EL HOYO
Cuando el hombre que cavó un hoyo hasta el
centro de la Tierra se dispuso a regresar de las profundidades, se sorprendió
al comprobar que sus ojos tenían la facultad de ver cosas que no podían ver los
demás seres humanos. Pero ¡pobre hombre!, ya no estaba acostumbrado a la
superficie… Y a pocos días de andar sobre el planeta, desesperado, violento,
trágico, se precipitó por el hoyo que él mismo había cavado hasta el fondo de
la Tierra. Pero no, no se suicidaba. Su cuerpo cayó allá abajo como una semilla
en el surco. Sus ojos crecían hacia dentro como las raíces…
En:
Los relámpagos lentos, Sudamericana, 1966. Foto: Jmp
Manuel
Antonio Cabral Tavárez (República Dominicana, 7 de marzo de 1907 - 14 de
mayo de 1999).
No hay comentarios:
Publicar un comentario