jueves, 24 de noviembre de 2016

Ida Vitale, La emigración de las certezas


CAPÍTULO

DONDE AL FIN SE REVELA
QUIÉN FUI, QUIÉN SOY,
MI FINAL PARADERO,
QUIÉN ERES TÚ, QUIÉN FUISTE,
TU PARADERO PRÓXIMO,
EL RUMBO QUE LLEVAMOS,
EL VIENTO QUE SUFRIMOS,
Y DONDE SE DECLARA
EL LUGAR DEL TESORO,
LA FÓRMULA IRISADA
QUE CLARAMENTE
NOS EXPLICA EL MUNDO.

Pero luego el capítulo
no llegó a ser escrito.




EN QUEVEDO

Un día
se sube del polo al ecuador
                                       se baja
de los plumones de paraíso
a la artesa de sangre donde cae
la cuenta más certera

por quedarse excavando en Quevedo
querube de odios nítidos
luciferinos bríos
cómodo en las cuatro postrimerías del hombre
muerte      juicio      infierno      gloria.


RESPUESTA DEL DERVICHE

Quizás
la sabiduría consista
en alejarse si algo vibra
a nuestro movimiento
(porque la horrible araña
cae sobre la víctima)
para ver,
              refleja como una estrella,
la realidad distante.

De ese modo
la situación florece a nuestros ojos
—o pierde
               uno a uno
                              sus pétalos—
como una especie vista
por primera vez.
Y juzgaremos triste,
                             vano zurcido
que nada repara,
el dibujo trivial de nuestro gesto,
improbable amuleto
contra la emigración de las certezas.


REUNIÓN

Érase un bosque de palabras,
una emboscada lluvia de palabras,
una vociferante o tácita
convención de palabras,
un musgo delicioso susurrante,
un estrépito tenue,
un oral arcoiris de posibles
oh leves leves disidencias leves,
érase el pro y el contra,
el sí y el no,
multiplicados árboles
con voz en cada una de sus hojas.

Ya nunca más, diríase,
el silencio.



En: Antología de la poesía Hispano-Americana, Fondo de Cultura Económica, México, 1985.
Ida Vitale (Montevideo, Uruguay, 1923).

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