lunes, 4 de julio de 2016

Rubén de León, Este es el día en el que Rimbaud



A LUIS ZUBILLAGA

Este es el día en el que Rimbaud
“el joven”
dirá vocales
vuestro origen eterno.
El día alquímico
en el que pueden verse
                                        paz de arrugas profundas
en nuestras propias frentes.

Serie primera:
las vocales.
Lo que pertenece a la “voz”.
El flamear de la laringe.

        UI / U- I / A- A
U: la materia. La “cosa”.
I: el sonido interno- intuido- de la energía.
A: El espíritu
     o el “ser”
     o la esencia.
El silencio.

        UI / U- I / A- A
Disposición silábica:
        UI: 1 silaba: la materia y el sonido interno,
               casi inaudible, de la energía
       U- I: (separadas por el análisis)
       A:      El Espíritu
                                     del Todo
       A 2°: El espíritu
                                     de la parte.

Primero la materia y el sonido
de la materia sutilizada llamada energía,
ante la “presencia”
tacita
                                 del denominado “espíritu”.
Luego una “audición”
no necesariamente con los oídos
del sonido “pensado” (no te preguntes por quien).
Le sigue el Espíritu grande.
Y después el espíritu pequeño.

Se trata de un triangulo equilátero con la U y la I
en los vértices de su cara de base y
en su vértice superior el Espíritu,
espejado a partir de la base.                                                                                           

                                                                                                  
En el vértice inferior resultante  por pivoteo,
también el espíritu.
“Arriba y abajo”.

La Materia, ese misterio denso ante los ojos,
que se agrupa en racimos,
parece eternizarse y al tiempo se corrompe.
Para continuar mutando
que aquí no significa enmudecer.
Todo se esta “viniendo”, devenido
de  una forma a otra y otra.
Y así.
Lo nombrado se constituye aunque sea un instante.
Lo formado se separa.
(Una mentira aceptada por todos para mantener las “formas” de nuestra simulación)
Lo que la “voz” desencadena lo que se nombra.
Y viene.
Nombre y Forma:
lo particular, lo cambiante,
lo inestable, lo corroído, que viene y se va.
El cantar de los átomos.

El proceso de “vida de las formas”:
Proto forma (lo informe)
Pre forma.
Forma.

Disolución de la forma.

El análisis disgrega la “película” y la examina,
cuadro por cuadro.
La mente
no alcanzar a “leer”
                                  el mensaje del viento.
Ni escucha el sonido
de lo que se mueve.
Entonces, lo “cristaliza”
y  trata de hacerlo entrar
le pone normas.
“¡Oh, vana ilusión!”
Si este continuo proceso de reflejos no se interrumpiera, los estamentos se enancarían unos con los otros. Y el trabajo de separarlos desembocaría en la locura.

Los nombres invocan, llaman, “dicen”; remiten a filiaciones, a herencias no solamente materiales.
Se deduce una agrupación por afinidad energética,
sonora.  De ecualizaciones,
constituciones anteriores igualmente pasajeras,
una escritura de nubes.

¿Y del Espíritu,  
                           del ser,
                                        o de la esencia,
que podría decirse?
Nada.

Toda comparación es odio.
(el experimento es inenarrable)

Por eso al Todo se lo llama
Nada.

Uno
         es un decir
se encuentra con otros
                                         es otro
                  decir.
Personas conocidas
desde siempre.

Segunda serie: Las consonantes.
Tercera serie:   Las silabas.
Cuarta serie:    Los semas.

Acerca de esto queda
mucho
             por decir.
Pero sobre todo
queda mucho
                         por callarse.





Texto inédito de Rubén de León (13 de septiembre de 1943), dedicado al compositor y educador Luis Zubillaga (Buenos Aires, 21 de junio de 1928 - 1995). Imagen: “Aquella tarde en aquella casa”, 1979. Para 15 instrumentos.
“El mundo es el mundo porque uno conoce el hacer implicado en hacerlo así. Si uno no conociera el hacer del mundo, el mundo sería distinto.” (LZ)

No hay comentarios: