Agualava cae de mi sexo.
Aguafuerte de químicos poderes.
Agua de prisión desmedida.
Agua de pequeña prostituta subterránea.
Agualava cae de mi sexo.
Pintado artilugio de mis labios.
Agualava aguaceite en borbotón de añeja ingle carcomida.
Agualava aguaceite de espeso puntapié en caída libre.
Agualava en queja de paracaídas.
Agualava en frotación constante.
Agualava por vos mi amor de veinte identidades.
De a sorbos te ofrezco mi agualava paraíso.
Mi rocío de muslo disgregado.
Yo te ofrezco mi dulce artimaña de gacela.
Mi amague de nudo.
El ardor de mi ojo de circo.
O el timbal de cópula en permanencia.
Gruta áspera de pico que penetra
la púrpura pluma de aire cuando gozo.
Agualava y su fluir en cauce anónimo.
Agualava y su tambor en talle de gladiolo.
De gorjeo.
De gruta acorazada.
Agualava por vos mi amor de quince abrazos.
Agualava aguapéndulo de piedra para ser fundida en franja de furia.
al hombre manta de silencio
sólo si así alguien me penetra
yo florezco en cada espacio de polvo que me sobrevuela
sólo si así me dicen me contraen me retuercen con mano de estigma
si así me aplastan me lamen me aprisionan
aunque haya este vidrio esta pena
estos huecos exagerados en mi memoria
al hombre de flecha de imán húmedo
Como la poderosa anémona de la vigilia.
Como una púa perpetua tatuando tus mejores muslos.
Como la serpiente enemistada de la selva
te atrapa mi cardumen infinito,
mi nalga abierta,
el ruido tempestuoso de mi aire viciado.
Te atrapa solamente con la punta de sus piernas
mientras los curiosos caen como velas absurdas.
Tu piel de escamas de lobo.
Tu cuello violeta entre la noche.
Tus manos enormes cediendo paso en este lago leve de mi cuarto.
Cuando te encuentro siempre finjo ser inocente.
Sin embargo te atrapo cadenciosamente
con lenguas tenaces,
con mi filoso jadeo de ermitaña,
con mi camisón de seda verde.
Te atrapo en el sinuoso paraíso infame del sexo.
Porque hacerte el amor es parte de mi rito
como lamer el espacio vacío en tus rodillas
o conquistar los nudos de nuestro pasado inservible.
Hacerte el amor es parte de mi fuerza.
Todo bajo la antorcha muriendo.
Todo por sobre los otros.
Por sobre la noche ácida de mi vida.
Mejor pensar que los osos temibles de la infancia no vuelven.
Mejor hacerte el amor
como la reina exiliada
y tocar tu hueso absoluto
y traerte hasta mí.
Animal desatado en mi tormenta.
Bestia infiel reviviendo en mi cama.
En “Agualava”, Atuel, Buenos Aires, 2009.
Patricia Díaz Bialet nació en Buenos Aires el 7 de abril de 1962. Poeta y periodista.
Imagen: Tapa de Agualava.
1 comentario:
excelente ritmo poético el de esta escritora, causa placer encontrarse con sus obras, gracias
Publicar un comentario