SIETE ROSAS MÁS TARDE
OÍ DECIR
Oí
decir que hay
en el
agua una piedra y un círculo
y
sobre el agua una palabra
que tiende
el círculo en torno a la piedra.
Vi que
mi álamo bajaba al agua,
vi
cómo su brazo se aferraba a la profundidad,
vi sus
raíces hacia el cielo suplicando la noche.
No corrí
tras él,
sólo recogí
del suelo aquella migaja,
que
tiene la forma y la nobleza de tu ojo,
te quité
del cuello la cadena de las sentencias
y orlé
con ella la mesa donde ahora estaba la migaja.
Y no
volví a ver a mi álamo.
BRILLO
Con
silencioso cuerpo
yaces
en la arena a mi lado;
sobre
ti, las estrellas.
………………………………..
¿Refractó
un rayo
hacia
mí?
¿O fue
la vara
rota
sobre nosotros
la que
así brilla?
JUGANDO CON HACHAS
Siete horas
de la noche, siete años en vela:
jugando
con hachas,
yaces
a la sombra de erguidos cadáveres
-¡oh árboles
que no talas!-,
de
cabecera el lujo de lo callado,
la
bagatela de las palabras a los pies,
yaces
y juegas con las hachas-
y al
fin refulges como ellas.
PLAYA BRETONA
Reunido
está cuanto vimos
en la
despedida tuya y mía:
el
mar, que nos lanzó noches a tierra,
la
arena, que con nosotros las cruzó,
el
brezo rojo oxidado arriba,
en
donde nos aconteció el mundo.
DE A DOS
De a
dos nadan los muertos,
de a
dos, bañados en vino.
En el
vino que sobre ti vertieron
nadan
los muertos de a dos.
Trenzaron
sus cabellos en esteras,
cohabitan
entre sí.
Tú, lanza
otra vez tu dado
y sumérgete
en un ojo de los dos.
EL HUÉSPED
Mucho antes
de anochecer
entra
en tu casa quien con lo oscuro el saludo cruzó.
Mucho
antes de amanecer
despierta
y
atiza, antes de irse, un sueño,
un
sueño resonante de pasos:
le
oyes recorrer las lejanías
y
hacia allí lanzas tu alma.
CON LLAVE CAMBIANTE
EPITAFIO PARA FRANÇOIS
Las
dos puertas del mundo
están abiertas:
están abiertas:
abiertas
por ti
entre dos noches.
entre dos noches.
Las
oímos golpear y golpear
y llevamos lo incierto,
y llevamos lo vivo a tu siempre.
y llevamos lo incierto,
y llevamos lo vivo a tu siempre.
Octubre de 1953
TAMBIÉN ESTA NOCHE
Con mayor
plenitud,
pues
también cayó nieve sobre este
mar en
que nada el sol,
florece
el hielo en las cestas
que
llevas a la ciudad.
Arena
pides
por él,
pues
la última
rosa
en casa
quiere
también esta noche ser nutrida
de la
hora que corre.
CON LLAVE CAMBIANTE
Con
llave cambiante
abres la casa en la que se arremolina
la nieve de lo callado.
Según la sangre que te brote
de ojo, boca u oído
cambia tu llave.
Cambia tu llave, cambia la palabra
que puede arremolinarse con los copos.
Según el viento que te empuje
se aglomera la nieve en torno a la palabra.
abres la casa en la que se arremolina
la nieve de lo callado.
Según la sangre que te brote
de ojo, boca u oído
cambia tu llave.
Cambia tu llave, cambia la palabra
que puede arremolinarse con los copos.
Según el viento que te empuje
se aglomera la nieve en torno a la palabra.
LOS CAMPOS
Siempre
el mismo, aquél álamo
al
filo del pensamiento.
Siempre
el dedo que se alza
en la
linde.
Mucho
más adelante
vacila
el surco en la tarde.
Pero
la nube: pasa.
Siempre
el ojo.
Siempre
el ojo cuyo párpado
alzas
al resplandor
de su
hermano bajado.
Siempre
ese ojo.
Siempre
ese ojo, cuya mirada
envuelve
al mismo álamo, a aquel.
RECUERDO
Con
higos sea nutrido el corazón
en que la hora recuerda
el almendrado ojo del muerto.
Nutrido con higos.
Escarpada, al soplo del mar,
la zozobrada
frente,
la rocosa hermana.
Y aumentado por tus canas
en que la hora recuerda
el almendrado ojo del muerto.
Nutrido con higos.
Escarpada, al soplo del mar,
la zozobrada
frente,
la rocosa hermana.
Y aumentado por tus canas
el
vellón
de la nube estival.
de la nube estival.
HACIA LA ISLA
OJO DEL TIEMPO
Este es
el ojo del tiempo:
bizquea
bajo
ceja de siete colores.
Su párpado
es lavado por fuegos,
su lágrima
es vapor.
La estrella
ciega vuela a él
y se
funde en la pestaña más ardiente:
va
templándose el mundo
y los
muertos rebrotan y florecen.
LEVANTES LA PIEDRA QUE LEVANTES
Levantes
la piedra que levantes-
despojas
a
quienes precisan el amparo de las piedras:
desnudos
renuevan
ahora el enredo.
Tumbes
el árbol que tumbes-
construyes
el
lecho en donde
las
almas una vez más se estancan
como
si no vibrara
también
este
eón.
Digas
la palabra que digas-
agradeces
el
deterioro.
En De
umbral en umbral (segundo libro de Celan, 1955), Ediciones Hiperión, España
(primera edición 1985; cuarta edición 2000). Traducción y notas de Jesús Munárriz.
Edición bilingüe. Selección de textos Jmp
Paul Celan (Csernowitz, Rumanía, 23 de
noviembre de 1920 - París, Francia, 20 de abril de 1970). Foto: Jmp
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