A LUIS ZUBILLAGA
Este
es el día en el que Rimbaud
“el
joven”
dirá
vocales
vuestro
origen eterno.
El
día alquímico
en
el que pueden verse
paz de
arrugas profundas
en
nuestras propias frentes.
Serie
primera:
las
vocales.
Lo
que pertenece a la “voz”.
El
flamear de la laringe.
UI
/ U- I / A- A
U:
la materia. La “cosa”.
I:
el sonido interno- intuido- de la energía.
A:
El espíritu
o el “ser”
o la esencia.
El
silencio.
UI / U- I / A- A
Disposición
silábica:
UI:
1 silaba: la materia y el sonido interno,
casi inaudible, de la energía
U- I: (separadas por el análisis)
A:
El Espíritu
del Todo
A 2°: El espíritu
de la
parte.
Primero
la materia y el sonido
de
la materia sutilizada llamada energía,
ante
la “presencia”
tacita
del denominado
“espíritu”.
Luego
una “audición”
—no
necesariamente con los oídos—
—del
sonido “pensado” (no te preguntes por quien).
Le
sigue el Espíritu grande.
Y
después el espíritu pequeño.
Se
trata de un triangulo equilátero con la U y la
I
en
los vértices de su cara de base y
en
su vértice superior el Espíritu,
espejado
a partir de la base.
En
el vértice inferior resultante por
pivoteo,
también
el espíritu.
“Arriba
y abajo”.
que
se agrupa en racimos,
parece
eternizarse y al tiempo se corrompe.
Para
continuar mutando—
que
aquí no significa enmudecer.
Todo
se esta “viniendo”, devenido—
de una forma a otra y otra.
Y
así.
Lo
nombrado se constituye —aunque sea un
instante.
Lo
formado se separa.
(Una
mentira aceptada por todos para mantener las “formas” de nuestra simulación)
Lo
que la “voz” desencadena —lo que se nombra.
Y
viene.
Nombre
y Forma:
lo
particular, lo cambiante,
lo
inestable, lo corroído, que viene y se va.
El
cantar de los átomos.
El proceso de “vida de las
formas”:
Proto forma (lo informe)
Pre forma.
Forma.
Disolución
de la forma.
El
análisis disgrega la “película” y la examina,
cuadro
por cuadro.
La
mente
no
alcanzar a “leer”
el mensaje
del viento.
Ni
escucha el sonido
de
lo que se mueve.
Entonces,
lo “cristaliza”
y
trata de hacerlo entrar
le
pone normas.
“¡Oh,
vana ilusión!”
Si
este continuo proceso de reflejos no se interrumpiera, los estamentos se enancarían
unos con los otros. Y el trabajo de separarlos desembocaría en la locura.
Los
nombres invocan, llaman, “dicen”; remiten a filiaciones, a herencias no
solamente materiales.
Se
deduce una agrupación por afinidad energética,
sonora.
De ecualizaciones,
constituciones
anteriores igualmente pasajeras,
una
escritura de nubes.
¿Y
del Espíritu,
del ser,
o de la
esencia,
que
podría decirse?
Nada.
Toda
comparación es odio.
(el
experimento es ine—narrable)
Por
eso al Todo se lo llama
Nada.
Uno—
es un decir—
se
encuentra con otros—
es
otro
decir.
Personas
conocidas
desde
siempre.
Segunda
serie: Las consonantes.
Tercera
serie: Las silabas.
Cuarta
serie: Los semas.
Acerca
de esto queda
mucho
por decir.
Pero
sobre todo
queda
mucho
por callarse.
Texto
inédito de Rubén de León (13 de septiembre de 1943), dedicado al compositor y
educador Luis Zubillaga (Buenos Aires, 21 de junio de 1928 - 1995). Imagen:
“Aquella tarde en aquella casa”, 1979. Para 15 instrumentos.
“El mundo es el mundo
porque uno conoce el hacer implicado en hacerlo así. Si uno no conociera el hacer
del mundo, el mundo sería distinto.” (LZ)
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