A la menor distracción,
a la interrupción inhóspita de propósito
se la quitaba del tiempo raso,
no podíamos pensar sino en sobrevivir
en la inclemencia del istmo
ampliado sin contornos. Cubríamos
los días así:
cazar, explorar y por dentro
medir los cambios,
anotarlos,
leer
escribir cartas con nostalgia de no enviarlas.
Sin más,
el tiempo causaba ahogo, pero así era
el invierno así lo regía y lo hace.
En el día tantas veces
la carne a fuerza de embozarse hay
que verla oscura, de trabajo interno y asombro,
claridad en penumbras. Pero
prefería ese claustro
al infierno centro de Corner.
Entre camaradas que hablan lenguas
cada vez menos extrañas,
había que verlo, ah! Sí señor
aún conservo esas notas.
La montaña, ralo su cuerpo, larga esos vientos con furia;
ninguna palabra en esta densa tela de aire
podría persistir.
Fuera de la casa-habitación
mantenemos el más íntimo silencio
en diálogo.
En: “Desocupez”, Ediciones del Dock, 2010.
Emiliano Luna nació en San Justo en 1976. Vive en City Bell. Poeta y docente.
Imagen: detalle de tapa.
2 comentarios:
hermoso, te felicitito
muy bello
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