaban sobre la llanura
La mujer y el hombre volvieron a la
ciudad dejando por el suelo un rastro de siete colores lentamente diluidos
hasta fundirse con el verde absoluto de los prados
Aquí los animales verdaderos pastaban
alzando sus hocicos húmedos de rocío y los árboles se cargaban de frutos
pesados y ácidos mientras en su interior se preparaban las dulces combinaciones
químicas del otoño
Entretanto el arco iris vuelve todas
las noches y eso es una buena señal
En
Poesía, Alfaguara, Madrid, 2003 /
Versión de Ángel Campos Pámpano / De El
año de 1993, 1987
José
de Sousa Saramago (Azinhaga, Portugal, 12 de noviembre de 1922 – Tías, España, 18
de junio de 2010) / Foto: jmp
sábado, 4 de septiembre de 2021
HORACIO ZABALJÁUREGUI Tres poemas
NUNCA VOLVERÉ A ENAMORARME ASÍ
Nunca volveré a enamorarme así, dice
como en una canción
en la luna del espejo, dice,
como un caracol en el filo de la navaja,
nunca volveré,
al páramo del mundo, al ritual,
al lugar común, a invocar
al encantamiento, a la divina ceguera
dice, choose me,
nunca volveré
al uroboro cazabobos sin fin
a la pura pasión
a ser el vértice, el vórtice, dice,
en la luna del espejo
en la imagen muda, otra
nunca descuartizado y disperso
cuando me miras, dice,
tu mirada perdida en la copa del paraíso
a donde van las miradas perdidas
a la copa del árbol que se enciende
dice en negrita
de lo que están hechos los sueños
y polvo será
la memoria, el sueño de otro
instantes que hacen foto allí
en el sentido viciado
en el desierto tentacular
en cinta sin fin, dice,
al cabo, lo que no dejan vivir
ramalazos que no cesan, dice,
la voz de lo que no fue una foto
dice, choose me,
nunca para siempre
cazabobos sin fin, el destino
DONDE SOPLA LA SED
Donde sopla la sed
enciende y apaga
la víscera cordial
la bóveda de la noche
el desierto del corazón
enciende y apaga
el faro del mundo
el ídolo de los náufragos
enciende y apaga
escande como las sirenas
la memoria del desastre
donde sopla la sed
LA CAMPANA, EL PÁJARO QUE ABRE
LAS ALAS
La
campana, el pájaro que abre las alas
lo que
llena el ojo y encandila
la
estampida de la lluvia
el
resplandor de la voz
la
pasión
el
molde del alma
que
encadena a las entrañas
la
exhalación, el claro
el bosque
alta marea
todo
eso
como
si fuera el horla en tu respiración
en el
temporal de los jadeos
el
recomenzar de la lluvia
como
se amartilla el deseo
así
vuelve a llenar
lo que
impostado se vacía
y ahueca el ala.
En
revista de poesía Último Reino,
número doble 24/25, Buenos Aires, 1998 / Director: Víctor Redondo /
Horacio
Zabaljáuregui (América, provincia de Buenos Aires, 11 de mayo de 1955) /
Selección y fotos: jmp
miércoles, 1 de septiembre de 2021
GUSTAVO BORGA Me levanté y comencé a escribir
Caí
de
rodillas
el día
que el
sol
me
atravesó
me
levanté
y
comencé
a
escribir
con una mano
escribe
con la
otra
asfixia
a un
niño.
en una habitación oscura
fue
asesinado un hombre
que
huele a mierda
siete
niños
lo
miran en silencio
en sus
manos rojas
pedazos
rojos de vidrios.
el caballo que viste
fugazmente
desde la ventana
del colectivo
(el animal estaba solo
parado en cuatro patas
en medio del campo)
era yo
yo me llamo Gustavo
Gustavo Borga me llamo
Soy tu espejo.
*
antes de morir
mi padre
me regaló
su reloj
yo lo vendí
compré libros.
mi madre
no me bañaba
nunca
sin embargo
yo tenía los ojos limpitos
acostado
en el suelo
miraba ángeles en el cielo.
¿Solo yo vi
la
mariposa azul
que
entró al velorio?
No
Vos
también la viste
No lo
digas nunca
La
mariposa azul
Se
posó en los labios
De la
niña muerta
Yo
tampoco
Lo
diré nunca.
Se fue
La
mariposa azul
Nadie
la vio.
En
revista de poesía La Guacha, número
27, julio de 2007, Buenos Aires, Argentina. Editores: Claudio Lo Menzo y Javier
magistris / Selección y fotos: jmp /
Gustavo
Borga (Villa Nueva, provincia de Córdoba, 7 de diciembre de 1960) /