Una palabra cualquiera
no es una palabra cualquiera,
no se parece al cuerpo que la dijo,
no tiene manos, ni pies, ni amora
como un mortal. Lo que nombra
tiene mares que llevan lejos.
A su casa todos pueden entrar
y su tiempo no cesa
en cada boca. Espera
viajes por el agua oscura que
lleva tu nombre.
En “El emperrado corazón amora”, Seix Barral, Planeta, 2011.
Juan Gelman, Buenos Aires, 1930.
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